Elogio del primero de mayo

La Argentina es una nación que cuenta con numerosos episodios que la ubican como una sociedad de vanguardia y que nutren su orgullo. Repitamos una vez más, entonces, que la Argentina fue el hogar de la birome, del colectivo, del dulce de leche y de las huellas dactilares, entre otros. Sin embargo, también podría ser destacada como una de las sociedades que albergó muy temprano la celebración del Día del Trabajador. El congreso mundial de fundación de la Segunda Internacional Socialista, en su sesión del 14 de julio de 1889 (una fecha significativa, ya que conmemoraba el inicio de la Revolución francesa) y a iniciativa de los obreros estadounidenses, declaró que el primero de mayo las clases obreras de todos los países debían conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores en homenaje a los mártires de Chicago. Así se denominaba a los cuatro militantes anarquistas que defendían el derecho a las ocho horas de trabajo y que habían sido ejecutados bajo falsas acusaciones de terrorismo por el Estado estadounidense debido a incidentes ocurridos el primer día de mayo, durante las huelgas nacionales cumplidas por ese objetivo tres años antes.

El primer acto mundial en conmemoración de esa lucha —y de reivindicación de sus objetivos y de homenaje a sus luchadores— se cumplió en la Argentina con rigurosidad. En el Prado Español, ubicado en la actual plaza Francia, más de dos mil trabajadores de diversas nacionalidades y de adscripciones socialistas y anarquistas realizaron el acto al mismo tiempo que se celebraba en las principales capitales europeas y en varias ciudades estadounidenses. La clase obrera argentina, constituida por trabajadores del más diverso origen, se plegaba a la clase trabajadora internacional en una acción global y política en función de sus objetivos históricos estratégicos. Una tradición —no en el sentido fetichista o folclórico del término, ya que supone una jornada de lucha por la perspectiva de estructuración política de la clase— que se mantiene hasta hoy. Continuar leyendo

Elecciones: idus de marzo de los trabajadores

Los idus de marzo de los que la clase obrera debería prevenirse están llegando. Todo indica que el próximo período estará marcado por los tarifazos, la devaluación, ataques al salario y, en suma, una crisis económica de gran envergadura que querrá ser resuelta por el próximo Gobierno a través del ajuste. Ante este panorama, las elecciones presidenciales que se vienen adquieren gran importancia. Según el modo de votar de los trabajadores, se planteará una perspectiva política para el período.

Las variantes mayoritarias son favorables a que el ajuste sea pagado por los sectores laboriosos. Tanto los posibles Gobiernos de Daniel Scioli como de Mauricio Macri -o también Sergio Massa, que cada vez más se aleja del mote de “presidenciable”- serán los que implementen este plan de ajuste, obligatoriamente -y porque está en su naturaleza de Gobiernos de la clase social de los empresarios. ¿En qué estado se encuentran los trabajadores y cuáles son sus perspectivas? Ciertos episodios podrían dar un pantallazo de una semblanza en ese sentido. Continuar leyendo

El trotskismo como tercera fuerza política

Las elecciones PASO no sólo preconfiguran el mapa electoral general de las elecciones de octubre -y las provinciales que se realicen antes- sino que muestran también un fenómeno inusual en el campo político argentino. En dos de las elecciones más relevantes -las realizadas en Salta y Mendoza- las fuerzas que integran el Frente de Izquierda obtuvieron el tercer lugar entre las favorecidas por el voto de la ciudadanía en votos a cargos ejecutivos. El dato no sólo es inédito, sino que configura un fenómeno -por el momento- puramente nacional: el trotskismo (fuerza que plantea un programa anticapitalista y socialista revolucionario) en ningún otro país muestra tales resultados. Continuar leyendo

Salta, la troska: la izquierda ante una elección disruptiva

“Venga, acompáñeme a la bicicletería de a la vuelta, que con ellos en 2013 recorrimos el barrio llamando a votarlos a ustedes y ahora necesitamos materiales para volver a hacer la recorrida”, cuenta Pablo López -actual diputado nacional por el Frente de Izquierda y candidato a intendente del Partido Obrero en la ciudad de Salta- que le dijo una señora hace dos días en una visita a un barrio popular de la capital provincial. “Como nunca en una elección nos atacaron tanto desde los medios de comunicación y desde todas las facciones políticas, pero también como nunca vemos que se acercan sectores de la población a militar por nuestro voto”, dice López, que se caracteriza por su aspecto barbado, pelilargo y juvenil y la parsimonia de aquellos que no tienen drama en explicar cien veces su postura hasta que se entienda. Dentro de unos días participará de una elección de una gran importancia. Este domingo se desarrollarán las elecciones PASO en Salta. Una contienda sobre la que se posan los ojos de los analistas políticos no sólo por su relevancia nacional cuando las principales facciones en pugna expresan al kirchnerismo y al peronismo de derecha (par que podría replicar el status de la disputa de la elecciones generales de este año) sino también por el rol que tendrá la izquierda, expresada en la lista del Partido Obrero. Es decir, la elección podría ser una más de las muchas que se producirán este año, pero con un elemento “siniestro” -en el sentido desestabilizador que señalaba Sigmund Freud para la palabra y en su significado literal, ya que se sabe que el origen de la palabra va de la mano del concepto “izquierda”-.

