Pasada apenas una semana de la elección nacional, no sólo está la mira puesta en el ballotage del día 22, sino que además comienza a tener peso para los actores el 2017.
Tom Wise expresó: “No hay dos oportunidades para la primera impresión”. Y en este sentido Daniel Scioli, en la larga noche del 25 de octubre, marcó un rumbo que con el correr de las horas habría de profundizar. Abandonó su postura “Amor y paz” por la de un Scioli con cierta agresividad. Increíblemente ni él mismo recuerda que ganó las elecciones. Y lo primero que deberá recuperar es su nombre. La Presidente, jefa de su sector político, no sólo no lo felicitó, sino que además nunca lo mencionó y, para que no quedara duda, dijo que lo importante no era el nombre, sino que el 22 ganase el modelo. A esta altura es bueno recordar que luego del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, la Presidente no lo mencionaba con nombre y apellido. Los expertos en la materia dicen que es una de las etapas del duelo. ¿Cuál es el duelo que la Presidente está haciendo con Scioli al no mencionarlo? ¿La de ser la protagonista de la elección de candidatos que no le rinden al modelo que desea perpetuar, o al alejamiento luego de 12 años de Gobierno?
Lo cierto es que el norte señalado en pro de la reconquista o el mantenimiento del poder no parece el más adecuado. Scioli debe transitar el duelo de no haber retenido la provincia que gobierna para su sector y probablemente quedar en la historia como el responsable de no haber conservado los votos para el kirchnerismo. Tendrá que enterrar un estilo que supo mantener durante años que lo mostraba como un dirigente alejado de la confrontación para terminar abrazándose a la profundización de la tensión y de la violencia.
Con reflejos políticos, el joven diputado Jorge Triaca dijo: “Si se equivocan, no hay que interrumpirlos”. Mauricio Macri seguirá el eje, como le gusta decir, “proactivo”, encaminado en la búsqueda de la unidad nacional y de consagrarse presidente de la nación. Macri no sólo habla con el gobernador Manuel de la Sota, con quien ambiciona algo más, sino que también lo hace con todos los gobernadores electos. De ellos hoy se observa una receptividad distinta, dado que hasta el cierre de este análisis no se escuchó de sus bocas palabras altisonantes o denostaciones. Macri tiene claro que el 60% que votó un cambio puso como sujeto de la molestia la agresividad.
Cristina Fernández de Kirchner como jefa del kirchnerismo concluirá su mandato y si Daniel Scioli no triunfa en el ballotage, casi como comenzó el período de este modelo: con un Banco Central enclenque y con algunos puntos más que aquel 22% logrado por Néstor Kirchner. No aludo a la imagen positiva con la que termina su mandato la Presidente, me refiero al caudal de votos que deja en la política.
A propósito del ballotage, resulta extraño que dirigentes políticos, incluso presidenciables, no decidan por especulaciones menores, conducir u orientar los votos que sus espacios han obtenido hacia alguna de las dos opciones. La democracia bien entendida debe ser aceptada con las reglas que propicia. Es verdad que el voto en blanco existe, pero no habla bien de quien lo impulse o deje “en libertad de conciencia” a quienes dice representar por temor a su propio día después.
Por su parte, el 2017 también juega en estas decisiones. Es muy probable que Sergio Massa decida ser candidato a senador y desde allí dirimir la conducción de un peronismo con muchos posibles padres hasta hoy sustitutos, pero ninguno definitivo. Hasta el domingo a la noche, antes de la victoria de María Eugenia Vidal, una posibilidad para Massa en un acuerdo con Cambiemos podría haber sido el de ser su candidato a senador por Buenos Aires. Hoy seguramente lo será pero desde la oposición.
De la Sota es otro posible conductor de un renovado peronismo que mire hacia el 2019. El propio Roberto Lavagna quedó con enormes ganas de ser el candidato presidencial; tal vez en el 2017 dé alguna señal al respecto. También el 2017, de ser electo Macri, deberá ser para Scioli y la propia Presidente el año del inicio de la recuperación de sus espacios políticos.
Este viernes el radical Mario Barletta (que aclara que tiene dos años más como diputado nacional y los concluirá) organizará un encuentro en Santa Fe entre su candidato a presidente, Macri y todos los intendentes radicales electos en el país. Con remozados aires, los radicales santafesinos caminan hacia la independencia del socialismo para el 2019, aunque lo disimulen; salvo que el socialismo se avenga a ocupar los segundos lugares como lo vino haciendo el radicalismo durante los Gobiernos frentistas.