El reclamo por la libertad en Cuba tiene cara de mujer

Cornelia Schmidt Liermann

Hace dos semanas, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el gobierno cubano y ciertas flexibilizaciones comerciales, luego de más de dos años de negociaciones secretas entre ambos países. La oposición y la sociedad civil cubana quedaron fuera de estas conversaciones, a pesar de sus largas y trágicas luchas.

Sin lugar a dudas toda apertura económica de una nación es buena, pero debe ser acompañada por un reconocimiento real del pleno ejercicio de los derechos humanos para que cada individuo que viva en Cuba sienta lo bello que es la libertad.

Resulta imprescindible, en este sentido, escuchar a aquellas mujeres que no especulan con prebendas, sino que no han dudado en alertar al mundo que las dictaduras mutan para continuar en el poder, sin tener que hacer concesiones importantes.

¿Cómo podemos ignorar la petición de la hija de Payá, que clama por esclarecimiento del asesinato de su padre? Rosa María afirmó, en una carta a Obama, que “hace poco más de dos años la seguridad del Estado cubano provocó el atentado que terminó con la vida de mi padre, Oswaldo Payá, Premio Sajarov del Parlamento Europeo, y del joven Harold Cepero, y el Gobierno cubano se niega a permitir una investigación independiente de los hechos. Ni siquiera ha entregado el informe de autopsia a mi familia”.

Tampoco podemos olvidar el pregonar de las Damas de Blanco, que continúan luchando a pesar de las persecuciones, encarcelamientos, golpes, amenazas y hasta el fallecimiento en 2011, en circunstancias dudosas, de su líder fundadora, Laura Pollán.

Resulta esclarecedora la advertencia de la neurocirujana cubana Hilda Molina, quien luego de un prolongado calvario obtuviera el permiso para arribar a Argentina a fin de poder cuidar a su enferma madre hasta su fallecimiento hace un año atrás. La Dra. Molina señaló “considero mi deber desmentir la propaganda que han diseñado (muy bien por cierto) con el propósito de que el mundo crea que los Sres. Castro son ahora demócratas. Ese régimen continúa devastando a mi país y sigue siendo un peligro para América Latina”.

Por su parte, la bloguera Yoani Sánchez explicó que el régimen cubano no realizó ningún acuerdo o compromiso: “Falta un cronograma público con el que se logre comprometer al Gobierno cubano a seguir una secuencia de gestos a favor de la democratización y del respeto a las diferencias”.

El interés económico manifiesto en las decisión tomada por Estados Unidos con respecto a Cuba seguramente también tiene el sentido estratégico de ir habilitando las relaciones, teniendo en cuenta las obras en el Puerto del Mariel, de dimensiones sobresalientes, apto para grandes contenedores, que servirá para incrementar el comercio a través de los canales de Panamá y Nicaragua. Sabemos que el dinero es lo más sensible en el devenir de un país, es lo primero que se escabulle o lo primero que vuelve a entrar.

Un beneficio concreto para las familias cubanas es que podrán recibir 5 veces más dinero en remesa desde el exterior. Teniendo en consideración que hoy que hoy el 65% de las personas reciben esta ayuda de sus familiares que emigraron, esta medida podría marcar una diferencia. Sin embargo, todo esto debe ir acompañado por avances en el otorgamiento de derechos, como el de asociación, el de libertad de expresión y de prensa, la implementación de elecciones libres y el desmantelamiento del partido único.

Occidente ha tenido durante décadas una deuda pendiente con los cubanos. Tenemos que lograr un compromiso verdadero con los ciudadanos de aquel país y con sus demandas, transformando solidaridades simbólicas en acciones reales y con efectos en la práctica. Hay que propiciar que cada cubano sea capacitado y fortalecido en una vida en libertad. De lo contrario, seremos cómplices de haber desperdiciado una oportunidad histórica.