Una apuesta fuerte de Macri en política exterior

El presidente Mauricio Macri se prepara para producir un hecho impactante en la política exterior de la Argentina: presentarse como miembro adherente de la Alianza del Pacífico que integran Chile, Colombia, Perú y Mexico.

Macri considera que la Argentina puede protagonizar el papel de un país que arrastre al Mercosur a sellar una unión con ese otro bloque comercial, más afín al libre comercio que a los limitados alcances de una Unión Aduanera.

La Argentina durante el kirchnerato repelió toda gestión diplomático-comercial que oliera a libre comercio. Como poseída por una alergia ancestral a esa manera de interconectar las economías regionales, el país se esforzó en encerrarse en los limitados alcances de una UA que siempre basan su alianza en aranceles externos comunes para poner barreras a la relación comercial con otros países o bloques del mundo.

De ese modo el país retrasó toda negociación con la Unión Europea y echó literalmente a las patadas a George Bush de Mar del Plata cuando en La Cumbre de las Américas de 2005 el norteamericano propuso el ALCA, el acuerdo de libre comercio de too el continente.

Ahora Macri viajará en visita de Estado a Colombia entre el 15 y 17 de junio para verse con el presidente Santos, un fuerte impulsor de la iniciativa Argentina. Y el 30 de junio estará como miembro observador en Santiago de Chile en la cumbre de presidentes del bloque.

El Gobierno se prepara para agilizar las obras binacionales del paso ferrocarretero de Agua Negra en San Juan para producir un hecho concreto que mejore la conexión de todo el Mercosur con los puertos chilenos del Pacífico para, desde allí acceder a los mercados de Asia y Oceanía.

Lo países de la costa pacífica de América siempre tuvieron una propensión mucho más notoria hacia el comercio libre que los países del Atlántico. DE esa tradición se tomaron los Kirchner para salir eyectados de cualquier posibilidad que involucrara a la Argentina con negociaciones de esas características.

La Alianza es un bloque regional pero su importancia no termina en las estrechas fronteras latinoamericanas. Hace escasos meses el presidente Obama y otros siete jefes de Estado de la cuenca del Pacífico lanzaron el TPP (por sus siglas en inglés Trans Pacific Partnership) para organizar lo que sería el acuerdo de libre comercio más grande del mundo entre EEUU, Canada Australia, Japón, Malasia, México, Perú y Vietman. Si, sí: Vietnam, el mismo país que propuso una guerra en la que murieron centenares de miles y que financió el genocidio camboyano del Khemer Rouge (que asesinó a 2 millones de personas), está de socio ahora con el capitalismo norteamericano.

Pero más allá de estas paradojas que solo puede explicar el nivel que en ciertos momentos puede alcanzar la estupidez humana, lo cierto es que esa alianza podría cambiar las relaciones comerciales y políticas a nivel global. Para Sudamérica no caben dudas que el trampolín de acceso a ese pacto es la Alianza del Pacífico.

Seguramente ese es el tiro por elevación del presidente que ve en eventuales nuevos socios como Perú y México la llave para que la Argentina se incorpore en algún momento a esa asociación.

Se trata de un viraje dramático en todo lo que el país conoció en los últimos años. Una manera completamente diferente de ver y de integrarse al mundo, una forma que apuesta a la competencia y a la cooperación y no a la protección.

Resta saber si la sociedad acompañará este rumbo. Y cuando decimos sociedad, nos referimos fundamentalmente a los sindicatos y a los empresarios. En 2005, Hugo Moyano, en ese momento en pleno noviazgo con los Kirchner respaldó fuertemente la negativa al ALCA plegándose al slogan bolivariano de “ALCA, al carajo”. Por su lado los empresarios que juegan un idioma con la lengua pero otro con los hechos, siempre observaron con cariño las políticas proteccionistas que los ponían a salvo de la incómoda competencia.

