En estos tiempos, Lionel Messi, antes, Diego Maradona, también Máxima Zorreguieta, el papa Francisco y ahora la posibilidad de Susana Malcorra en lo alto de la ONU. Algo pasa para que este país alejado, mezcla de sangres de todas partes del mundo, produzca tantas individualidades de nivel internacional. A la lista hay que sumarle la enorme cantidad de figuras históricas de relevancia, más los científicos, los profesionales, los deportistas y los especialistas en infinidad de otros rubros que, nacidos en nuestra vasta geografía, logran destacarse por todos los rincones de la Tierra. Un número sin dudas poco común para una nación de nuestro tamaño e importancia.
Algunos sostienen que esto tiene que ver precisamente con esa misma mezcla de orígenes y nuestro espíritu inmigrante. Otros, con nuestra enorme y sofisticada clase media, que, aunque muy golpeada, nos distingue en la región. También se piensa que es el fruto de nuestro sistema de educación, que desde hace más de un siglo hornea generaciones y generaciones de gente preparada. Pero por la razón que fuere, ya a esta altura deberíamos tomarlo como un dato de la realidad y más que usarlo sólo para inflar nuestro ya muy desarrollado ego nacional, al decir de nuestros hermanos y vecinos, deberíamos utilizarlo para alcanzar algunos objetivos más concretos que produzcan beneficios a todos los otros compatriotas que permanecemos por aquí, en el fin del mundo. Continuar leyendo