La Cámara Federal debe actuar

“No existe otro ser en el mundo al que le guste más

la plata en efectivo que a un hombre de izquierda”.

Pablo Emilio Escobar Gaviria

Hoy el diario Infobae publicó una información que puede cambiar el curso de los acontecimientos en una de las causas judiciales más importantes que tramitan hoy ante los juzgados federales.

Se trata de un escrito presentado por los hijos menores de Lázaro Báez, Leandro y Luciana, por el que recusan al juez Sebastián Casanello bajo el argumento de que el juez montó la causa que tiene detenido a su padre para proteger a la familia Kirchner y que la estrategia del expediente —incluidos los abogados de Báez— es dirigida directamente por Cristina Fernández, en un diseño decidido por la ex Presidente en reunión con el juez Casanello, Wado de Pedro y el ex viceministro de Justicia, Julián Álvarez, que tuvo lugar en Olivos. Continuar leyendo

La Justicia debe dar respuestas urgentes

El fiscal Guillermo Marijuan está encabezando, mientras esto se escribe, un megaoperativo de allanamiento a propiedades de Lázaro Báez en la provincia de Santa Cruz. Dichas propiedades fueron señaladas por Leonardo Fariña, en su declaración como testigo protegido, el martes pasado. Allí se acompañaron incluso fotografías de alguno de esos lugares en donde, según el relato del arrepentido, había bóvedas en las que durante algún tiempo se guardó el dinero robado al Tesoro Público.

A su vez, dichas propiedades habían estado en el candelero público desde hacía al menos cuatro años, ya que más de una publicación periodística había dado cuenta de ellas con suficiente detalle. El juez Sebastián Casanello recién ahora dispone esta pesquisa. Qué podrá encontrarse allí, habiendo dado la Justicia todo este tiempo de ventaja a los delincuentes, no se sabe. Lo que sí es completamente seguro es que todo este proceder parece un chiste. Lo único que falta es que al no encontrar nada ahora digan: “¿Vieron que Lázaro es inocente? No había nada”.

La actuación de los jueces involucrados en las investigaciones contra el clan Kirchner es francamente vergonzosa. Casanello, que se ha mostrado velocísimo para investigar los hechos de consumo de drogas en Costa Salguero, ha sido prácticamente un encubridor de los imputados en la causa por la ruta del dinero K. Llevaba el expediente con una notoria demora hasta que el video de La Rosadita, con la obscena escena de parte de los acusados contando más de cinco millones de dólares, lo puso en evidencia y algo tuvo que hacer. En ese contexto recibió a Fariña, pero sugestivamente permitió que su declaración se filtrara a la luz pública y no se movió con prontitud respecto de la catarata de datos que aportó el valijero. Continuar leyendo

Llegó la hora del relato

Durante doce años la sociedad argentina se bancó una monumental mentira que invadió casi todos los rincones de la realidad y sobe la que se construyó una realidad paralela, virtual, completamente mentirosa respecto de lo que ocurría realmente, que tuvo el enorme efecto de un narcótico generalizado que hipnotizó a una mayoría decisiva de argentinos.

Bajo los influjos de ese estupefaciente nació una generación de zombies que siguió, poco menos que ciegamente, un proyecto cuyo único objetivo consistía en el saqueo del Tesoro Público.

El relato se apoyó, básicamente, en dos sostenes fundamentales: una épica revolucionaria, populista, nacionalista, divisoria y antioccidental; y una lluvia de mensajes a repetición que llenaba el espacio público con supuestos logros que solo aparecían en estadísticas falseadas, en obras que nunca se hacían, y en un copamiento visual constante que no ahorró cadenas nacionales, la construcción de un aparato paraestatal de propaganda fondeado con dinero de todos y una irresponsable emisión monetaria que depreció la moneda local hasta convertir a su billete de máxima denominación en el equivalente a cinco dólares. Continuar leyendo

Renovados bríos de rencor

Bajadas las aguas de la inundación, y creída que las controversias que podían echársele en cara por semejante desastre ya se habían disipado, la Presidente regreso a la cadena nacional el jueves por la tarde para notificarle a la sociedad que “el proyecto” resistirá.

Investida de un renovado brío de rencor, la Sra. de Kirchner estuvo una hora y media delante del micrófono repartiendo críticas por doquier, haciendo campaña política de modo indisimulado mediante el uso de los recursos públicos pagados por los argentinos de todas las ideas (no solo por aquellos que comparten las suyas) y empezando esas admoniciones por ¿su propio candidato?, Daniel Scioli.