“Me importa un carajo que me vea la patronal, nosotros vamos con el Partido Obrero”, cuenta Jorge Altamira que le dijo un obrero que, entusiasta, se le acercó a expresar su apoyo a la salida del horario laboral en el Ingenio El Tabacal, en el interior provincial. Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli se hicieron presentes estos días en la provincia del norte con el fin de reafirmar la tentativa de nacionalización de las elecciones. Pero también se hizo presente el candidato a presidente del Frente de Izquierda Altamira para ayudar a desmantelar esta operación. Frente a la disputa entre dos fracciones del régimen oligárquico que gobierna Salta desde hace décadas, la lista del PO se presenta como el factor disruptivo, que rompe la previsibilidad del ejercicio electoral. “Creemos que hemos quebrado el intento de polarización al menos en la capital de Salta y que por eso Pablo López estará disputando el segundo lugar en la votación a intendente”, explica Altamira. En Salta, las PASO dirimen internas sangrientas entre los partidos tradicionales. Por caso, las listas que llevan la candidatura de Urtubey a la reelección suman más de 50. El mapa político de las PASO salteñas podría resultar macondiano, inverosímil. Libres del Sur -la agrupación que hace unos años fuera guevarista y que tiene como referentes a Victoria Donda y Humberto Tumini- apoya en la provincia al kirchnerista Urtubey, hombre de silicio y Opus Dei y miembro de una casta oligárquica tradicional desde hace siglos. Por el contrario, el Movimiento Evita -que se postula como la izquierda kirchnerista- apoya al tándem Juan Carlos Romero como gobernador, Alfredo Olmedo como vice, una expresión de la más rancia derecha reaccionaria, alianza del PJ con el PRO. “Superar las PASO con una votación que quiebre la polarización nos llevará a un escenario distinto para las generales de mayo”, indica Altamira. En 2013, en la capital salteña el PO obtuvo en las PASO un 16% de los votos. Luego dio el cimbronazo y sacó el 29%, casi duplicando su elección.

“El partido ha crecido exponencialmente”, dice Claudio del Pla, candidato a gobernador por el PO. El referente indiscutido del trotskismo en la provincia explica que el voto al PO expresa la elección por una alternativa al régimen oligárquico que disputan las dos facciones mayoritarias. “Por eso esta campaña fue la más dura en cuanto a los ataques de todos lados: nos identifican como la alternativa de transformación y nos atacan para obturar esa perspectiva”, especula Del Pla. “Es importante el salto cualitativo de esa campaña contra el Partido Obrero -explica Altamira-. Dicen todo el tiempo: ‘Ellos no pueden gobernar’. Pero esa postulación implica que se está discutiendo la posibilidad de gobierno del PO. Que se discuta en la población salteña cómo podríamos gobernar fácticamente nosotros es un hecho revolucionario”.

“No, no son actores, son testimonios reales de la gente que nos votó”, contesta Pablo López. Los spots de campaña que se vieron en la televisión salteña muestran -además de un spot animado en el que se postula: ‘con el Partido Obrero, el pueblo llega al poder’- a jóvenes estudiantes, señoras en la puerta de sus casas, mujeres trabajadoras, un hombre en su moto, testimonios de los votantes del trotskismo en la ciudad de Salta. “Con vos, podemos”, es el slogan de la campaña, que remite al “Sí, podemos”, de Barack Obama en su primera elección triunfante. “Las encuestas nos ubican disputando el segundo lugar en la elección a la intendencia -dice López-. En las recorridas por los barrios, por las fábricas, en las universidades se percibe esa tendencia. Un sector muy importante se plantea cambiar el régimen político que ha gobernado las últimas décadas, un régimen privatizador de los servicios municipales y al servicio de los sojeros, los dueños de las petroleras y las mineras. La población ha visto nuestro programa y un sector muy fuerte apuesta a eso”. El domingo hay elecciones en Salta. La izquierda espera superar las PASO con una buena performance y entonces luego ir con todo para que en las elecciones generales se vuelva a popularizar el mote que les quedó impreso desde 2013. Para que vuelva a estar en boca de todos una sencilla pero significativa frase: “Salta, la troska”. 

