Hacia un Gobierno de coalición

La semana clave para la definición electoral del domingo comenzó con más dudas que certezas, dado que la sumatoria del porcentaje de quienes dicen saber a quién votar, pero a su vez aceptan ser permeables a cambiar su voto, más los indecisos asciende a un 32 por ciento. Lo cierto es que no aparece la seguridad de ganador en primera vuelta o la posibilidad de ballotage. No obstante, queda sólo un puñado de horas para conocer la realidad. La desesperación de los candidatos por acceder al poder intenta, como estamos viendo, contagiarle al ciudadano sus elucubraciones, sus sumas y sus restas, sus conveniencias o sus inconveniencias.

La falta de claridad de los protagonistas presidenciables pretende de esta manera enredar al ciudadano votante para salvar sus falencias, invitándolo a jugar un juego que el votante no tiene que aceptar. Votar a Juan para que no gane Pedro y ser parte del pedido de Juan condiciona al votante, lo aleja de lo que debiese ser la esencia de un votante en democracia: elegir a quien desee por plena convicción o al menos porque es la oferta que más le atrae. Estos juegos políticos terminan siendo una trampa para la libertad de conciencia del ciudadano. Porque se alude al voto útil, al voto estratégico, al voto continuidad, al voto cambio. Ninguno de estos conceptos por sí solo define nada. Una república merece que los aspirantes a conducirla hablen al electorado con claridad sobre sus propuestas. Aún o especialmente sobre los temas más dolorosos. Si se es adulto para darle un voto de confianza a quien conducirá los destinos de Argentina, se lo es también para saber qué hará ese delegado por cuatro años, con nuestras vidas. Continuar leyendo

Los candidatos gatean hacia la meta

La culpa la tiene Juan Domingo Perón. Jamás debió hacer escuela con aquello de “Mi único heredero es el pueblo”. La estrechez de maniobra política de un Perón enfermo le afectó su sabiduría y dejó como legado lo peor de su política. Aquel Perón de 1973, el de la institucionalidad, el que ansió ser acompañado por Ricardo Balbín, terminó haciendo de un eslogan una política de Estado para el peronismo. Si quien conduce no se reproduce a sí mismo, echa mano a la doctrina Perón y saca como candidato a la sucesión a un tal pueblo.

Desde aquel momento a este hoy hemos pasado por un Carlos Menem que prefirió trabajar para el candidato Fernando de la Rúa antes que apoyar al candidato Eduardo Duhalde. Este, tal vez conmovido por Kosteki-Santillán, llamó a elecciones, se excluyó y acompañó al candidato de su partido, así es como llegó Néstor Kirchner. Luego Kirchner tuvo la suerte de contar con una candidata en casa: su compañera de vida. Su plan de alternancia dentro del matrimonio termina con su trágica desaparición. Después de la elección de Amado Boudou, Cristina Kirchner no quedó en condiciones anímicas de intentar con candidato propio. Su sueño re-reeleccionista se vio truncado por uno de los suyos, que decidió alejarse de su Gobierno. Sergio Massa, con su triunfo en el 2013, impidió la operación “Cristina eterna”. Por aquello de que a cada Cristina le llega su Carlos Zannini y a cada Mauricio Macri su Jaime Durán Barba, la Presidente por momentos pareció desentenderse del candidato a la sucesión, luego se entusiasmó con Florencio Randazzo, hasta que no le quedó más remedio que ordenar una tropa muy dividida y bendecir con los dientes apretados al candidato Daniel Scioli. Continuar leyendo

El Papa canta las cuarenta

El papa Francisco, tal como le oí decir al Dr. Andrés Cisneros, “le ha cantado las cuarenta al mundo”. La Iglesia argentina aclaró este lunes que el Papa no es un hombre político. No obstante, como me señalaba Cisneros, “es un hombre de Estado que le habla a la conciencia de la gente esperando que sea esta el motor de los cambios”. Cuesta disociarlo de la política como tal, dado que en un mundo huérfano de líderes, su terrenal espiritualidad descolla.

