Descabezar la hidra

La política siempre tiene explicaciones para la acción, para la inacción o para el error. Lo cierto es que ni el año nuevo, ni las vacaciones o la ilusión de ellas logran descontracturar a una sociedad que sigue siendo binaria. En los unos y los otros están las explicaciones que repiten o elucubran según si creen en Mauricio Macri o no. Lo cierto es que el Presidente, que prometió “el arte del consenso”, echó mano mucho más temprano que tarde al arte de los decretos de necesidad y urgencia (DNU).

De acuerdo a cómo se desenvolvió el proceso político en Argentina el año pasado, donde, para ganar el ballotage, Macri contó con la adhesión de votantes que no lo habían elegido previamente a él, era de esperar que el Gobierno de Daniel Scioli, que perdió o el de Macri, que ganó, se hubiese conformado como coalición. Esto no ocurrió. Todo hacía suponer, entonces, que en el Congreso se produjese la tan mentada coalición.

Como no se concretó, Macri cometió sus primeros errores políticos al atropellar al Poder Legislativo a través de decretos que, prima facie, no aparecen sostenidos en una lógica necesidad y una total urgencia. Claro que la política, para quien gobierna, puede responder al otro 50% de la biblioteca, justificando lo que la realidad puede negar, tal como ocurrió con los candidatos a integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Continuar leyendo

Cacerola por voto

Muchas veces me pregunté por qué los argentinos que se aferraron a las cacerolas para expresar su protesta ante determinadas políticas aplicadas por la presidente Cristina de Kirchner las guardaron y no las volvieron a golpear. Alberto Nisman fue una excepción, pero sin cacerolas. Luego de los resultados electorales del domingo tal vez habrá que leer que esa ciudadanía cambió cacerola por voto.

En esta carrera electoral cada uno de los dos candidatos presidenciables tuvo su traspié de la mano de algún asesor influyente. En el caso de Daniel Scioli, lo he narrado: su error político comenzó el día en que su asesor Alberto Pérez claudicó ante Carlos Zannini y le impidió el acuerdo que Scioli tenía con Sergio Massa: Massa gobernador de Buenos Aires, Scioli presidente 2015. En el caso de Mauricio Macri, cuando Durán Barba influyó en la necesidad de impedir todo acercamiento con el peronismo, lo que dejó a Massa en espera. De haber prosperado, guardo para mí que el 25 de octubre pasado Macri hubiese sido el presidente de los argentinos.

En cuanto a Scioli, el 25 de octubre cambió de traje discursivo y convengamos que tan mal no le fue. La incomodidad con ese lenguaje que indudablemente no era el suyo se observó el mismo domingo a la noche, cuando sin cambiar de discurso volvió el tono Scioli. El miedo actuó y su desarticulación sólo salvó las ropas. Si para muestra sirve un botón, el malestar dentro del Frente para la Victoria quedó plasmado en la boleta electoral en la cual el cuerpo perteneciente a la foto del vice estaba en celeste y sólo aparecía el nombre de su compañero de fórmula: Zannini. Continuar leyendo

El domingo Argentina tendrá nuevo Presidente

Una vez más, como a lo largo de estos 32 años ininterrumpidos de democracia, los argentinos están a días de elegir a su mayor representante político: su Presidente. Con un agregado inédito, que es inaugurar el sistema de ballotage previsto en la Constitución. Los dos candidatos elegidos por el voto popular para tal contienda no hacen de la ideología su principal baluarte.

Más allá del discurso acotado que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri ostentan, está claro que no son candidatos comprometidos políticamente. Sus convicciones fueron mutando hasta llegar al pasado domingo, al primer debate de candidatos presidenciales, claro mérito de Argentina Debate. Allí hubo sólo dos argentinos que manejaron, en forma asertiva o no, los tiempos acordados. Lo cierto es que el debate no aportó a los ciudadanos más conocimientos que los que ya tenían sobre ellos. Tal vez lo más importante que mostró el debate fueron los más de cincuenta puntos de rating ascendente, lo que demuestra el interés que los argentinos tienen por su futuro inmediato.

