Testigos contra Milani denuncian a la Justicia

Diego Rojas

“La causa no avanza, el fiscal Britos se limita a cumplir con lo mínimo indispensable, pero no investiga, no avanza en las líneas de investigación, tal como indica su deber. De cualquier manera, hoy nuestros abogados pidieron que se cite a indagatoria a Milani”, anuncia a este cronista Graciela Ledo, hermana de Alberto Ledo, desaparecido en 1976 mientras cumplía funciones como asistente personal del entonces teniente César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, el hombre elegido por la presidenta Cristina Fernández para regir los destinos del ejército.

“Las presiones que realiza el gobierno nacional para que la causa judicial no avance son impresionantes -denuncia Álvaro “Yopo” Illanes, testigo clave en la acusación contra Milani-. Y nos presionan a nosotros también: por apoyar la huelga docente, somos cinco los procesados en mi familia por ‘privación ilegítima de la libertad’. Mi hermano, mi hermana, mi sobrino, mi sobrina, y yo. Así nos quieren intimidar por los testimonios sobre Ledo”.

“Sabemos que por mucha menos carga probatoria que la que hay en el caso Milani se mandó a prisión a militares por sus crímenes durante la dictadura -explica Gabriela Shaller, hija de Plutarco Shaller, fotógrafo del diario El independiente arrestado por los militares que reconoció a Milani como uno de sus captores-. Mi hermano mismo fue liberado de un campo clandestino de concentración por el propio Milani, pero la justicia no lo llama a declarar”.

Con estas palabras estas tres personas explican la impotencia que produce un proceso judicial detenido debido a que el poder político kirchnerista tomó partido por el acusado y desechó los testimonios de las víctimas. Hoy, en las vísperas de un nuevo aniversario de la desaparición de Ledo, sus palabras se escucharán en el Congreso, en una audiencia convocada por el Frente de Izquierda para denunciar una vez más al jefe del Ejército. Y, como se ve, para apreciar cómo se aplica en la justicia la ley del doble standard.

Tres casos indicarían la participación de Milani en episodios de la represión ilegal durante la última dictadura. Ramón Olivera declaró en la Conadep riojana realizada en 1984 los hechos que ratificó recientemente ante la Justicia y que acusan a Milani por la detención ilegal de su padre en marzo de 1976 y la suya propia posterior. Según el testimonio de Olivera, al tiempo de arrestarlo, Milani se habría presentado como el militar que había detenido a su padre con anterioridad. Olivera denunció que durante su detención hubo un simulacro de fusilamiento. Y que luego Milani lo llevó hasta el despacho de un juez donde fue interrogado hostilmente, con la participación activa del actual jefe del ejército. En el camino hacia el juzgado, Milani lo habría chicaneado anunciándole “el fin de su carrera en el ERP”. El juez ante el que Olivera había sido trasladado no es otro que Roberto Catalán, que actualmente cumple prisión efectiva debido a delitos de lesa humanidad durante la dictadura -el ex juez fue condenado por propiciar tormentos a los detenidos-. Ante el mismo Catalán, Milani declaró en 1979 que sólo había llevado a declarar a Olivera y que lo había dejado en la puerta de su despacho. Allí donde se podría ver una red criminal de complicidades, la justicia riojana ve un descargo válido de Milani.

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“El fiscal Michel Salman actúa como un defensor de los represores y no como un fiscal”, señala Gabriela Shaller. Salman tomó como pertinente el testimonio de Milani ante el condenado ex juez Catalán y pidió que se cierre la investigación sobre los sucesos denunciados. Gabriela es hija de Plutarco Shaller, que era fotógrafo del diario El Independiente, el primer diario cooperativo de América que fue apropiado por los militares apenas sucedido el golpe de Estado. Plutarco fue uno de los detenidos en el operativo. En cierto momento fue trasladado detenido al hospital. Una de esas noches, según declaró en 2009, un militar irrumpió violentamente en su habitación: “Este hijo de puta sigue acá”, habría dicho el militar. Al día siguiente Plutarco preguntó quién había sido la persona que lo había zamarreado en su cama hospitalaria: “Es el tenientito Milani”, le habría respondido el conscripto de guardia. Luego del episodio, Ariel Shaller, hijo de Plutarco, fue detenido, acusado de haber intentado fugar a su padre del hospital. Tenía 18 años. Fue conducido a un campo de concentración, donde fue torturado. Fue liberado por el propio Milani. “Mi hermano reconoció a Milani, que lo despidió del campo de concentración donde había sido detenido -explica Gabriela Shaller-. Milani sabía de las actividades que se realizaban en ese campo y sabía que había menores detenidos. Mi hermano, que reconoció a Milani como el hombre que lo despidió del centro de detención, no fue llamado por la justicia a declarar todavía”.

El tercer caso es el de Ledo, quien mientras cumplía funciones como asistente personal de Milani en un campamento en Tucumán, fue desaparecido. Le habían ordenado integrar un grupo que salió de expedición al monte, y nunca más regresó. Milani se encargó de escribir el informe que lo daba por “desertor”, en una flagrante falsificación de documento público. “Con el flaco Ledo nosotros hicimos la colimba en La Rioja -cuenta a este cronista Álvaro “Yopo” Illanes-. Yo era presidente de la JP de Chilecito, y Ledo era militante del PRT. Estuve pocos días haciendo la conscripción antes de que me detuvieran por mi actividad política. Fueron quince días, pero esos quince días bastaron para saber que Milani nos tenía marcados a mí y a Ledo. Por las tardes nos juntaba a los conscriptos para tener charlas distendidas. Milani empezaba hablando de fútbol, de mujeres, y después pasaba a hablar de la situación política, del Operativo Independencia, de la guerrilla. Con Ledo nos dijimos que estábamos siendo marcados, que estaba haciendo ‘inteligencia’ y decidimos evitar participar de esos diálogos”. Illanes fue apresado y permaneció tres años prisionero de la dictadura, mientras Ledo era designado como asistente personal de Milani. Hasta que desapareció. Hoy, Illanes y varios de sus familiares se encuentran procesados por la justicia debido a su participación en las protestas docentes de la última huelga en Chilecito, y podría ser condenado a prisión. Paradoja de paradojas que los Illanes interpretan como un intento de intimidación.

“La Cámara Federal ordenó que se investigue a Milani por las denuncias en su contra, pero eso no está sucediendo”, dice Graciela Ledo. Para que se conozcan estos caminos inversos de la justicia Ledo se hará presente en el Congreso de la Nación, donde también se escucharán los otros testimonios de la injusticia. El mismo gobierno que se jacta de haber apresado a muchos de los criminales que ejercieron el terror durante el último gobierno militar no cesa en su intención de defender a Milani de las acusaciones de las víctimas. Oscuro signo de una época en la que la búsqueda de la verdad se ve obstruida si interfiere con los designios del poder.