El ingreso de la Argentina a un bloque como el del Pacífico cambiaría todo eso pues las fuerzas productivas del país (los empresarios y los trabajadores) deberían ser competitivos para que de resultas de ese intercambio comercial saliera beneficiado el consumidor con mejores productos a mejores precios.

El Estado tampoco resultaría indemne a un cambio como el que avizora el presidente. En efecto, si desde el Gobierno no se organiza un orden jurídico favorable a la libre iniciativa, al vuelo de la inventiva, a los bajos impuestos, al gasto controlado y a la entrega de una infraestructura en condiciones, las fuerzas del trabajo no podrán hacer su parte y los productos argentinos siempre saldrían perdiendo en el intercambio.

Por eso, como siempre ocurre, esta jugada de política exterior es más bien una señal hacia el interior de la Argentina, en el sentido de que el Presidente parece estar indicando  indirectamente el modelo de país interior que busca sobre la base de definir sus alianzas internacionales. La apuesta es fuerte. Veremos si la sociedad y el Estado están a la altura de las circunstancias para producir ese giro histórico

Contorsiones delirantes para justificar el robo K

Lo único que le faltaba a la Argentina era desarrollar una “tesis” a favor de la corrupción. Y ese vacío pretendió ser llenado por el periodista militante Hernán Brienza, quien intentó defender desde una postura pseudo-filosófica que tomó el formato de una columna de opinión en el diario kirchneirsta “Tiempo Argentino”.

Allí, escribió que “la corrupción –aunque se crea lo contrario- democratiza de forma espeluznante a la política”. Brienza se declara “brutalmente honesto” por decir lo que dice y continúa: “La corrupción está íntimamente ligada al financiamiento de la política. Quién no tiene recursos, no puede hacer política; ni acá ni en Estados Unidos”.

“Una campaña presidencial cuesta decenas de millones de dólares, los afiches, los spots televisivos, las entrevistas pagas, los actos, las movilizaciones, todo eso cuesta un dineral. Ir a un programa de gran audiencia para que un periodista haga preguntas condescendientes cuesta entre 150 mil y 250 mil pesos. ¿Quién dispone de ese dineral para ser entrevistado? Y lo peor es que esa operatoria está legitimada por el televidente. Si un ciudadano no ve en la televisión a su candidato, no lo conoce, no lo seduce, por lo tanto no lo vota. Para existir en política es necesario estar en los medios. La televisión lo sabe, por eso cobra derecho por silla calentada por el culo de un político”, dijo Brienza hablando de un arte que él debe de ser el primero en cultivar.

El insólito argumento central es que el robo le permite a quienes no tienen ese dinero presentarse a la política para defender “los intereses del pueblo”; del mismo pueblo, claro está, al que primeramente robó.

Dice Brienza: “Sin la corrupción pueden llegar a las funciones públicas (solo) aquéllos que cuentan de antemano con recursos para hacer sus campañas políticas. No hay que ser ingenuos. Sólo son decentes los que pueden ‘darse el lujo’ de ser decentes. Sin el financiamiento espurio sólo podrían hacer política los ricos, los poderosos, los mercenarios, los que cuentan con recursos o donaciones de empresas privadas u ONG de Estados Unidos.

No sabemos por qué, existiendo más de 190 países registrados en la ONU, el señor Brienza se refiere solo a los Estados Unidos, pero es más que seguro que se debe a la anticuada monserga de suponer que los Estados Unidos están interesados en influir en la Argentina. Brienza debería mirar lo que ocurrió en Venezuela, en donde no hizo falta ninguna intervención norteamericana para sumir a ese pueblo en el caos, en la miseria y en la muerte. Antes bien llegaron justamente a esa instancia por pretender demostrarle al mundo que los “yanquis” estaban equivocados. El socialismo del siglo XXI se encargó de todo: ahora todo el mundo es igual en la ignorancia, la pobreza y la escasez.