Quizá Scioli y Macri sean los primeros presidenciables producto de la crisis de representatividad política y de partidos políticos. Ambos se acercaron a la política cuando esta, alejándose de sus formas habituales, comenzó a economizar tiempos, buscando a personajes conocidos, especialmente por la televisión. La formación de un dirigente político lleva muchos años de preparación y tal vez muchos más de instalación. Macri y Scioli llegaron a la política en momentos en que esta comenzaba a desguazar sus partidos políticos y a conquistar “ricos y famosos”. Esto no invalida que algunos de los que se acercaron bajo estas mismas condiciones luego abrazasen con seriedad el camino político. Sucede que sus inicios en la actividad política no germinaron desde la naturaleza de la política tradicional, sino que fueron producto de un implante político. Ignoro si esta condición u otros factores operaron sobre los candidatos para no mostrar la Argentina con la que sueñan presidir, con un plan a cuatro años. Continuar leyendo

El país real espera

Hay un país real con dificultades que Daniel Scioli no puede disimular y Mauricio Macri intenta convencer de que puede transformarlo. Lo cierto es que el país real está. Está pendiente de quién, cómo y a dónde lo van a conducir. Cuando existen hartazgos políticos, los remiendos no sirven, dado que la mesura que implica el análisis racional de propuestas queda para otra ocasión. Quien pretende cambiar lo que lo cansa, lo agobia o le molesta simplemente ejerce un movimiento que condice con la ley física: eyectar lejos de sí a quien cree autor de tal asfixia.

Por otra parte, hoy la continuidad que dice representar Scioli se cree dueña, no articuladora, de los logros políticos conseguidos. Por eso advierte sobre la finalización de tales políticas en coincidencia con el fin de mandato. La encrucijada en la que está inmerso Scioli —quien algunos sostienen que no soporta la confrontación, no está preparado para las disputas— es sostener la fantasía de que todo está bien, para no enojar a la Presidente, pero al mismo tiempo demostrar a los sectores independientes, de los cuales depende para ganar el ballotage, que tiene los pies en la tierra sobre los problemas argentinos. Sus voceros, caso Manuel Urtubey, Miguel Bein, no alcanzan para que el votante termine de entender este raro equilibrio que intenta hacer el candidato entre el país en donde todo está bien y el país, por ejemplo, que necesita del auxilio financiero y de inversiones para contrarrestar la crisis de sus economías regionales que agonizan y complican la vida de un millón de personas, además de las ya alicaídas arcas del país, a las cuales les produce una pérdida aproximadamente de mil millones de dólares. Continuar leyendo

Ballotage con miras al 2017

Pasada apenas una semana de la elección nacional, no sólo está la mira puesta en el ballotage del día 22, sino que además comienza a tener peso para los actores el 2017.

Tom Wise expresó: “No hay dos oportunidades para la primera impresión”. Y en este sentido Daniel Scioli, en la larga noche del 25 de octubre, marcó un rumbo que con el correr de las horas habría de profundizar. Abandonó su postura “Amor y paz” por la de un Scioli con cierta agresividad. Increíblemente ni él mismo recuerda que ganó las elecciones. Y lo primero que deberá recuperar es su nombre. La Presidente, jefa de su sector político, no sólo no lo felicitó, sino que además nunca lo mencionó y, para que no quedara duda, dijo que lo importante no era el nombre, sino que el 22 ganase el modelo. A esta altura es bueno recordar que luego del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, la Presidente no lo mencionaba con nombre y apellido. Los expertos en la materia dicen que es una de las etapas del duelo. ¿Cuál es el duelo que la Presidente está haciendo con Scioli al no mencionarlo? ¿La de ser la protagonista de la elección de candidatos que no le rinden al modelo que desea perpetuar, o al alejamiento luego de 12 años de Gobierno? Continuar leyendo

Hacia un Gobierno de coalición

La semana clave para la definición electoral del domingo comenzó con más dudas que certezas, dado que la sumatoria del porcentaje de quienes dicen saber a quién votar, pero a su vez aceptan ser permeables a cambiar su voto, más los indecisos asciende a un 32 por ciento. Lo cierto es que no aparece la seguridad de ganador en primera vuelta o la posibilidad de ballotage. No obstante, queda sólo un puñado de horas para conocer la realidad. La desesperación de los candidatos por acceder al poder intenta, como estamos viendo, contagiarle al ciudadano sus elucubraciones, sus sumas y sus restas, sus conveniencias o sus inconveniencias.