La inteligencia de Jorge Bergoglio, devenido en papa Francisco, lo lleva a buscar atajos para lograr resultados más rápidos. Por ello le habla a la opinión pública, que es la que gobierna el mundo, para buscar la reacción de la dirigencia política. Su investidura como representante de Dios en la Tierra no le impide enviar su mensaje a toda la humanidad, no solo a la grey católica. Por eso en su agenda aparecen los grandes enemigos mundiales: el hambre, la pobreza extrema, la usura internacional, el narcotráfico, las guerras, los abusos, el drama de la inmigración, el cambio global.

Si este hombre argentino acompañado por Dios en su fe está señalando la agenda antes citada, la pregunta clave es: ¿Por qué a menos de treinta días de una elección presidencial en Argentina los candidatos no construyen la plataforma de las soluciones para las realidades obvias? Continuar leyendo

Candidatos del pragmatismo

El proceso electoral argentino 2015 presenta sus extrañezas. La más notoria tiene que ver con la desideologización de sus principales protagonistas. No es casual que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri y Sergio Massa no hayan nacido a estas candidaturas como cuadros políticos. En el caso de Macri, construyó su andamiaje político basado en figuras conocidas públicamente, algunas con notoriedad. Inicialmente la condición para adherir a esta estructura fue ser apolítico. Algunos confundían esto con ser antipolítico. Se buscó jóvenes con buena presencia, casi un spot publicitario. Pasaron los años y hoy no es fácil desde lo ideológico definir al partido de los globos. Por algunas políticas aplicadas en la ciudad de Buenos Aires podría encuadrárselo dentro de la centroderecha y por otras dentro de la centroizquierda. Podríamos decir que el PRO es Macri y su actitud refractaria a uno u otro polo ideológico.

Scioli y Massa vienen de distintas historias. Scioli inicialmente, Massa al poco tiempo de andar la política, adhirieron al peor de los peronismos: el del oportunismo. Tal vez por aquello de que todos somos peronistas, Scioli fue funcionario y adhirió cálidamente al Gobierno del presidente Carlos Menem, al del presidente Eduardo Duhalde, al del presidente Néstor Kirchner y al de la presidente Cristina de Kirchner. En el caso de Massa, luego de adherir en su juventud al ala derecha de la Unión del Centro Democrático, conoció a Menem por intermedio del sindicalista Luis Barrionuevo y desde allí también pasó por los Gobiernos de Menem, Duhalde y los del matrimonio Kirchner. La diferencia entre ambos tiene que ver con que Scioli decidió desde su primera inserción política transitar el camino que los distintos peronismos en el poder transiten. Aun a costas de cualquier destrato. Por sus características personales, tuvo la oportunidad de irse de las filas del kirchnerismo y junto a Sergio Massa proponerle a la sociedad una alternativa al actual Gobierno. Decidió quedarse sabiendo que partía con el piso histórico del kirchnerismo y encomendarse a Dios y a los errores de sus adversarios, para además atraer votos independientes. Continuar leyendo

Giros y desplazamientos

Me decía Dante Caputo que los argentinos vivimos de desilusión en esperanza, de esperanza en espejismo, de espejismo en fracaso. El tema es que en este vaivén pendular que plantea Caputo nos encerramos en un círculo donde la esperanza le muerde la cola a la desilusión y viceversa. El excanciller se anima a propuestas para romper lo que parece un designio fatal. Habla de coalición política no electoral. De establecer cinco prioridades políticas para concretar en un año. E insta a los candidatos presidenciales a atreverse a integrar gabinetes para juntar poder político en lo que imagina como un Gobierno de coalición dentro de una democracia en transición. ¡Sueña con una república recuperada por las instituciones donde el poder se adapte a las leyes y no al revés!

