Muchos debemos coincidir en que la ex presidente Cristina Kirchner no es el modelo exitoso de una política democrática y republicana. Este miércoles también quedó confirmado que no le importa el bienestar de la gente: utiliza al ciudadano vulnerable para su propio bienestar.
No respeta, expone y utiliza. Se encierra en sus torres y convoca a los necesitados para calmar su propia sed de protagonismo. Por ello, Comodoro Py debería haber cambiado un minuto de nombre por “Cómo me amo a mí”.
Aquel que sólo busca las chicanas baratas, las ventajitas, el que irrumpe y viola las normas de convivencia, quien presenta una compulsión a la repetición de ilegalidades, como lo demuestran tantos camporistas, no representa poder: representa mediocridad, y nos lleva al pasado perverso.
Soluciones positivas se desarrollan únicamente si se entiende la búsqueda de la paz social como prioridad para los argentinos. El presidente Mauricio Macri ha dado una oportunidad de ir desarmando desconfianzas, para construir consensos y sobrellevar la famosa grieta.
Sin embargo, una pequeña oposición fundamentalista su retroalimenta de su relato. Perdón, pero comparto una de las afirmaciones de Cristina: “Hemos perdido la libertad”, “Hemos perdido la libertad de crecer”. Continuar leyendo