Luego agrega Brienza: “Si un diputado o un senador cuenta con un presupuesto, entre sueldos, asesores, viáticos, de 100 mil o 150 mil pesos por mes. ¿De dónde saca el dinero ese diputado para llegar a ser presidente? Está ‘obligado’ a financiar irregularmente su campaña”.

Desde ya que Brienza no cree en la posibilidad de que los diputados generen una propuesta que resulte atractiva y que alguien decida apoyarla desde la honradez y la honestidad.

El camino que Brienza propone no conduce a otro final que no sea admitir que la corrupción es correcta porque ella permite que llegue al poder la “gente del pueblo” (que según su propio argumento debió robarle al pueblo para hacerse rica y llegar a la política)

Ese razonamiento olvida, por ejemplo, que los Kirchner robaron antes que nada para ellos, situación que queda en evidencia solamente por la exponencial multiplicación de su riqueza personal declarada (sin hablar de los miles de millones de dólares que le robaron a los pobres y que los negrearon quién sabe dónde).

Es absolutamente falsa la idea de una casta de pobres robando dineros públicos para financiar su actividad política pero manteniéndose personalmente pobres, porque todo ese emolumento sustraído al pueblo se vuelca de lleno en beneficio, justamente, de defender a los más débiles. No. A los débiles se los roba y luego se los usa, pero esa gente nunca sale de su condición precaria y paupérrima. Al contrario: el arte de la política de este tipo consiste en mantenerlos en esa suerte de medianía necesitada, para que siempre dependan de la concesión de estos nouvelle princes.

Lo de Brienza da vergüenza. No porque describa algo que no es. Sino por querer convertir desde una filosofía vulgar la mugre en virtud, el vicio en nobleza, y el delito en acción popular revolucionaria.

El kirchnerismo se ha caracterizado por ser una especie de maximización de lo gramsciano: le ha cambiado el sentido común medio a la sociedad, al punto tal de que hoy alguien como Brienza pueda decir, muy suelto de cuerpo, en las páginas de un diario, que la corrupción es buena para el pueblo, porque así la gente “como uno” puede llegar al poder e impedir que solo gobiernen los ricos. Pongamos punto final a esta larga noche de una buena vez, por favor.

La Cámara Federal debe actuar

“No existe otro ser en el mundo al que le guste más

la plata en efectivo que a un hombre de izquierda”.

Pablo Emilio Escobar Gaviria

Hoy el diario Infobae publicó una información que puede cambiar el curso de los acontecimientos en una de las causas judiciales más importantes que tramitan hoy ante los juzgados federales.

Se trata de un escrito presentado por los hijos menores de Lázaro Báez, Leandro y Luciana, por el que recusan al juez Sebastián Casanello bajo el argumento de que el juez montó la causa que tiene detenido a su padre para proteger a la familia Kirchner y que la estrategia del expediente —incluidos los abogados de Báez— es dirigida directamente por Cristina Fernández, en un diseño decidido por la ex Presidente en reunión con el juez Casanello, Wado de Pedro y el ex viceministro de Justicia, Julián Álvarez, que tuvo lugar en Olivos. Continuar leyendo

Entre el acuerdo y la fortaleza

La buena fe ejercida en la política argentina debe siempre pasar por el filtro del peronismo. ¿Qué quiere decir eso? Pues que cualquier iniciativa bienintencionada no puede dejar de lado la posibilidad de que el peronismo haga una explotación malintencionada de ella.

Desde que el Presidente anunció el arte del acuerdo en su discurso de inauguración frente a la Asamblea Legislativa hasta el veto a la ley que impide los despidos por 180 días, ha habido múltiples momentos en que cualquier observador externo podría haber encontrado motivos para ejercer el arte del acuerdo, sin embargo, esa situación sólo se materializó en la votación para cerrar el tema de los holdouts. En todo lo demás, el Presidente debió manejarse por decreto de necesidad y urgencia o por decisiones administrativas que, si bien estaba en todo su derecho a tomar, porque él es el jefe justamente de la administración, hubiera sido no solamente saludable sino también muy conveniente y maduro haber mostrado un acuerdo.

