Por: Juan Gasalla
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) es el ente recaudador de impuestos que depende del Ministerio de Economía, encargado además de regular las obligaciones y derechos de los contribuyentes. El Banco Central (BCRA) es la institución encargada de la emisión de pesos y de fijar la política monetaria, entre otras varias funciones. Entre sus objetivos, la AFIP, que conduce Ricardo Echegaray, procura obtener recursos para que el Gobierno pueda financiar las políticas públicas, mientras que el organismo que preside Mercedes Marcó del Pont promueve la estabilidad monetaria y del sistema, además de instar al “pleno empleo de los recursos y el desarrollo de la economía con equidad social”.
Ambas entidades, una como fiscalizadora y la otra como reguladora, se complementaron para el establecimiento de las restricciones cambiarias a partir de octubre de 2011. Sin embargo, sus roles dentro del Gobierno no siempre armonizan y sus objetivos se cruzan y contrarrestan, en un marco de desaceleración económica y déficit de las cuentas públicas.
En cuanto al comercio exterior, los ingresos percibidos por la AFIP crecen tanto por importaciones como por exportaciones, al recaudar por retenciones. En el caso del Central es vital que se mantenga el superávit comercial, porque sus reservas se engrosan con los dólares de las ventas externas, pero decrecen al venderle dólares a los importadores. La entidad emisora carga con el peso de la importación de energía, casi monopolizada por el Estado nacional a través de Enarsa e YPF, que podría demandar u$s14 mil millones este año, para ampliar el déficit sectorial a unos u$s7 mil millones en 2013.
El BCRA intenta acumular dólares en sus reservas o, al menos, no perderlos. La AFIP necesita captar pesos para superar el déficit primario y financiero con el que concluyó 2012. Estos intereses se contraponen en un presente de distorsiones macroeconómicas, con tipo de cambio atrasado y números rojos para el Tesoro.
La AFIP necesita fortalecer los fondos de las arcas públicas con pesos emitidos por el BCRA que representen más que el alza nominal que reflejó el resultado de marzo (+24,6%), al filo de la inflación real. A su vez, el BCRA depende de la AFIP para alcanzar sus metas: mientras menor sea el déficit fiscal (descontado el pago de deuda), menor tendrá que ser el aporte de la autoridad monetaria para cubrir con dólares los vencimientos y con pesos los huecos presupuestarios.
La tasa del 20% sobre los pagos para viajes y turismo en el exterior representó una mejora en la recaudación, pero no desincentivó los gastos en el extranjero, que fueron una de las principales fuentes de salida de divisas y pérdida de reservas. En 2012 el BCRA debió desprenderse de cerca de u$s7.300 millones para abastecer a los argentinos que salieron del país. Si este año se mantiene la tendencia, para la AFIP significará un ingreso de u$s1.460 millones por ese concepto.
Respecto de la venta de autos, en niveles máximos históricos en torno a las 800 mil unidades anuales, la AFIP recauda por impuestos directos e indirectos el 35% del precio neto de los vehículos 0 kilómetro. Para el Banco Central, este movimiento de ventas no es gratuito. El sector automotriz tuvo un déficit comercial de u$s6.876 millones el año pasado (importaciones por u$s17.362 millones y exportaciones por u$s10.485 millones) que significaron salidas netas de divisas de la Argentina y consiguiente pérdida de reservas, aun cuando este rubro hace un importante aporte al sostenimiento de la actividad económica.
Argentina mantiene el superávit comercial, en u$s1.091 millones en el primer bimestre del año, un 58% menos que en el mismo período de 2012. Si bien la tendencia marca que será difícil alcanzar el saldo favorable de u$s12.663 millones del año pasado, sigue siendo muy bueno para el BCRA, que compra más dólares a los exportadores a $5,14, que los que les vende a los importadores. Así toma divisas con una menor emisión de pesos, por efecto del atraso cambiario. Para la AFIP, en cambio, el efecto no es el mismo: el superávit comercial del primer bimestre de 2013 se obtuvo con la caída simultánea de importaciones y exportaciones y perdió recaudación al percibir menos retenciones en ambos conceptos.
En el caso del turismo en el exterior y los autos importados, parece ser una estrategia oficial el promover el consumo en segmentos de alto nivel adquisitivo para robustecer los ingresos a las arcas públicas, aunque perjudica al Banco Central porque representan salida de dólares del país.
El agro, por ser altamente competitivo y superavitario, beneficia a ambos organismos. La AFIP recauda más por actividad interna a través del IVA, Ganancias y Bienes Personales, y también por derechos de exportación (alrededor de u$s10 mil millones previstos para 2013). Para el Banco Central implica un importante ingreso de dólares (u$s30 mil millones este año).
La fuerte emisión del pesos entre 35 y 40 por ciento anual para financiar parte del gasto público tiene notorios efectos inflacionarios. La recaudación crece por precios y aceleración del consumo, pero destruye el objetivo del BCRA de preservar el valor de la moneda y mantener la estabilidad de precios. No afecta directamente a las reservas, pero sí deteriora la relación entre pesos y dólares. En este punto, el consecuente “cepo” cambiario provocó el desplome d e los depósitos en dólares. Por el contrario, a la AFIP le permite mostrar a la opinión pública persistentes récords de recaudación que se quiebran mes a mes, aunque más no sea por efecto nominal.