La falta de claridad de los protagonistas presidenciables pretende de esta manera enredar al ciudadano votante para salvar sus falencias, invitándolo a jugar un juego que el votante no tiene que aceptar. Votar a Juan para que no gane Pedro y ser parte del pedido de Juan condiciona al votante, lo aleja de lo que debiese ser la esencia de un votante en democracia: elegir a quien desee por plena convicción o al menos porque es la oferta que más le atrae. Estos juegos políticos terminan siendo una trampa para la libertad de conciencia del ciudadano. Porque se alude al voto útil, al voto estratégico, al voto continuidad, al voto cambio. Ninguno de estos conceptos por sí solo define nada. Una república merece que los aspirantes a conducirla hablen al electorado con claridad sobre sus propuestas. Aún o especialmente sobre los temas más dolorosos. Si se es adulto para darle un voto de confianza a quien conducirá los destinos de Argentina, se lo es también para saber qué hará ese delegado por cuatro años, con nuestras vidas. Continuar leyendo

Los candidatos gatean hacia la meta

La culpa la tiene Juan Domingo Perón. Jamás debió hacer escuela con aquello de “Mi único heredero es el pueblo”. La estrechez de maniobra política de un Perón enfermo le afectó su sabiduría y dejó como legado lo peor de su política. Aquel Perón de 1973, el de la institucionalidad, el que ansió ser acompañado por Ricardo Balbín, terminó haciendo de un eslogan una política de Estado para el peronismo. Si quien conduce no se reproduce a sí mismo, echa mano a la doctrina Perón y saca como candidato a la sucesión a un tal pueblo.

Desde aquel momento a este hoy hemos pasado por un Carlos Menem que prefirió trabajar para el candidato Fernando de la Rúa antes que apoyar al candidato Eduardo Duhalde. Este, tal vez conmovido por Kosteki-Santillán, llamó a elecciones, se excluyó y acompañó al candidato de su partido, así es como llegó Néstor Kirchner. Luego Kirchner tuvo la suerte de contar con una candidata en casa: su compañera de vida. Su plan de alternancia dentro del matrimonio termina con su trágica desaparición. Después de la elección de Amado Boudou, Cristina Kirchner no quedó en condiciones anímicas de intentar con candidato propio. Su sueño re-reeleccionista se vio truncado por uno de los suyos, que decidió alejarse de su Gobierno. Sergio Massa, con su triunfo en el 2013, impidió la operación “Cristina eterna”. Por aquello de que a cada Cristina le llega su Carlos Zannini y a cada Mauricio Macri su Jaime Durán Barba, la Presidente por momentos pareció desentenderse del candidato a la sucesión, luego se entusiasmó con Florencio Randazzo, hasta que no le quedó más remedio que ordenar una tropa muy dividida y bendecir con los dientes apretados al candidato Daniel Scioli. Continuar leyendo

El Papa canta las cuarenta

El papa Francisco, tal como le oí decir al Dr. Andrés Cisneros, “le ha cantado las cuarenta al mundo”. La Iglesia argentina aclaró este lunes que el Papa no es un hombre político. No obstante, como me señalaba Cisneros, “es un hombre de Estado que le habla a la conciencia de la gente esperando que sea esta el motor de los cambios”. Cuesta disociarlo de la política como tal, dado que en un mundo huérfano de líderes, su terrenal espiritualidad descolla.

La inteligencia de Jorge Bergoglio, devenido en papa Francisco, lo lleva a buscar atajos para lograr resultados más rápidos. Por ello le habla a la opinión pública, que es la que gobierna el mundo, para buscar la reacción de la dirigencia política. Su investidura como representante de Dios en la Tierra no le impide enviar su mensaje a toda la humanidad, no solo a la grey católica. Por eso en su agenda aparecen los grandes enemigos mundiales: el hambre, la pobreza extrema, la usura internacional, el narcotráfico, las guerras, los abusos, el drama de la inmigración, el cambio global.

