Desde hace meses, combatientes ligados a Al-Qaeda vienen aprovechando la revolución egipcia para hacer del Sinaí un santuario y una base de ataques, en particular contra Israel. El Ejército egipcio intenta retomar el control de la península. Su tarea será difícil. La revolución egipcia desvió la atención de los acontecimientos que se desarrollan en la península del Sinaí desde hace varios meses. Israel había constatado la instalación de fuerzas terroristas ligadas en particular a Al-Qaeda, pero también al Hamas palestino y al ala dura de los Hermanos Musulmanes egipcios. El 3 de noviembre de 2010, un alto jefe perteneciente a la organización El Ejército del Islam fue muerto en una "operación selectiva". Muhammad Namnam, de 26 años, encontró la muerte en la explosión de su vehículo, alcanzado por un misil. En ese entonces, revelamos la información de que ningún misil israelí había intervenido sino que se trataba más bien de un misil estadounidense lanzado desde una nave de patrulla en el Mediterráneo. Los estadounidenses habían apreciado muy poco el ataque a su fuerza multinacional de observadores en el Sinaí (FMO) por parte de islamistas cercanos a Al-Qaeda. Desde entonces, la situación siguió degradándose al punto que, según el ex embajador israelí en El Cairo, Zvi Mazel, "expertos militares egipcios, interrogados por el diario Al-Masry Alyom, han confirmado que Egipto ha perdido el control del Sinaí". Las fuerzas egipcias decidieron, por lo tanto, finalmente, en especial bajo presión estadounidense, intervenir en la península del Sinaí, su primera operación militar desde la caída del régimen de Hosni Mubarak. Israel autorizó el ingreso de tropas que estaban hasta ahora limitadas por el acuerdo de paz firmado en Camp David el 17 de septiembre de 1978. El 15 de agosto de 2011, tres brigadas de 1.700 soldados egipcios apoyados por tanques, y otro tanto de policías especiales y 3.400 miembros de los efectivos de seguridad fueron enviados a las ciudades del norte de El Arish, Cheikh Zoweid y Rafah, que separan Egipto de la Franja de Gaza. La terminal de Rafah había sido reabierta el 1º de junio de 2011 para poner fin al enclave de Gaza, sometida a un bloqueo por parte de Israel. Pero las autoridades egipcias tuvieron que limitar el número de pases por día para prohibir a los militantes islámicos entrar al Sinaí. Hubo enfrentamientos entre el Ejército egipcio y elementos del Ejército de Liberación Islámica que, según un comunicado de El Cairo, dejaron un muerto y 11 prisioneros, entre ellos 4 palestinos. Las fuentes militares israelíes informaron de la captura de tres oficiales egipcios, sin que se sepa la suerte que les fue reservada. Combatientes aguerridos Israel había denunciado, desde 2010, una concentración de células de Al-Qaeda en el Sinaí, que se desarrollaban gracias a la llegada de militantes provenientes de la Franja de Gaza. Los cinco sabotajes contra el oleoducto que lleva gas hacia Israel y Jordania obligaron a los egipcios a reaccionar. Los israelíes, apoyados por los estadounidenses, impulsaron a las autoridades egipcias a restaurar la ley y el orden en el norte del Sinaí para evitar tener que intervenir ellos mismos. Por otra parte, informaron a las nuevas autoridades que numerosas fábricas de armamento de Hamas fueron instaladas en el Sinaí para colocarlas al abrigo de los ataques israelíes. Las tropas egipcias no tendrán una tarea fácil ya que deben localizar a los islamistas atrincherados en las montañas del Sinaí, donde se asentaron cuando supieron que estaban en la mira del nuevo régimen egipcio. Los soldados egipcios deberán intervenir en zonas escarpadas, entre los 1.000 y los 2.500 metros de altitud, para enfrentar a varios millares de islamistas aguerridos, bien organizados y fuertemente armados. Esas tropas rebeldes gozan, además, de la estructura natural de la región con sus cursos de agua profundos, pequeños bosques densos y una fauna abundante que les sirve de alimento. Dirigidos por jefes formados en Afganistán, son capaces de resistir a un ejército regular. El apoyo de los beduinos Los islamistas gozan del apoyo de millares de beduinos, con los cuales comparten armas y mercancías de contrabando. Uno de los principales proveedores de armas del Hamas, El-Mabhouh, desparecido en condiciones misteriosas en Dubai, era sospechado de pagar en especies a los jihaidistas contrabandistas, encargados de enviar las armas hasta los túneles de Gaza. Según las fuentes militares israelíes, los blindados egipcios no logran por sí solos alcanzar su objetivo y acabar con los insurgentes. Los militares egipcios necesitarán un apoyo aéreo. Los drones también serán necesarios para recoger información sobre los movimientos del enemigo pero Egipto no posee aún ese tipo de aviones robot, aunque parece que Israel está dispuesto a aportar una ayuda técnica a las fuerzas egipcias. Los israelíes son conscientes del peligro que representa el Ejército Islámico de Liberación, cuya ambición es federar las tribus beduinas, los palestinos de Gaza afiliados al salafismo extremista, los partidarios de la Yihad islámica fugados de las prisiones egipcias y los militantes de Al-Qaeda que se han infiltrado desde Afganistán y Pakistán. El Ejército del Islam, organización salafista que se identificaba con la causa de Bin Laden, organiza ataques terroristas tanto contra objetivos israelíes como estadounidenses. Opera contra bases estadounidenses instaladas en la península del Sinaí en cooperación con elementos del Hamas. El 2 de agosto de 2010, el puerto jordano de Akaba fue el blanco de dos misiles Grad que habían causado daños importantes en el Hotel Intercontinental, aparentemente destruido. Al mismo tiempo, la base estadounidense de Al Gura que comanda las fuerzas internacionales en el Sinaí era también atacada. La audacia de estos ataques demuestra que Al-Qaeda dispone en el Sinaí de la logística y de los equipamientos para desafiar las fuerzas internacionales. Las autoridades militares israelíes están inquietas. Temores reavivados por dos atentados el 18 de agosto contra un autobús civil israelí, alcanzado por un misil antitanque, que bordeaba la frontera egipcia hacia Eilat. Hubo muertos e intercambios de disparos entre los terroristas y el Ejército israelí. La voluntad de los islamistas de deslocalizar los ataques fronterizos desde Gaza hacia Egipto, que consituye para ellos un santuario al abrigo de los golpes del Ejército israelí, podría llevar a un deterioro rápido de las relaciones entre Israel y el nuevo régimen egipcio y acarrear represalias. Es evidentemente el objetivo que quieren alcanzar los islamistas. Por el momento, los militares israelíes siguen convencidos de que los egipcios tienen la decisión de retomar el control del Sinaí. Pero también empezaron a trabajar en nuevos métodos de entrenamiento de los conscriptos y de los reservistas para formarlos en el combate en el desierto si ello fuese necesario para garantizar la seguridad de Israel. http://benillouche.blogspot.com/ Traducción de Infobae America