De lo dicho por la Presidente, se desprende que su proyecto es maniatar a cualquiera que venga a partir del 10 de diciembre para que no puedan tocar un solo grano de arena de la montaña que se ha formado en los 12 años de kirchnerismo. Para ese sector cualquier cambio equivale a una traición. A tal punto ha crecido su convencimiento de que ellos son la Argentina que entiendan que cualquiera que intente modificar ese rumbo es un enemigo de la nación.

Para ello, aun en el caso de que gane Scioli, preparan una estrategia de trincheras en el Congreso para tornar imposible el gobierno de un cambio. Parte de eso por ejemplo tiene que ver con el anuncio del envío de un proyecto de ley al Congreso según el cual para introducir cambios en la estructura accionaria de empresas que tengan acciones de la ANSES se requerirá una aprobación legislativa que reúna los 2/3 de los votos. Más trabas, más cepos, más prohibiciones, más regulaciones para una economía ya asfixiada por ataduras de todo tipo, que la han postrado y, en muchos casos, le han provocado la muerte. No sería extraño que en la nueva agencia creada por esa ley termine llevando la voz cantante el hoy ministro de economía Axel Kicillof.

Cuando la Presidente se metió de lleno en la campaña, habló de la existencia de “mala gente”. Es probable que la Sra. de Kirchner tenga razón, aun cuando haya discrepancias sobre quién es esa “mala gente”.

La referencia apareció cuando comentó cómo algunos candidatos habían “usado” –según ella- el drama de las inundaciones para tratar de sacar rédito político. ¿Será que la Presidente habla desde el lugar que tiene alguien que prácticamente ha hecho un doctorado de esa práctica? Mencionó (sin nombrarla, como es un clásico en ella) a María Eugenia Vidal a la que describió como calzándose las botas para hacer demagogia. Seguramente olvidó su propia e incómoda visita a La Plata, en 2013, cuando, también con botas, intentaba explicar el casi centenar de muertos que se llevó el agua. O sus incursiones en el barro salteño cuando, también con botas, aparecía frente a las víctimas de un aluvión, quizás en un momento en donde le daba más valor a su presencia que a su borrada.

Intentó conectar a Macri con los 90, cuando también sin nombrarlo habló del salariazo y la revolución productiva. Uno se pregunta ¿quién hacía política con Menem en ese momento, Macri o los Kirchner, para quien Menem fue el más grande presidente argentino?

Dedició un párrafo -que habría sido mejor evitar- para el militante radical muerto a balazos en Jujuy por repartir volantes de apoyo al senador Gerardo Morales. La Presidente entró en una pueril discusión sobre la afiliación del asesinado, asegurando que pertenecía al movimiento Tupac Amaru y a Unidos y Organizados. El pequeño detalle que olvidó es que en el régimen comuno-fascista que de hecho gobierna Jujuy no se puede vivir si no se está afiliado al movimiento que lidera la dirigente antidemocrática Milagro Sala: para estudiar, para trabajar, para hacer lo que sea en Jujuy, hay que afiliarse al ejército de Sala porque así se accede a planes, a viviendas y a las demás prebendas que Tupac Amarú negocia con el gobierno nacional.

La Sra. de Kirchner en ningún momento condenó el hecho. Sus palabras tendieron a desincriminar a quien es apuntado por las pruebas más importantes de haber cometido el crimen (la agrupación de Sala) pero no reservó ninguna palabra para la condena de la muerte, sea de quien sea.

El argumento del asesinato en ocasión de robo de celular no tiene ni pies ni cabeza, en un operativo en donde participaron tres motocicletas.

Luego la Sra. de Kirchner salió en una velada defensa de Lázaro Baez proponiendo que se investigue a todas las empresas concesionarias de obras públicas, un expediente muy parecido a armar una ensalada inentendible en donde, finalmente, no se investigue a nadie.

Respaldada por “filminas”, mostró los listados de esas empresas y en una de ellas aparecía entre paréntesis (en una variante bastante poco profesional) la leyenda “amigos de Macri”. Lo verdaderamente curioso es que al lado del nombre de Electroingeniería, la segunda empresa con más obra pública concesionada, no aparecía en ningún paréntesis aclaratorio la leyenda “amigos de Zannini” como públicamente es Gerardo Ferreyra.

La reaparición de la Presidente en cadena nacional no agregó un solo gramo positivo a los momentos nada tranquilos que vive la Argentina. Se necesita una palabra calma y de diálogo, no la exaltación de una utopía como aquella a la que le cantaban el clásico conjunto de desaforados del Patio de las Palmeras: la reelección de Cristina. ¿De qué hablan? ¿en qué planeta viven?.