No obstante, esas inocentadas tienen en el peronismo un límite infranqueable. El peronismo es ladino, anda siempre con el puñal abajo del poncho y no pierde ocasión para especular con el asalto al poder. Continuar leyendo

Mucho más allá del veto

El Presidente habló hoy en Cresta Roja para explicar su postura respecto de lo que allí llamó “ley antitrabajo”, anticipando la firma de su veto. Hay varios puntos de su discurso que fueron más allá del mero marco de la ley votada en el Congreso.

El Presidente dijo que los gobiernos que ha tenido la Argentina hasta ahora, -incluido y en primer lugar el que acaba de irse-, que creían que los argentinos no podemos vivir en libertad. Que para que tengamos una vida vivible, necesitamos que el Estado poco menos nos venga a lavar los dientes. Continuar leyendo

Qué puede pasar con Trump

Donald Trump se encamina a conseguir el número mágico de 1.237 delegados republicanos a la Convención del partido que consagrará al candidato a presidente. Ese número es igual a la mitad más uno de los delegados totales, que suman 2.472. Los demócratas eligen casi el doble de delegados a su Convención (4.764), con lo que el candidato que quiera ganar necesita 2.383 delegados.

Normalmente se llega a las convenciones con un candidato que ha ganado claramente las primarias, que reúne el número de delegados mínimo para consagrarse. Pero si eso no ocurre, la nominación entra en un cono de incertidumbre por la conducta que podrían seguir los llamados superdelegados, que no tienen atado su voto a un candidato determinado, como los delegados normales. Cada estado envía un número diferente de superdelegados, de acuerdo con las disposiciones de cada partido en cada estado.

La Convención Republicana tendrá lugar entre el 18 y el 21 de julio en Cleveland. Las primarias terminan el 14 de junio en Washington D. C., la capital. Continuar leyendo

Los agentes económicos necesitan un programa

Gran parte de las apariciones públicas de los principales funcionarios del Gobierno —en especial del Presidente, de Marcos Peña y del ministro del Interior, Rogelio Frigerio— siguen basándose en una carga positiva (es muy evidente en Frigerio, desde el tono y la fuerza que le pone a sus palabras hasta la convicción que trasmite… Es realmente encomiable) crucial acerca de que estamos en el buen camino y que todo va a mejorar en el segundo semestre y que, a partir de entonces, la Argentina —ellos no tienen ninguna duda al respecto— se encaminará a un ciclo positivo de crecimiento, inversiones y mejoramiento de los niveles de vida de todos.

Una vez más: desde el tono hasta la convicción con la que se expresan son realmente valorables. Uno tiene ganas de creerles. Necesidad de creerles. La verdad es que se los ve sinceros, con buena fe. Repito, Frigerio hasta llega al punto de dejarnos convencidos, porque le pone unas ganas a sus palabras que cuesta no creerle.

Pero nosotros somos una cosa y otros muchachos son otra cosa. Nosotros tenemos hasta ganas de creerles, porque ya nos embocaron tantas veces que queremos que una vez nos digan la verdad. Pero la gente de la que depende que se generen los empleos y las condiciones para que la pobreza descienda, el nivel de vida aumente, las villas vayan desapareciendo, todos tengan agua corriente, cloacas y asfalto en la puerta de su casa, no se convencen sólo con un tono firme y unas ganas desbordantes. Necesitan evidencias. Y las evidencias deben surgir de un programa, de un programa coordinado, pensado y estructurado para producir un shock de inversiones que mate los microbios de la miseria. Continuar leyendo

Urgente una diagonal

Existe una corriente de pensamiento que cree que lo que votó la sociedad el 22 de noviembre es un proyecto de despresidencialización de la política, entendiendo por eso una nueva forma de relacionamiento entre la gente y el Presidente, según el cual este será más prescindente de la vida cotidiana de las personas y estas cobrarán más relevancia en el destino de sus propias vidas. ¡Ojalá Dios oyera a esos que interpretan la realidad de ese modo y les diera la razón en los hechos!

