En un mercado de cambios intervenido, desdoblado en los hechos y con precios distorsionados entre el circuito oficial -al que sólo se accede para operaciones de comercio exterior y las autorizadas para turismo- y el paralelo -donde el billete físico se consigue un 54% más caro-, aparece otra cotización que sincera la percepción del valor del peso argentino en el exterior: el “contado con liquidación”.
Este tipo de cambio surge de la transferencia legal de activos argentinos, sean bonos o acciones, a una cuenta en el exterior, para ser vendidos y hacerse de dólares. Lo habitual es que se efectivice a través de papeles locales que cotizan en Nueva York (los ADR) o títulos públicos argentinos emitidos en dólares que tengan mayor liquidez. La brecha entre el “liqui” y el dólar oficial alcanza hoy el 62 por ciento. Estas transacciones son legales, las cursan sociedades de Bolsa que cobran una comisión cercana al 2% y son supervisadas por el Mercado de Valores.