Todo terminaría allí si el episodio se limitara a esa minoría. Pero los gestos sin equilibrio, desde un balcón elevado, de la que debería marcar los límites de la moderación son los que producen la preocupación y las dudas.

Un paso enorme hacia la civilización

La Argentina heredó de la tradición política española el Juicio de Residencia, es decir, la costumbre de juzgar a los funcionarios del poder una vez que dejan el poder. Se suponía que la institución del Juicio Político, directo descendiente del “impeachment” norteamericano, que organizó la Constitución, venía a cambiar radicalmente aquella costumbre. Sin embargo cuesta traer a la memoria caos de juicios políticos a hombres del poder. Perón lo hizo masivamente a la Corte Suprema de Justicia que le trababa su proyecto autoritario y populista, pero no hay antecedentes de remociones de presidentes mientras estuvieron ejerciendo su cargo. 

Al contrario, la “constitución material” de los argentinos -es decir, el conjunto de hábitos y costumbres de la sociedad- volvió a imponerse sobre la “constitución formal” (la jurada en Santa Fe en 1853) y rodeó de seguridades y blindajes a los funcionarios del poder mientras ejercieron el poder. Continuar leyendo

El modelo contraconstitucional: GEOF financiero y otras presiones

El éxtasis de despliegues policiales en el microcentro en busca de supuestas operaciones ilícitas con divisas y con bonos contrasta sugestivamente con la manifiesta liviandad que la sociedad observa del gobierno cuando tiene que perseguir asesinos, ladrones, violadores y secuestradores.

Parecería que, en este último caso, aquella enjundia que comprende el accionar conjunto y coordinado de varias agencias gubernamentales, deja paso a un notorio desdén que termina con argentinos muertos y con historias de desgracias cotidianas, sin que haya nunca ningún responsable tras las rejas.

Para el gobierno el delito no es la amenaza que se despliega cada vez que sale el sol sobre la vida y la propiedad de millones de indefensos, sino las conjuras que el mismo oficialismo imagina se tejen detrás de los cortinados de las “cuevas”. Y allí promete caer “con todo el peso de la ley”. Continuar leyendo

Haciendo los deberes

Hoy a las 11 de la mañana se llevará a cabo una audiencia de presentación de pruebas contra el fiscal José María Campagnoli, en un paso más hacia su destitución por juicio político.

Recordemos que Campagnoli fue suspendido de su cargo y su fiscalía de Saavedra semidesmantelada por haber “investigado de más” en una causa que lo llevó directamente a Lázaro Báez.

Mientras analizaba las conversaciones grabadas de un barra de River con otra persona -que resultó ser el hermano de la actual ministra de seguridad Cecilia Rodriguez-, Campagnoli accedió a pruebas palmarias sobre un caso de lavado de dinero de la empresa Austral Construcciones. Como no podía ser de otra manera, dado su cargo de fiscal, abrió una línea de investigación sobre esos pormenores que, efectivamente, no estaban en la causa original.

Ese es el sacrilegio que le imputan. Según Gils Carbó -la procuradora que más que procuradora del Estado parece ser procuradora del gobierno-, Campagnoli debería haberse abstenido de abrir esa línea de investigación contra Báez porque no era su causa original (la de los barras)

En lugar de mandar a los otros fiscales a imitar a Campagnoli, que honró la excelencia del ministerio público tratando de esclarecer un delito, el gobierno quiere echarlo de su puesto por eso.

El tribunal que lo juzga tiene mayoría kirchnerista de 4 a 3. El fiscal que elevó el dictamen del ministerio público en su contra fue Javier De Luca, el hombre de Justicia Legítima que acaba de enseñarnos que el delito no es delito, sino “conflicto social” y que las penas a los que roban y matan deben ser abolidas porque en realidad esos hechos son la consecuencia de las maldades que la sociedad cometió antes, excluyendo y segregando a parte de la población a la que no le quedó otro camino que volcarse a lo que los burgueses llaman “crimen” y él “conflicto”.

La audiencia que decidió la suspensión y el desmantelamiento de la fiscalía de Saavedra no permitió el ejercicio del derecho de defensa ni la presentación de pruebas a Campagnoli. En un día lo puso fuera de su cargo, le bajó 40% su sueldo y le impidió seguir trabajando. “Estoy a su disposición, Sra. presidente”, había dicho Gils Carbó cuando la Sra. de Kirchner le tomó juramento.