La izquierda ante la primera elección del año

Para que un fenómeno pueda ser considerado como tal es necesario que se demuestre su consolidación, es decir, que supere un mero carácter azaroso, aleatorio o de hecho extraordinario y reversible. Quizás las elecciones del domingo en Mendoza -las primeras de un profuso año electoral con elecciones locales, provinciales y que concluirá con las presidenciales- marquen una tendencia a la consolidación del ascenso de la izquierda.

La capital de la provincia mendocina fue el escenario de la primera contienda electoral de las PASO para determinar las candidaturas a intendente y concejales locales. El radicalismo presentó un frente que incluyó a la UCR,;al Partido Socialista; al PRO, de Mauricio Macri; al Frente Renovador, de Sergio Massa y hasta a Libres del Sur, de Humberto Tumini -una organización que proviene del guevarismo y que justifica estos frentes en función de un combate a “la derecha”, aunque en esta oportunidad compartió listas con el PRO-. El frente oficialista liderado por la UCR presentó cuatro listas que dirimirían el candidato para las elecciones generales de abril. Continuar leyendo

Una sanción de Navidad

Cada fin de año importa una cierta dosis de felicidad, ya sea genuina o provocada por la convención social. Abundan los brindis, los balances y las celebraciones, las reuniones de amigos y familiares, las salidas. Sin embargo, es necesario recordar que también existen los grinch, esos seres que aborrecen estas fiestas. Algunos de ellos ocupan altos lugares en la Legislatura porteña.

La penúltima sesión del año de la legislatura porteña había acabado en un escándalo. Pasada la medianoche -y cuando finalizaba una sesión maratónica que había comenzado a mediodía- se había puesto a votación la reconcesión de un campo de golf en un área verde de Lugano, que le volvería entregar a un emprendimiento privado 47 hectáreas de terrenos municipales para un negocio que dista de brindar beneficios sociales de ningún tipo (la empresa concesionaria ofrecía brindar cursos de golf a grupos escolares de la zona, una de las más empobrecidas del país). El diputado del Frente de Izquierda Marcelo Ramal realizó una airada intervención en la que denunció no sólo el negocio inmobiliario sino también los intercambios que ofrecen este tipo de emprendimientos con la venia del gobierno de Mauricio Macri, a los que denominó: “asistencialismo inmobiliario”. El diputado del PRO Roberto Quattromano se abalanzó sobre el escaño de Ramal y, según denunciaron varios legisladores que lo rodeaban y cómo se puede escuchar en el video de la sesión, lo amenazó: “La barrabrava te va a romper la cabeza afuera”. El diputado del Frente de Izquierda denunció la situación a sus pares, mientras Quattromano -un hombre que proviene del peronismo de Mataderos y responde al vicepresidente de la legislatura Cristian Ritondo, del PRO- se dirigía a su banca, sin dejar de hacer gestos burlones hacia Ramal. La sesión no pudo terminar. Varios diputados expresaron su repudio a los hechos, a la vez que Quattromano se retiraba de la reunión. Una amenaza violenta acababa de ser realizada por un diputado hacia un par. Se había mentado a las barras bravas. Con los riesgos que ello implica.

Ramal realizó una denuncia penal contra Quattromano por la que el diputado del PRO deberá presentarse a indagatoria y realizó un acto en la puerta de la legislatura en repudio al patoteo. La última sesión del año el PRO decidió no poner a discusión la reconcesión del predio para el campo de golf a sabiendas de que habría sido repudiado en el ente parlamentario.

El PRO contraatacó. Según señala el portal La política Online, la juventud del partido de Mauricio Macri realizó un simpático video en el que se canta una canción burlona sobre Ramal. “Aquí llegó Ramal, Ramal, Ramal, el show va comenzar, ya llegó, ya llegó”, dice la canción cuyo ritmo responde a la famosa cortina musical del show de Carlitos Balá. Los versos de la canción señalan que el legislador del Frente de Izquierda denuncia “pactos PRO-K”, habla demasiado y no vota nada, a la vez que indica que vive como un rey, “como todos los troskos”. Tal vez se deba interpretar que el video resultó un tiro por la culata para el PRO, ya que sólo logró muestras de solidaridad hacia Ramal, a la vez que la canción misma señalaba su coherencia en su rol opositor. Sin embargo, la cosa no quedó allí.