Me quedo pensando en las propuestas triviales con que a cuarenta días de la elección nacional buscan el voto quienes pretenden, y de hecho uno lo será, presidir nuestro destino. A decir verdad, Sergio Massa se viene atreviendo a ser más concreto. Lo que ninguno parece tener, y mucho menos propiciar, es iniciativa política para empujar propuestas como desde el llano lo intentan Caputo, José Octavio Bordón, Rodolfo Terragno. Continuar leyendo

La sociedad lo permite, la política lo hace

El mundo, y en él Argentina, camina sin líderes políticos, mostrando en su andar, sin tapujos, sus más profundas miserias. ¡Decía Claudio Fantini que asistimos a un genocidio en tiempo real y tiene razón! Agregaría que al horror máximo se suman los horrores cotidianos. Pareciera que el hombre ha perdido la palabra, y con ella el arte de coincidir, de disentir, de razonar, de aceptar, de pedir perdón, de entender, de dialogar. La furia y la ambición parecen derramarse sobre una sociedad egoísta, que si se la supiera guiar, persuadir, mostraría su mejor cara: ¡la solidaria!

La política europea mostró por años su cara más xenófoba al construir muros en lugar de puentes. Estados Unidos hace lo mismo con sus hermanos continentales. Una foto logró lo que la diplomacia no pudo, no supo o no quiso. Me pregunto, en nuestra Argentina doliente, ¿cuántas más fotos necesitaremos para reaccionar? ¿Cuántos más muertes inútiles debemos cosechar? ¿Cuánto más dolor debemos almacenar?

El papa Francisco es un verdadero líder. Avanza con prisa y sin miedo (y si los tiene, no los muestra). Sabe que el tiempo es finito y las dudas o demoras le cuestan la vida a muchísima gente. La simpleza de un hombre común que piensa en los otros y desde los otros, no está siendo imitada. Este liderazgo espiritual y bien terrenal de Francisco no está siendo analizado por los líderes políticos con la seriedad que merece. Mientras tanto permiten que largas caravanas de injusticia caminen en su desesperación hacia los más indignos y humillantes destinos. Continuar leyendo

De política ni hablar

Faltan tan solo nueve semanas para la definición electoral presidencial argentina. Increíblemente la doctrina Asís tiende a ratificarse: “Ganará el que se equivoque menos”. Es lamentable que este sea el camino hacia el sillón presidencial. Y mucho más si recordamos que este suelo acunó a cinco premios nobeles, y a tantos otros que aun inmerecidamente no lo alcanzaron, como Jorge Luis Borges, René Favaloro, Laureano Maradona. La degradación política es la caladura visible de la degradación social.

El análisis de los motivos por los cuales la sociedad argentina permite y naturaliza lo incorrecto es tema de otro análisis y otros especialistas. Hoy la política tiende a naturalizar, aprovechando esta “distracción social”, falsas verdades. Luego de la elección del domingo en Tucumán, se escucha decir con carácter inobjetable: “A los oficialismos no se les puede ganar”. No se les puede ganar si la gestión fue buena, o si echan mano a prácticas corruptas y mafiosas.

La semana se inauguró con un Lunes Negro mundial por la caída de las grandes bolsas. Argentina tuvo otro lunes negro por la debilidad institucional que a diario produce víctimas. Tucumán puso sobre la mesa, al igual que la muerte de Ariel Velázquez en Jujuy, que la violencia está instalada y la política la justifica. Tanto en Tucumán como en Rosario quedó también evidenciado que la libertad de expresión comienza a trastabillar. En Tucumán un camarógrafo fue brutalmente agredido. En Rosario periodistas y camarógrafos de los canales 3 y 5 fueron agredidos e intimados a retirarse con ostentación de armas en un barrio a los gritos de: “Aquí no se trabaja, ni se filma”. Los dueños de lo ilícito marcan territorio, la política no mira o llega tarde. Continuar leyendo