Abril se encamina a ser un mes muy favorable para las reservas del Banco Central. Con un avance de u$s743 millones en sólo 15 días, está cerca de superar a septiembre de 2010 (+u$s777 millones) y octubre de 2010 (+u$s793 millones), aunque lejos aún de los u$s1.833 millones de julio de 2010, la siguiente marca a romper, alcanzada 44 meses atrás.
El salto del dólar oficial en enero, que encareció las importaciones e incentivó las exportaciones, dejó la puerta abierta al actual flujo positivo de divisas en el período más intenso de venta de granos por la cosecha gruesa. El aumento de las tasas de interés del Banco Central, que permitió una cómoda absorción del excedente de pesos, fue un complemento adecuado para quitar presión sobre un dólar estacionalmente más abundante. Y con importaciones restringidas, se impusieron las compras oficiales de divisas en el mercado mayorista.
En el segmento minorista, la liberación parcial de las ventas para atesoramiento ayudó a doblegar la demanda informal a tal punto que desde el récord de $13,10 que tocó el dólar “blue”, inmediatamente después de la devaluación de enero, el billete verde se depreció 21,5% a los actuales $10,28, un valor inferior al del dólar “tarjeta” o “turismo”, aquel que se paga sobre el precio oficial más un 35% de recargo como adelanto del Impuesto a las Ganancias.
La brecha entre el dólar libre y el oficial -que promedia a $8,075 en bancos y casas de cambio- se desplomó hasta el 27,3%, el menor rango en 22 meses. Con esta tendencia el dólar informal también empieza acercarse al dólar “ahorro”, en torno a $9,69, al aplicarse en este caso un recargo del 20% sobre el oficial. Por esta operatoria, el Banco Central ya sacrificó u$s486,6 millones desde el 27 de enero, cuando empezó la apertura controlada del “cepo”.
La inflación ejerce un rol fundamental en la evolución del tipo de cambio. En el corto plazo restringe la capacidad de los ahorristas de destinar pesos excedentes para adquirir divisas. Pero con el correr de los meses, y con la mejora salarial que aportarán las paritarias, el aumento de los precios de la economía será un poderoso incentivo para que el dólar suba en el mercado informal y para que el Gobierno aplique una segunda dosis devaluatoria al peso.
Las divisas liquidadas por el agro y sus industrias derivadas acumularon hasta el viernes 11 de abril u$s5.880,4 millones, un 17,5% más que en el mismo período de 2013. Este monto está muy cerca del alcanzado en el mismo lapso de 2011 (u$s6.057 millones), un año récord para el ingreso de divisas por las ventas del campo. Un informe del IARAF cifra en u$s42.900 millones el valor de la cosecha argentina 2013/2014, producción que, además de superar los 100 millones de toneladas, podría ser récord en monto y volumen. “Si se consideran los tres principales cultivos –soja, trigo y maíz- y se tiene en cuenta un coeficiente razonable de toneladas exportadas/toneladas producidas, se puede ver que el valor de las exportaciones de éstos tres cultivos en su conjunto ascendería a u$s29.643 millones durante el año 2014”, indica el estudio de la consultora que dirige Nadin Argañaraz.
“Bajo este escenario, particularmente las exportaciones de la soja alcanzarían los u$s23.630 millones. Con estos resultados, el gobierno nacional podría recaudar u$s9.521 millones de derechos de exportación de los principales cultivos, del cual el 85% se explicaría por las retenciones a la soja”, detalla el IARAF. El precio internacional actual de la soja está más de 70 dólares o 15% por encima del valor que tenía en el inicio del año. En torno a los u$s540 por tonelada, una elevada cotización en términos históricos, se disipa la posibilidad de una crisis económica de envergadura como las conocidas por Argentina en las últimas décadas.
Esto no significa que el panorama para el dólar esté despejado. En el segundo semestre ya habrá pasado la oleada exportadora, mientras que comenzarán a acumularse los vencimientos de Letras y Notas, que el BCRA deberá renovar con más tasa o cancelar con pesos. La liquidez de moneda local tendrá un empujón adicional hacia fin de año, ante las necesidades de financiamiento del Tesoro: parte de ese volumen de dinero buscará refugio en dólares físicos o activos respaldados en divisas. Sin el auxilio de una política fiscal austera o la llegada de crédito e inversión externos, los movimientos certeros la entidad que preside Juan Carlos Fábrega no serán suficientes para defender el terreno ganado en la estabilización del dólar y las reservas.