Es una tradición que se entreguen cajas navideñas a los legisladores porteños. Son caras. Tienen buenos vinos y champagnes y algunos productos adquiridos en algún delikatessen. Este año se entregaron, como cada fin de año, a todos los diputados. Menos a dos. A Ramal y a Pablo Bergel, quienes habían sido oradores centrales en el acto de repudio a la patoteada de Quattromano. Cristian Ritondo, vicepresidente de la legislatura, había decidido excluirlos. Se había producido una sanción de Navidad.

El diputado trotskista tiene buen humor. Un humor sarcástico y elegante. Tomó con risa el castigo de la vedada caja de navidad. Marcelo Ramal tiene una larga militancia en el Partido Obrero, una de las organizaciones que conforman el Frente de Izquierda, al que se incorporó durante su adolescencia. Durante la dictadura fue el encargado de centralizar el trabajo con los familiares de los detenidos desaparecidos, lo que llevó a que su partido fuera el único de todo el arco político que marchó con las Madres de Plaza de Mayo en reclamo de la aparición con vida y castigo a los culpables en los duros años de la represión. Luego, jamás abandonó su militancia socialista. En 2013 fue elegido legislador. Frente a los acuerdos del kirchnerismo con el macrismo, se convirtió en uno de los referentes centrales de la oposición al gobierno porteño, hecho que -como se puede comprobar- le valió amenazas. En Navidad, Ramal brindó con los suyos, sin los vinos de la caja navideña del PRO debido a una sanción. Es una linda historia. Las fiestas de fin de año son propicias para este tipo de cuentos con finales más o menos felices, según el punto de vista con que se los mire.

Pronóstico: viraje de la clase obrera del peronismo a la izquierda revolucionaria

Si se compilaran los nombres de los sitios en los que se realizaron actos emblemáticos de la política argentina, además de la Plaza de Mayo, seguramente el estadio Luna Park se encontraría entre esos lugares por los que pasó la Historia. El sábado 8 de noviembre se produjo otro de esos acontecimientos relevantes en tal escenario: se hizo allí el Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda. Las instalaciones del “Palacio del Deporte”, ubicado en la calle Corrientes y el bajo, se poblaron de banderas rojas y de consignas socialistas. Se trató de un hecho emblemático y también inédito. En esta mitad de la segunda década del siglo XXI miles de voces gritaron: “Luchar, vencer, obreros al poder”. Muchos de los protagonistas de una actualidad sindical en la que la izquierda resulta insoslayable habían decidido plantear un salto de su actividad gremial hacia objetivos estratégicos, transformadores.  Continuar leyendo

La represión kirchnerista va en aumento

La búsqueda de un significado total en acciones aisladas suele provocar la irrupción de esa forma del entendimiento conocida como impresionismo, es decir, de una explicación alejada de la realidad, basada en la mera sugerencia de una explicación simplista. Distintas corrientes abrevan en esta forma de explicar los acontecimientos de la política argentina, tan alejadas de los aportes del método científico, de la investigación policial que inauguró Allan Poe y continuó -con otros métodos- el policial negro estadounidense, de la dialéctica. Por caso, tomemos una serie de hechos que tuvieron su culminación, momentánea, el último jueves 23 de octubre.

En la Panamericana, se produjeron unos violentos incidentes en los que resultaron heridos varios manifestantes que reclamaban la reincorporación de trabajadores despedidos de la empresa Lear mientras se desalojaba la autopista -que no estaba cortada totalmente-. También es cierto que hubo dos policías contusos. Apretados, estos son los hechos. El diario Página/12, por ejemplo, tuvo una mirada impresionista -que expresa fielmente el relato de los acontecimientos realizado por el kirchnerismo oficial- que lo llevó a despachar el asunto en dos párrafos que daban cuenta de incidentes, “heridos en ambos bandos y detenidos”.