Estas negativas, por cierto, no se tienen ni con el peor de los delincuentes. Si algún juez negara los beneficios de la defensa y de las pruebas al acusado de cualquier delito, terminaría expulsado de su juzgado -como correspondería, por otra parte- al caer en uno de los principales vicios del totalitarismo.

Pero eso, precisamente, es lo que el gobierno ha hecho con Campagnoli, en decisiones tomadas entre gallos y medianoche y sin que ninguna voz haya podido oponerse a ese avance atronador del poder.

Ahora, para la audiencia de hoy, se ha dispuesto un operativo poco menos que secreto. Campagnoli había pedido que el acto fuera abierto, que pudiera ingresar la prensa y los legisladores que quisieran participar y que todos pudieran escuchar los cargos y las pruebas que se presenten, como asi también las que él arrimara para sustentar su posición en el caso. Pero toda esa aspiración no solo fue rechazada sino que se dispuso expresamente que el ingreso sea completamente restringido.

La destitución del fiscal dará un paso más hacia su concreción. El tribunal que lo juzga carece de la más elemental característica que debe tener un juez: la imparcialidad, la equidistancia y la limpieza de los procedimientos.

El caso de Campagnoli es uno de los emblemas de la falta de escrúpulos del gobierno para llevar adelante lo que se propone contra todo y contra todos, a la vista de todo el mundo y sin que le importe en lo más mínimo la forma republicana de gobierno, el respeto a las instituciones y la defensa en juicio.

Cuando Daniel Reposo -el asombroso candidato a procurador que el gobierno presentó al Senado luego de que Boudou consiguiera echar a Esteban Righi- pasara el papelón que pasó en la Comisión de Acuerdos en donde un asistente pelado le soplaba todas las respuestas mientras el senador Sanz se quejaba “che, el pelado le está soplando todo…”, desde estas columnas sospechamos que aquello no podía ser otra cosa que una escenografía plantada: un hombre que nadie podía aprobar, pondría a la oposición frente a la opción de hierro de rechazarlo. Con esa carga sobre sus espaldas, los senadores de la oposición no se animarían a rechazar al siguiente candidato si éste era al menos “presentable”.

Fue lo que ocurrió con Gils Carbó, una verdadra soldado del gobierno. ¿Habría sido aprobada la actual procuradora si hubiera sido candidata de entrada? Nadie lo sabe. Pero lo que sí es seguro es que nadie se animaría a rechazarla después de haber rechazado a otro. Los propios senadores radicales lo admitieron sin disimulo en conversaciones privadas.

Este escenario allanó el camino a Gils Carbó. Lo demás es historia conocida: Justicia Legítima, Campagnoli, e innumerables pruebas de un alineamiento militante desde un lugar que, en una República normal, debería ser garantía de independencia, de investigación y de control.

El truco de los perejiles

El viejo truco de emprenderla contra los giles para hacer un poco de ruido que deje conformes a los que reclaman mientras, por el otro lado, se deja vivitos y coleando a los responsables principales de los hechos. Esto es lo que parece haberse operado en el juzgado de Casanello con el procesamiento de Leonardo Fariña y Federico Elaskar.

Resulta obviamente más fácil caerle a estos dos “perejiles” que profundizar una investigación sobre el empresario patagónico de las “cavas” domésticas que quién sabe adónde puede terminar.

Empecemos por recordar que, de la carátula del expediente original, el nombre de Lázaro había sido eliminado por presión de la Procuradora General Gils Carbo, la soldado de la presidente que según sus propias palabras se puso “ su disposición” al asumir su cargo.

La militante de Justicia Legítima movió sus fichas para que en la portada del expediente solo quedaran los nombres del valijero Fariña y del arrepentido de sí mismo Elaskar. Solo la presión de la información pública hizo que el nombre de Báez no pudiera seguir ausente del título de aquel expediente.

De todos modos -dado lo que ahora conocemos- la decisión de sacar al dueño de Austral Construcciones del centro de la investigación ya estaba tomada.

Fariña y Elaskar están procesados por el lavado de casi 60 millones de dólares en una causa que involucró la participación de una cadena de empresas fantasma y que recorrió Panamá, EEUU y Suiza.

El valijero declaró públicamente que él trabajaba para Báez y que ese dinero no le pertenecía a él sino al empresario patagónico. El mediático ex esposo de Karina Jellinek también dio a entender que Báez tampoco era el último eslabón de la cadena en esa generación turbia de fondos.

Es esa escalera ascendente en la averiguación del origen de los fondos la que la Justicia se niega a escalar.

