Por: Juan Gasalla
Las reservas del Banco Central mostraron un retroceso de u$s 640 millones en enero y contabilizaron en dos años una pérdida de u$s10.004 millones desde el récord histórico de u$s 52.654 millones el 26 de enero de 2011. Si bien los actuales u$s 42.650 millones cuadruplican el stock de hace una década, en plena crisis post-convertibilidad, resignaron un 19% desde su nivel máximo. ¿Qué origina esta pérdida?
La merma en las arcas del Banco Central obedece en primer término al pago de deuda pública en dólares con fondos de la entidad, a la vez que la emisión de pesos a cuenta del Tesoro para financiar gasto corriente horada el valor del peso: estos activos en moneda extranjera son el respaldo del circulante y su retroceso se traduce en elevada inflación y afecta el poder de compra de los salarios en el mercado interno.
El 6 de abril de 2012 entró en vigencia la nueva Carta Orgánica del Banco Central, establecida por la Ley 26.739, que elimina la relación fija entre la base monetaria y las reservas internacionales. Según la normativa, el nivel de los activos que la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont debe mantener está relacionado con su “capacidad para atender las demandas del balance de pagos”. Cumplido este objetivo, “las reservas que excedan ese nivel podrán ser utilizadas exclusivamente para el pago de deudas soberanas”, mientras que permite “un canal adicional de financiamiento al Gobierno nacional equivalente al 10% de sus ingresos en efectivo” a través de adelantos transitorios.
Otro factor que socava las reservas y se advierte en este inicio de 2013 es el de una menor liquidación de exportaciones, en particular desde el agro. Los productores esperan una mayor cotización para el dólar oficial, hoy al filo de los 5 pesos, después de que el secretario de Comercio Interior estimara que podría alcanzar los 6 pesos para fin de año, un 20% más. Asimismo, hay expectativas de mejora en los precios de los granos en el mercado internacional que impulsan a los agricultores a confiar en resguardo de la “silo-bolsa” y no apurar la venta de su producto.
Sin embargo, la mitad de la baja de reservas la sigue explicando en 2013 la salida de depósitos en dólares de los bancos privados. Estas colocaciones se contabilizan como reservas en concepto de encajes de las entidades financieras. Hasta el 25 de enero se “fugaron” del sistema financiero u$s 252 millones, según datos del BCRA, con un promedio superior a los u$s 60 millones por semana. Desde que se instauró el “cepo” cambiario el 31 de octubre de 2011 se retiraron 7.113 millones de dólares.
La liquidez de pesos, excesiva si se la confronta con el respaldo que tienen en moneda dura, incentiva a los ahorristas a procurarse de dólares en el mercado informal, por efecto de las restricciones de la AFIP y el Banco Central. Este impedimento para atesorar dólares genera un clima de desconfianza: el que tiene dólares no se desprende de ellos y el que los tiene en una cuenta prefiere retirar sus depósitos y hacerse de los billetes físicos.
Todos estos elementos se conjugan para explicar el inesperado salto del dólar libre a 8 pesos. Emisión, inflación, déficit fiscal, retraso cambiario, contracción de las exportaciones y escasez de billetes se retroalimentan y presionan a un mercado paralelo diminuto, pero explosivo.