Sin embargo, un escrutinio un poquito más pormenorizado de los hechos da cuenta de lo siguiente. El último jueves la represión de la Gendarmería fue salvaje. Los miembros de la fuerza de seguridad comandada por Berni tiraron balas de goma no sólo a mansalva, sino que a quemarropa. Hubo más de veinte heridos por los perdigones de parte de los manifestantes, varios de ellos internados, e incluso el diputado nacional Nicolás del Caño, del PTS-Frente de Izquierda, fue herido durante la represión. Un gendarme fue herido mientras un manifestante resistía el embate cuerpo a cuerpo -que se realizaba mientras se disparaban las balas de goma- y golpeó al susodicho hombre de Berni. Mientras tanto, la caravana de autos que acompañaba la manifestación -y que ocupaba dos carriles de la Panamericana- fue disuelta mediante la rotura de los vidrios de dos autos y la detención de sus choferes por parte de las fuerzas del orden. El salvajismo de la represión fue tal que el CELS, dirigido por el kirchnerista Horacio Verbitsky, señaló en su comunicado sobre los acontecimientos, que el accionar gubernamental “insistió con respuestas violentas y con un uso abusivo de la fuerza que resultó incluso más lesivo para la integridad de los participantes de la protesta que los operativos anteriores”.

Pero hay más.

Dos días antes de la violenta represión, una patota ingresó a la carpa que los trabajadores despedidos de Lear mantienen frente a la puerta de la fábrica de origen estadounidense. Exhibieron cuchillos y armas de fuego. Amenazaron a una de las trabajadoras diciéndole que la iban “violar”. Tajearon la carpa y se robaron las banderas antes de retirarse. No se debería pasar por alto que existe en el lugar un destacamento permanente de la policía bonaerense junto al de la Gendarmería, que incluso custodia la fábrica desde adentro de las instalaciones, como si la institución de seguridad del Estado fuera un cuerpo de seguridad privado de la empresa. La inacción de estas fuerzas para impedir la realización del bravo ataque indica que hubo una zona liberada.

Hay más.

Hace unas semanas, el diputado bonaerense del Frente de Izquierda Christian Castillo se había reunido con Jorge Capitanich y Sergio Berni para tratar de encontrar una salida al conflicto, originado luego de Lear decidiera doscientos despidos de la parte obrera. Las reuniones fueron infructuosas debido a que el Gobierno decidió no obligar a la empresa a dar marcha atrás con despidos que fueron considerados por la Justicia y el ministerio de Trabajo como ilegales. La represión del jueves y el ataque del martes sucedieron luego del fracaso de las negociaciones.

El increscendo de represión estatal y paraestatal -que es plausible de atribuirse a las patotas sindicales del Smata, dirigido por Ricardo Pignanelli- muestran la evolución del kirchnerismo, en este fin de ciclo, hacia una política que escarmienta a los trabajadores que luchan. En una situación económica y política que provocará un incremento de las manifestaciones obreras ante la inflación y el ajuste. En marzo de 2013, la presidente Cristina Fernández había declarado, una vez más y aunque no se correspondiese con la realidad, que su Gobierno no reprimiría a quienes cortaran calles ni pensaran distinto. Nada de esto sucede hoy. Y la venia política a Berni plantea que no sucederá en el periodo inmediato. Un fin de ciclo que, como conclusión al relato impresionista del oficialismo, podría estar marcado por la conflictividad social y las convulsiones políticas en las que la clase trabajadora tendrá una intervención autónoma.

Capitanich vs la clase trabajadora

En la novela Segunda fundación, uno de los personajes de Isaac Asimov, al explicar el mecanismo del engaño, señala: “Solía decir que sólo una mentira que no estuviera avergonzada de sí misma podía tener éxito”. Tal vez el jefe de gabinete Jorge Milton Capitanich no se haya detenido en este requisito a la hora de pronunciar, en las últimas jornadas, unos brutales ataques a trabajadores empeñados en no perder sus puestos ni sus fuentes de trabajo. Para justificar las suspensiones de todo el personal en la fábrica Lear y las desvinculaciones de doscientos trabajadores -entre los que se cuentan los delegados de la comisión interna-, Capitanich había atribuido el viernes los hechos a la acción del Partido Obrero, al que definió como “el preferido por los capitalistas”.