Hace ya seis años que imaginamos en estas mismas columnas lo que llamamos “Discurso imaginario de un presidente”, en donde soñábamos exactamente con eso: un jefe de Estado que nos dijera que no había llegado a ese sillón para ser nuestro papá y que cada uno de nosotros, en medio de un clima generado por sus medidas de razonabilidad económica, delineara su horizonte y su felicidad.

Pero hay que reconocerlo: esa cultura política no está en nuestros genes. Para ser simple: no hay tal cosa como haber votado un proyecto de despresidencialización de la Argentina. Lo que la sociedad votó mayoritariamente fue un cambio por hartazgo de un escenario —en gran medida ya grotesco— en el que desde el robo hasta el mal gusto se habían apoderado de la realidad; la sociedad no lo resistió más.

Pero de allí a concluir que los argentinos renunciaron a tener un papá-presidente hay un trecho inmenso que la sociedad no cruzó.

Frente a esta realidad se conciben dos estrategias: Continuar leyendo

¿Y el arte del acuerdo?

Mientras los allanamientos en el sur continuaron proporcionando novedades durante el fin de semana y los sindicalistas realizaron su convocatoria por el 1° de mayo, un capítulo de los dichos del Presidente durante la campaña electoral y en su discurso inaugural sigue sin demasiada visibilidad. Se trata de lo que Macri llamó “el arte del acuerdo”.

En efecto, frente a las medidas de notorio impacto en la economía familiar, el Presidente no ha sido visto como a muchos les hubiera gustado, en reuniones imparables con gremialistas, empresarios, ONGs y otras fuerzas vivas de la sociedad. 

La mayoría no recibió ninguna explicación de por qué era necesario hacer lo que se hizo; tampoco nadie fue llamado para negociar una manera de presentarle esto a la gente ni para elaborar algún amortiguador que contara con el consenso de los distintos sectores. Continuar leyendo

La Justicia debe dar respuestas urgentes

El fiscal Guillermo Marijuan está encabezando, mientras esto se escribe, un megaoperativo de allanamiento a propiedades de Lázaro Báez en la provincia de Santa Cruz. Dichas propiedades fueron señaladas por Leonardo Fariña, en su declaración como testigo protegido, el martes pasado. Allí se acompañaron incluso fotografías de alguno de esos lugares en donde, según el relato del arrepentido, había bóvedas en las que durante algún tiempo se guardó el dinero robado al Tesoro Público.

A su vez, dichas propiedades habían estado en el candelero público desde hacía al menos cuatro años, ya que más de una publicación periodística había dado cuenta de ellas con suficiente detalle. El juez Sebastián Casanello recién ahora dispone esta pesquisa. Qué podrá encontrarse allí, habiendo dado la Justicia todo este tiempo de ventaja a los delincuentes, no se sabe. Lo que sí es completamente seguro es que todo este proceder parece un chiste. Lo único que falta es que al no encontrar nada ahora digan: “¿Vieron que Lázaro es inocente? No había nada”.

La actuación de los jueces involucrados en las investigaciones contra el clan Kirchner es francamente vergonzosa. Casanello, que se ha mostrado velocísimo para investigar los hechos de consumo de drogas en Costa Salguero, ha sido prácticamente un encubridor de los imputados en la causa por la ruta del dinero K. Llevaba el expediente con una notoria demora hasta que el video de La Rosadita, con la obscena escena de parte de los acusados contando más de cinco millones de dólares, lo puso en evidencia y algo tuvo que hacer. En ese contexto recibió a Fariña, pero sugestivamente permitió que su declaración se filtrara a la luz pública y no se movió con prontitud respecto de la catarata de datos que aportó el valijero. Continuar leyendo