Por: Diego Rojas
Para que un fenómeno pueda ser considerado como tal es necesario que se demuestre su consolidación, es decir, que supere un mero carácter azaroso, aleatorio o de hecho extraordinario y reversible. Quizás las elecciones del domingo en Mendoza -las primeras de un profuso año electoral con elecciones locales, provinciales y que concluirá con las presidenciales- marquen una tendencia a la consolidación del ascenso de la izquierda.
La capital de la provincia mendocina fue el escenario de la primera contienda electoral de las PASO para determinar las candidaturas a intendente y concejales locales. El radicalismo presentó un frente que incluyó a la UCR,;al Partido Socialista; al PRO, de Mauricio Macri; al Frente Renovador, de Sergio Massa y hasta a Libres del Sur, de Humberto Tumini -una organización que proviene del guevarismo y que justifica estos frentes en función de un combate a “la derecha”, aunque en esta oportunidad compartió listas con el PRO-. El frente oficialista liderado por la UCR presentó cuatro listas que dirimirían el candidato para las elecciones generales de abril.
Por su parte, el Frente para la Victoria presentó cuatro listas de distintas tendencias que iban desde el sciolismo representado por Carlos Aranda hasta la que respondía a Unidos y Organizados -el ala “izquierda” del kirchnerismo- que postulaba a Pinky Saba.
El Frente de Izquierda presentó una lista única que postulaba a Nicolás del Caño, actual diputado nacional, como intendente y a Andrés Elías como concejal.
Los resultados otorgaron, como era previsible, una contundente victoria al frente oficialista, que obtuvo casi un sesenta por ciento de los votos y consolidó al radical Rodolfo Suárez como candidato a intendente. Sin embargo el dato político fueron los votos obtenidos por el Frente de Izquierda que, con un 14,3%, logró instalar a Del Caño y Elías como los segundos candidatos más votados a intendente y concejal, respectivamente. Del Caño le ganó por lejos al candidato del sciolismo, Aranda, y el Frente para la Victoria sólo pudo superar los guarismos del Frente de Izquierda contabilizando la suma de sus cuatro listas, que rondaron el 17% de la votación. El antiguamente tradicional Partido Demócrata obtuvo un 5% de los votos y la agrupación MST, que se reclama de izquierda, obtuvo una votación marginal que no le permitirá presentarse en las elecciones generales.
La performance de la izquierda merece recordar sus antecedentes inmediatos. En 2013, en las PASO el Frente de Izquierda obtuvo un 7% de los votos, que se duplicaron en las generales -alcanzaron el 14%- y permitieron que pudieran ingresar un diputado mendocino al parlamento nacional. Si la tendencia de incrementar votos en las generales se mantuviera -una posibilidad firme ya que un sector del electorado kirchnerista no votaría al candidato conservador del sciolismo- la votación a Del Caño se consolidaría, a la vez que ingresaría al Concejo Deliberante Andrés Elías. Un dato no menor es que la votación en los barrios obreros y populares fue bastante mayor hacia el Frente de Izquierda -alcanzó porcentajes al 20%-, dato que indicaría una ruptura de muchos votantes de estos sectores con el peronismo. La polarización entre los frentes del justicialismo kirchnerista y los de la oposición al kirchnerismo plantean también una perspectiva que, de potenciarse a nivel nacional, ubicaría al Frente de Izquierda en una posición independiente de esos dos ejes políticos.
Los resultados también deberían permitirle una reflexión a los miembros del Frente de Izquierda: la campaña unitaria en torno a la candidatura de Del Caño y Elías permitió que la coalición trotskista se mostrara homogénea y en disputa con las otras listas, situación que no se hubiera constatado si presentaba listas internas que disputaran entre sí las candidaturas -tal como pasó, por ejemplo, con el Frente para la Victoria-. Un dato relevante a la hora de discutir las candidaturas nacionales del Frente de Izquierda, que según consultoras, encuestas y conocimiento popular deberían postular a Jorge Altamira como candidato a presidente.
Las primeras elecciones nacionales mostraron una consolidación del Frente de Izquierda, que podría replicarse y aumentarse en las generales abril. Sería la demostración de un ascenso más general de la izquierda en nuestro país.