“Esto tiene que ver con una acción del Partido Obrero, que no es el partido de los trabajadores. El único partido que defiende a los trabajadores es el Partido Justicialista”, había dicho el ex gobernador del Chaco (una de las provincias más pobres del país). Y había agregado: “Lo que hace el Partido Obrero es defender siempre los intereses de la patronal y hostigar el funcionamiento de la economía, El Partido Obrero no es un partido antisistema; es el partido del sistema, el preferido por los capitalistas y por los grandes empresarios“. La suma de incoherencias -una encadenación de mentiras que se avergonzarían de sí mismas- se incrementó el último martes, cuando en su habitual encuentro matutino con el periodismo, Capitanich continuó: “No nos vengan a correr por izquierda. La verdadera izquierda revolucionaria de este país siempre fue el peronismo”. Y en referencia al activismo de izquierda que gravita en el conflicto de Lear, agregó: “Observamos con mucha preocupación que no son solamente idiotas útiles sino que están actuando para destruir el empleo de los argentinos”. Las manifestaciones del jefe de Gabinete no sólo tuvieron el encanto del absurdo, sino que evitaron explicar el rol de una empresa multinacional estadounidense que había decidido vaciar su producción importándola desde plantas centroamericanas -pese a las restricciones a las importaciones que plantea el gobierno argentino- en función de deshacerse de su comisión interna combativa, en complicidad con el sindicato SMATA, dirigido por Ricardo Pignanelli. El citado sindicato acababa de publicar una solicitada en la que se manifestaban cansados del accionar de la izquierda y anunciaba que llamaría a una asamblea para destituir a los delegados combativos. Una vieja tradición de la burocracia sindical que, en el caso de SMATA, fue cómplice en la entrega de trabajadores izquierdistas a los militares para su desaparición durante la dictadura, como se comprobó en el caso de la fábrica Mercedes Benz.

Sin embargo, las declaraciones de Capitanich, por asombrosas que resulten, no logran ocultar el peso de unas acciones patronales hostiles contra sectores de la clase trabajadora que defiende sus derechos. No sólo es síntoma de esta acción empresarial el conflicto en Lear, sino también el de larga data en los talleres ferroviarios Emfer y Tatsa (de difusa propiedad del grupo Cirigliano, que también lo está vaciando) y, más recientemente, el de la gráfica de origen estadounidense Donelley, que el lunes anunció el cierre de su planta, ubicada también en el trazado de la ruta Panamericana. El modus operandi se había repetido tanto en Lear como en Donelley -cuya comisión interna está dirigida por miembros de la lista Bordó, que se referencia en el Partido de los Trabajadores Socialistas, miembro junto al PO e Izquierda Socialista del Frente de Izquierda-: los empresarios habían planteado recursos preventivos de crisis para imponer suspensiones y despidos, que fueron rechazados por los trabajadores y por el ministerio de Trabajo, aunque luego ejercitaron las desvinculaciones, en un caso, y el cierre de la fábrica, en el otro.

Con mucha demora, y cumpliendo varias resoluciones judiciales, el ministerio de Trabajo tuvo que garantizar el reingreso de la despedida comisión interna de Lear durante la mañana del último martes -a pesar de que el viernes mismo la empresa había suspendido a todo el personal-. “El ministerio vino a hacer cumplir la reinstalación y comprobó el lock out patronal con la evidencia de la empresa vacía y nadie trabajando -señaló a este cronista Silvio Fanti, secretario general de la comisión interna-. Cuando termine el periodo de suspensiones, la resolución indica que los delegados tenemos que estar”.

-Capitanich dijo que ustedes eran “idiotas útiles” al servicio de los grupos concentrados, ¿qué opina de esas declaraciones?

-No somos idiotas útiles, encabezamos la defensa de los puestos de trabajo y lo vamos a seguir haciendo. El SMATA debería movilizarse junto a nosotros y no lo hace, ellos sí, en claro servicio a este grupo concentrado. La empresa tiene un plan de expansión, necesita bajar los costos salariales y para eso necesita descabezar una comisión interna que defiende los derechos de los trabajadores. Yo he votado al kirchnerismo y le diría al jefe de Gabinete que si lo que dice es verdadero, que venga con nosotros a defender los puestos de trabajo.

Ante el cierre de la gráfica Donelley, los trabajadores decidieron tomar la empresa. “Los tres turnos de trabajo estamos desde esta mañana cumpliendo la conciliación obligatoria y estamos produciendo, terminando los trabajos que teníamos que terminar -explicó el martes por la mañana a este cronista Eduardo Ayala, delegado de la empresa-. La empresa no apareció y estamos tratando de preservar el trabajo para todos y lo estamos logrando. 

-¿Cuál es la actitud del sindicato?

-El sindicato nos está acompañando.

Donelley había anunciado la suspensión de trabajadores -no el cierre de la empresa- y había comenzado el vaciamiento empresarial tercerizando su producción hacia otras plantas. “En las plantas que dirigimos sindicalmente nos negamos a aceptar el trabajo derivado de Donelley -señala Pablo Viñas, secretario general de AGR-Clarín y miembro de la lista Naranja, ligada al PO-. Sin embargo, pequeños talleres cooperativos cuya dirección legal es la del sindicato estuvieron produciendo ese trabajo que la empresa decidió tercerizar. Ante el cierre de esta gran planta, creemos que es necesario que el sindicato llame al paro de todo el gremio para evitar esta situación”.