Si este hombre argentino acompañado por Dios en su fe está señalando la agenda antes citada, la pregunta clave es: ¿Por qué a menos de treinta días de una elección presidencial en Argentina los candidatos no construyen la plataforma de las soluciones para las realidades obvias? Continuar leyendo

Candidatos del pragmatismo

El proceso electoral argentino 2015 presenta sus extrañezas. La más notoria tiene que ver con la desideologización de sus principales protagonistas. No es casual que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri y Sergio Massa no hayan nacido a estas candidaturas como cuadros políticos. En el caso de Macri, construyó su andamiaje político basado en figuras conocidas públicamente, algunas con notoriedad. Inicialmente la condición para adherir a esta estructura fue ser apolítico. Algunos confundían esto con ser antipolítico. Se buscó jóvenes con buena presencia, casi un spot publicitario. Pasaron los años y hoy no es fácil desde lo ideológico definir al partido de los globos. Por algunas políticas aplicadas en la ciudad de Buenos Aires podría encuadrárselo dentro de la centroderecha y por otras dentro de la centroizquierda. Podríamos decir que el PRO es Macri y su actitud refractaria a uno u otro polo ideológico.

Scioli y Massa vienen de distintas historias. Scioli inicialmente, Massa al poco tiempo de andar la política, adhirieron al peor de los peronismos: el del oportunismo. Tal vez por aquello de que todos somos peronistas, Scioli fue funcionario y adhirió cálidamente al Gobierno del presidente Carlos Menem, al del presidente Eduardo Duhalde, al del presidente Néstor Kirchner y al de la presidente Cristina de Kirchner. En el caso de Massa, luego de adherir en su juventud al ala derecha de la Unión del Centro Democrático, conoció a Menem por intermedio del sindicalista Luis Barrionuevo y desde allí también pasó por los Gobiernos de Menem, Duhalde y los del matrimonio Kirchner. La diferencia entre ambos tiene que ver con que Scioli decidió desde su primera inserción política transitar el camino que los distintos peronismos en el poder transiten. Aun a costas de cualquier destrato. Por sus características personales, tuvo la oportunidad de irse de las filas del kirchnerismo y junto a Sergio Massa proponerle a la sociedad una alternativa al actual Gobierno. Decidió quedarse sabiendo que partía con el piso histórico del kirchnerismo y encomendarse a Dios y a los errores de sus adversarios, para además atraer votos independientes. Continuar leyendo

La sociedad lo permite, la política lo hace

El mundo, y en él Argentina, camina sin líderes políticos, mostrando en su andar, sin tapujos, sus más profundas miserias. ¡Decía Claudio Fantini que asistimos a un genocidio en tiempo real y tiene razón! Agregaría que al horror máximo se suman los horrores cotidianos. Pareciera que el hombre ha perdido la palabra, y con ella el arte de coincidir, de disentir, de razonar, de aceptar, de pedir perdón, de entender, de dialogar. La furia y la ambición parecen derramarse sobre una sociedad egoísta, que si se la supiera guiar, persuadir, mostraría su mejor cara: ¡la solidaria!

La política europea mostró por años su cara más xenófoba al construir muros en lugar de puentes. Estados Unidos hace lo mismo con sus hermanos continentales. Una foto logró lo que la diplomacia no pudo, no supo o no quiso. Me pregunto, en nuestra Argentina doliente, ¿cuántas más fotos necesitaremos para reaccionar? ¿Cuántos más muertes inútiles debemos cosechar? ¿Cuánto más dolor debemos almacenar?

El papa Francisco es un verdadero líder. Avanza con prisa y sin miedo (y si los tiene, no los muestra). Sabe que el tiempo es finito y las dudas o demoras le cuestan la vida a muchísima gente. La simpleza de un hombre común que piensa en los otros y desde los otros, no está siendo imitada. Este liderazgo espiritual y bien terrenal de Francisco no está siendo analizado por los líderes políticos con la seriedad que merece. Mientras tanto permiten que largas caravanas de injusticia caminen en su desesperación hacia los más indignos y humillantes destinos. Continuar leyendo