Hay documentación que a esta altura es pública y que ha circulado desde la televisión hasta las manos del fiscal Campagnoli que deja a los procesados de ayer a la altura de unos nenes de pecho cuando se compara su involucramiento con el de otros peces gordos.

Resulta obvio que Fariña y Elaskar han puesto a disposición su “trabajo” (uno su caradurez sin límites y el otro su ingeniaría financiera) para canalizar ciertas operaciones que permitieran sacar dinero al exterior y para volcarlo al circuito legal, pero que no son ni los cerebros ni los generadores de los hechos que terminan produciendo estas avalanchas de fortunas.

La Justicia debería investigar el origen final de los fondos. Casanello se apoya justamente en esos vericuetos para justificar por el momento el no procesamiento de Báez. Pero si la investigación va a continuar algún día por el sendero del sentido común, no caben dudas de que el hilo debería desenredarse hacia las actividades que generaron esos dineros.

Luego, por su puesto, está la ingeniería que constituye empresas aquí y allá par confundir y hacer dificl la trazabilidad de la ruta. Pero el núcleo central de la investigación debería consistir en averiguar qué produjo esas fortunas.

Y es allí donde la investigación a Lazaro Báez puede volverse vidriosa. El empresario patagónico, que era oficial de cuentas del Banco de Santa Cruz, tenía una amistad muy cercana con los Kirchner, fundamentalmente con Néstor. Fue el ex presidente el que lo sacó del Banco para aprovechar todo el conocimiento que Báez tenía de la gente con deudas en Santa Cruz.  Con esa base de datos Kirchner se constituyó en un financista paralelo al sistema financiero oficial de la provincia. Hasta aquellos días se remonta su amistad.

Cuando Kirchner llega al gobierno, Báez se transforma milagrosamente en un empresario de la construcción con una capacidad admirable para ganar licitaciones.

Si bien Casanello fundamentó su decisión respecto de Elaskar y Fariña en el hecho de que se trata de operaciones realizadas en el mercado local y que, respecto de Báez, aún está esperando información internacional, lo cierto es que unas operaciones (las de expatriación de capitales en la que está acusado Báez) no podrían ser posibles sin las otras.

La señal dada ayer por la Justicia ayer parece dar validez a la versión más farándulezca de los episodios sin vocación por profundizar los costados más oscuros del caso.

Cuando los nombres de Fariña y Elaskar saltaron al dominio público, el gobierno hizo un esfuerzo muy notorio para llevar el caso a los programas mediáticos de chimentos, aprovechando la aparición de algunos personajes que tenían que ver con el mundo del espectáculo como la mujer de Fariña, Karina Jellinek, o Ileana Calabró, la esposa de Fabián Rossi, uno de los involucrados en los trámites de constitución de empresas en el exterior que llevaba adelante “la Rosadita” de Elaskar.

Pero la Justicia no debería “comerse ese amague” y, al contrario, debería tratar de profundizar la línea de investigación que intente descubrir dónde se originaba el dinero que Báez confiaba a Fariña y Elaskar para que lleven de un lado a otros en una maraña financiera-legal que, sobre todo Elaskar, daba muestras de manejar con maestría.

El juicio de la historia será insuficiente

En una nueva vuelta de tuerca de su sesgo incendiario, el gobierno, a través del jefe de gabinete, culpó a los “empresarios y comerciantes” por la suba de los precios, acusándolos de “antipatriotas y de inescrupulosos desestabilizadores”, dando por sentado que los trabajadores y jubilados de la Argentina, sabían de lo que hablaba. Agregó que ese comportamiento daba vergüenza.

Capitanich pareció olvidar aquella vieja teoría de la psicología que dice que cuando uno habla, habla de uno, porque efectivamente el que está dando vergüenza es él. Lo último que necesitaba la piel argentina en este momento de desasosiego, cuyo único culpable es el gobierno, era un balde de odio y acusaciones rencorosas de unos contra otros para seguir avivando un fuego divisorio que, con los ingredientes que el gobierno se ha encargado de mezclar, podría resultar explosivo.

La irresponsabilidad del gobernador del Chaco solo puede explicarse por el nivel de desesperación y de ignorancia técnica que paraliza al gobierno por la vía de sumergirlo en una -paradójicamente- hiperactividad contradictoria y chapucera. Son tantas las consecuencias disparatadas que este conjunto de impericias ha causado, que el gobierno no tiene mejor idea que inventar un culpable al cual señalar públicamente para despertar la furia y la bronca de los desesperados.

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