La posibilidad de que grandes empresas realicen operativos de despidos y vaciamientos para evitar la acción del sindicalismo combativo fue esbozada por el periodista Ricardo Carpena en su columna sindical del lunes en el diario Clarín. En medio del agravamiento de la crisis económica y el crecimiento de la izquierda en los sindicatos, las graves declaraciones de Capitanich y las amenazas de Pignanelli corroborarían esta teoría. Jorge Altamira, líder del Frente de Izquierda y otro “idiota útil”, según las palabras del jefe de Gabinete, así opinó: “Es palabrerío sin contenido: sólo la izquierda está contribuyendo a desbaratar los planes para despedir trabajadores y cerrar plantas. Capitanich dice que se acuesta muy tarde. Le recomendaría que duerma el tiempo suficiente como para contestar apropiadamente las preguntas de los periodistas y no desvaríos. El que está a las cinco de la mañana defendiendo los puestos de trabajo es el Frente de Izquierda, acción que se replica en el plano legislativo, donde planteamos la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo sin mengua salarial. Estamos avanzando con la CTA de Micheli en la realización de una gran marcha contra los despidos y el impuesto al salario que realizaremos a fin de mes”. La semana que viene la CGT definirá si realiza un tercer paro general contra el gobierno de Cristina Fernández ante la crítica situación que se vive en el campo laboral.

Hace cierto tiempo el kirchnerismo consideraba que, a su izquierda, sólo se encontraba la pared. No sólo miembros del gobierno planteaban esta máxima abiertamente, sino que sus acólitos estaban convencidos de su justeza y de su verdad. Sin embargo, uno de los efectos de la construcción de un relato ajeno a la realidad es que, cuando tal realidad se torna ineludible por la fuerza de los hechos, sólo resta entonces la aceptación o la psicosis. Las indefinibles declaraciones del jefe de gabinete Jorge Milton Capitanich permiten señalarlas como manifestaciones de esta segunda posibilidad. Quizás se trate de una psicosis senil que, en tanto síntoma de un cuerpo político agotado, tan sólo sea una comprobación más del así llamado “fin de ciclo” kirchnerista.

Testigos contra Milani denuncian a la Justicia

“La causa no avanza, el fiscal Britos se limita a cumplir con lo mínimo indispensable, pero no investiga, no avanza en las líneas de investigación, tal como indica su deber. De cualquier manera, hoy nuestros abogados pidieron que se cite a indagatoria a Milani”, anuncia a este cronista Graciela Ledo, hermana de Alberto Ledo, desaparecido en 1976 mientras cumplía funciones como asistente personal del entonces teniente César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, el hombre elegido por la presidenta Cristina Fernández para regir los destinos del ejército.

“Las presiones que realiza el gobierno nacional para que la causa judicial no avance son impresionantes -denuncia Álvaro “Yopo” Illanes, testigo clave en la acusación contra Milani-. Y nos presionan a nosotros también: por apoyar la huelga docente, somos cinco los procesados en mi familia por ‘privación ilegítima de la libertad’. Mi hermano, mi hermana, mi sobrino, mi sobrina, y yo. Así nos quieren intimidar por los testimonios sobre Ledo”.

“Sabemos que por mucha menos carga probatoria que la que hay en el caso Milani se mandó a prisión a militares por sus crímenes durante la dictadura -explica Gabriela Shaller, hija de Plutarco Shaller, fotógrafo del diario El independiente arrestado por los militares que reconoció a Milani como uno de sus captores-. Mi hermano mismo fue liberado de un campo clandestino de concentración por el propio Milani, pero la justicia no lo llama a declarar”.

Con estas palabras estas tres personas explican la impotencia que produce un proceso judicial detenido debido a que el poder político kirchnerista tomó partido por el acusado y desechó los testimonios de las víctimas. Hoy, en las vísperas de un nuevo aniversario de la desaparición de Ledo, sus palabras se escucharán en el Congreso, en una audiencia convocada por el Frente de Izquierda para denunciar una vez más al jefe del Ejército. Y, como se ve, para apreciar cómo se aplica en la justicia la ley del doble standard.

