Hacia un Gobierno de coalición

María Herminia Grande

La semana clave para la definición electoral del domingo comenzó con más dudas que certezas, dado que la sumatoria del porcentaje de quienes dicen saber a quién votar, pero a su vez aceptan ser permeables a cambiar su voto, más los indecisos asciende a un 32 por ciento. Lo cierto es que no aparece la seguridad de ganador en primera vuelta o la posibilidad de ballotage. No obstante, queda sólo un puñado de horas para conocer la realidad. La desesperación de los candidatos por acceder al poder intenta, como estamos viendo, contagiarle al ciudadano sus elucubraciones, sus sumas y sus restas, sus conveniencias o sus inconveniencias.

La falta de claridad de los protagonistas presidenciables pretende de esta manera enredar al ciudadano votante para salvar sus falencias, invitándolo a jugar un juego que el votante no tiene que aceptar. Votar a Juan para que no gane Pedro y ser parte del pedido de Juan condiciona al votante, lo aleja de lo que debiese ser la esencia de un votante en democracia: elegir a quien desee por plena convicción o al menos porque es la oferta que más le atrae. Estos juegos políticos terminan siendo una trampa para la libertad de conciencia del ciudadano. Porque se alude al voto útil, al voto estratégico, al voto continuidad, al voto cambio. Ninguno de estos conceptos por sí solo define nada. Una república merece que los aspirantes a conducirla hablen al electorado con claridad sobre sus propuestas. Aún o especialmente sobre los temas más dolorosos. Si se es adulto para darle un voto de confianza a quien conducirá los destinos de Argentina, se lo es también para saber qué hará ese delegado por cuatro años, con nuestras vidas.

Todo indica que Argentina va hacia un Gobierno de coalición. Si Daniel Scioli se impone el domingo, será un Gobierno de coalición entre peronistas. Si hay ballotage, será una coalición a tres voces.

Scioli y Sergio Massa en su división suman el voto peronista que conquistó la presidente Kirchner en el 2011. Massa aglutina fundamentalmente el voto peronista antikirchnerista. Cada candidato, con base en prueba y error, fue intentando en estos meses captar un voto determinado. En un primer momento, Massa y Mauricio Macri buscaron el voto antikirchnerista. Luego, primero Massa y por último Macri, dejaron de avergonzarse del voto peronista y hoy caminan las calles pidiéndolo. Por el contrario, Scioli se aferró al modelo de Cristina y soportó incluso humillaciones para convertirse en el mejor alumno y sucesor ideológico de la Presidente. Pero para asegurar el sillón de Rivadavia, en estos últimos días intentó mostrarse con facetas aperturistas, amplias, y dio a conocer los integrantes de su futuro gabinete. Intentó así ir más allá del voto de continuidad del modelo. Este gesto de independencia provocó en la Presidente la necesidad de nombrarlo por primera vez como su continuidad. La Cámpora sostiene que no importa qué nombres convoque Scioli, dado que deberán ser fieles al modelo. Si gana Scioli, tendrá la lapicera, ¿Cristina tendrá el látigo?

Políticamente la única certeza es que no habrá en el Legislativo mayoría absoluta. La otra certeza que ofrece la realidad de nuestra patria para el presidente electo es la de una Argentina con violencia insoportable por la inseguridad, la narcocriminalidad en aumento, la corrupción indómita, la justicia muy amañada, las economías regionales agonizantes, la pobreza en crecimiento y, a pesar de todo, un país que, dada sus potencialidades, puede recuperarse con políticas bien aplicadas, bien ejecutadas y bien administradas.

 

Política en Santa Fe

La dupla Daniel Scioli-Omar Perotti resultó efectiva para el piso del electorado peronista santafesino (33%). Todo lleva a pensar que mantendrá sin riesgo el primer lugar en la preferencia electoral. En el caso de Mauricio Macri, la sociedad con Carlos Reutemann no dio los resultados esperados. Carlos Reutemann dijo: “Yo soy peronista y lo mío con Macri desde el inicio fue claro: es una alianza”. En esta oportunidad la campera roja del Reutemann que en campaña no dejaba pueblito por recorrer brilló por su ausencia, sólo “prestó” su presencia militante en algunos programas de radio y televisión capitalinos. En el caso de Sergio Massa, este se equivocó con la elección de los dos candidatos a gobernador, lo que motivó el alejamiento de Reutemann. Por último, resulta degradante el voto mendigante que, tijera en mano, Hermes Binner suplica al que pasa.