Tres casos indicarían la participación de Milani en episodios de la represión ilegal durante la última dictadura. Ramón Olivera declaró en la Conadep riojana realizada en 1984 los hechos que ratificó recientemente ante la Justicia y que acusan a Milani por la detención ilegal de su padre en marzo de 1976 y la suya propia posterior. Según el testimonio de Olivera, al tiempo de arrestarlo, Milani se habría presentado como el militar que había detenido a su padre con anterioridad. Olivera denunció que durante su detención hubo un simulacro de fusilamiento. Y que luego Milani lo llevó hasta el despacho de un juez donde fue interrogado hostilmente, con la participación activa del actual jefe del ejército. En el camino hacia el juzgado, Milani lo habría chicaneado anunciándole “el fin de su carrera en el ERP”. El juez ante el que Olivera había sido trasladado no es otro que Roberto Catalán, que actualmente cumple prisión efectiva debido a delitos de lesa humanidad durante la dictadura -el ex juez fue condenado por propiciar tormentos a los detenidos-. Ante el mismo Catalán, Milani declaró en 1979 que sólo había llevado a declarar a Olivera y que lo había dejado en la puerta de su despacho. Allí donde se podría ver una red criminal de complicidades, la justicia riojana ve un descargo válido de Milani.

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“El fiscal Michel Salman actúa como un defensor de los represores y no como un fiscal”, señala Gabriela Shaller. Salman tomó como pertinente el testimonio de Milani ante el condenado ex juez Catalán y pidió que se cierre la investigación sobre los sucesos denunciados. Gabriela es hija de Plutarco Shaller, que era fotógrafo del diario El Independiente, el primer diario cooperativo de América que fue apropiado por los militares apenas sucedido el golpe de Estado. Plutarco fue uno de los detenidos en el operativo. En cierto momento fue trasladado detenido al hospital. Una de esas noches, según declaró en 2009, un militar irrumpió violentamente en su habitación: “Este hijo de puta sigue acá”, habría dicho el militar. Al día siguiente Plutarco preguntó quién había sido la persona que lo había zamarreado en su cama hospitalaria: “Es el tenientito Milani”, le habría respondido el conscripto de guardia. Luego del episodio, Ariel Shaller, hijo de Plutarco, fue detenido, acusado de haber intentado fugar a su padre del hospital. Tenía 18 años. Fue conducido a un campo de concentración, donde fue torturado. Fue liberado por el propio Milani. “Mi hermano reconoció a Milani, que lo despidió del campo de concentración donde había sido detenido -explica Gabriela Shaller-. Milani sabía de las actividades que se realizaban en ese campo y sabía que había menores detenidos. Mi hermano, que reconoció a Milani como el hombre que lo despidió del centro de detención, no fue llamado por la justicia a declarar todavía”.

El tercer caso es el de Ledo, quien mientras cumplía funciones como asistente personal de Milani en un campamento en Tucumán, fue desaparecido. Le habían ordenado integrar un grupo que salió de expedición al monte, y nunca más regresó. Milani se encargó de escribir el informe que lo daba por “desertor”, en una flagrante falsificación de documento público. “Con el flaco Ledo nosotros hicimos la colimba en La Rioja -cuenta a este cronista Álvaro “Yopo” Illanes-. Yo era presidente de la JP de Chilecito, y Ledo era militante del PRT. Estuve pocos días haciendo la conscripción antes de que me detuvieran por mi actividad política. Fueron quince días, pero esos quince días bastaron para saber que Milani nos tenía marcados a mí y a Ledo. Por las tardes nos juntaba a los conscriptos para tener charlas distendidas. Milani empezaba hablando de fútbol, de mujeres, y después pasaba a hablar de la situación política, del Operativo Independencia, de la guerrilla. Con Ledo nos dijimos que estábamos siendo marcados, que estaba haciendo ‘inteligencia’ y decidimos evitar participar de esos diálogos”. Illanes fue apresado y permaneció tres años prisionero de la dictadura, mientras Ledo era designado como asistente personal de Milani. Hasta que desapareció. Hoy, Illanes y varios de sus familiares se encuentran procesados por la justicia debido a su participación en las protestas docentes de la última huelga en Chilecito, y podría ser condenado a prisión. Paradoja de paradojas que los Illanes interpretan como un intento de intimidación.

“La Cámara Federal ordenó que se investigue a Milani por las denuncias en su contra, pero eso no está sucediendo”, dice Graciela Ledo. Para que se conozcan estos caminos inversos de la justicia Ledo se hará presente en el Congreso de la Nación, donde también se escucharán los otros testimonios de la injusticia. El mismo gobierno que se jacta de haber apresado a muchos de los criminales que ejercieron el terror durante el último gobierno militar no cesa en su intención de defender a Milani de las acusaciones de las víctimas. Oscuro signo de una época en la que la búsqueda de la verdad se ve obstruida si interfiere con los designios del poder.