Parálisis regional ante la debacle de Venezuela

La situación en Venezuela es desesperante por estas horas. La escasez de alimentos, medicamentos y otros insumos y servicios básicos se ha multiplicado exponencialmente, al tiempo que las calles de Caracas y otras importantes localidades del país son azotadas por una brutal ola de asesinatos y saqueos.

La crudeza de las cifras y los indicadores económicos y sociales del caos no alcanzan para ilustrar con precisión el padecimiento de los millones de venezolanos que han quedado a merced de los delirios de Nicolás Maduro y la fracasada revolución bolivariana.

Dichas cifras no dejan de parecer inverosímiles e hicieron que Venezuela sea récord a nivel mundial en varios rubros negativos. Por sólo mencionar algunas: más de 700% de inflación proyectada para 2016 y unas 76 muertes violentas por día. En ese contexto, al 87% de los venezolanos no le alcanza el dinero para comprar comida, según una reciente encuesta sobre condiciones de vida de los venezolanos (Encovi).

En el plano político, Maduro sigue empecinado en bloquear la convocatoria al referéndum revocatorio aprobado por la Asamblea Nacional, que controla la oposición. Lo hace con el aval de una Justicia que le sigue siendo adicta. La oposición pidió la consulta el 2 de mayo pasado, al presentar al Consejo Nacional Electoral más de 1.850.000 firmas, a pesar de que el requisito era de 1% del padrón electoral (casi doscientas mil firmas). Continuar leyendo

China se perfila como nuevo motor verde del planeta

La Asamblea Popular Nacional, máximo órgano legislativo de China, ratificó recientemente el 13° plan quinquenal, instrumento rector de la economía china para el período 2016-2020. Uno de los cinco pilares del nuevo plan es el “desarrollo verde”, lo que implica transformar la matriz energética china, dependiente en más del 80% de los combustibles fósiles (sobre todo carbón), hacia un sistema basado en fuentes de energía renovable.

Ante los graves problemas ambientales que ha implicado la dependencia de los combustibles fósiles para China, responsable del 26% de las emisiones mundiales de CO2, el sistema de producción de energía se está haciendo ecológico mucho más rápido que en cualquier otro país del mundo.

El gigante asiático concentró en 2015 el 33% de la inversión mundial de energías limpias. En ese sentido, la cantidad de electricidad generada en China a través de combustibles fósiles viene disminuyendo progresivamente desde 2014. Las energías eólica, hidráulica y solar ya representan el 31% de la capacidad total de generación de electricidad de China (21% más respecto de 2007).

Pero más allá del sorprendente ritmo del proceso de reconversión de la matriz energética, China ha comenzado a perfilar un protagonismo mundial creciente en materia de lucha contra el cambio climático, lugar que hasta ahora venía ocupando, casi de manera excluyente, el presidente estadounidense Barack Obama. Continuar leyendo

El impacto de la crisis brasileña en Argentina y el Mercosur

Brasil, el principal país del Mercosur y de la región, atraviesa una de las peores crisis políticas y económicas de su historia, con caída de 3,8% del PBI en 2015 y una proyección similar para 2016. Sería la primera vez desde la crisis de 1929-1930 que Brasil enfrenta dos años consecutivos de recesión.

A la compleja situación económica se sumó el estallido del megaescándalo de corrupción derivado de las causas Lava Jato y Petrolão, que involucran directamente a los principales políticos y empresarios del país. Algunos de ellos ya están tras las rejas, luego de la rápida acción judicial posterior a las confesiones de los arrepentidos.

Por estas horas, la única duda es cuánto tiempo más puede aguantar en el cargo la presidente Dilma Rousseff, después de la ruptura con su principal aliado político, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Por otra parte, tanto ella como su antecesor, Lula da Silva, están involucrados en causas de corrupción y podrían terminar en la cárcel.

Pese a la euforia de los mercados cada vez que se produce una mala noticia para el oficialismo, lo cierto es que la salida de Dilma inevitablemente será un hecho traumático con consecuencias políticas impredecibles. Continuar leyendo

Posibles dificultades prácticas del protocolo para piquetes

El Consejo Nacional de Seguridad Interior aprobó un protocolo de actuación para manifestaciones públicas, cuyo principal objetivo es fijar una serie de procedimientos para evitar y disuadir piquetes, metodología de protesta que se ha incorporado definitivamente a la cultura política del país en los últimos años.

Es valorable la actitud del Gobierno nacional de afrontar este grave problema con acciones concretas y de manera consensuada con las provincias. Pero debido a la naturaleza del fenómeno de los piquetes, la implementación del protocolo podría encontrar en la práctica algunas limitaciones y dificultades no menores, sobre todo en los casos en los cuales fracase la instancia de negociación.

 

El papel de la Justicia y la adecuación a las legislaciones provinciales

El protocolo establece que si los manifestantes no cumplieren con la orden recibida de desalojar, se les solicitará que depongan el bloqueo bajo apercibimiento de proceder conforme lo establecido en el Código Penal y los de Procedimiento y se pondrá en conocimiento del magistrado competente. Luego se procederá a disolver la manifestación. Continuar leyendo

Gane quien gane, 2016 será un año conflictivo

La política argentina está sumergida, como es lógico, en la carrera final por la definición del próximo presidente. Por varias razones, gane quien gane, 2016 se perfila como un año conflictivo.

Conviene comenzar con un primer y decisivo factor que condicionará al futuro Gobierno: la economía. Diversas proyecciones del mercado indican que la economía argentina seguirá estancada en 2016. A eso hay que sumar la pesada herencia que dejarán los 12 años de kirchnerismo, con acuciantes temas a resolver. Entre otros: ¿Cómo bajar la elevada inflación? ¿Cómo liberar el cepo cambiario? ¿Cómo disminuir la descomunal masa de subsidios y el ritmo descontrolado de gasto público? ¿Cómo conseguir nuevas fuentes de financiamiento internacional?

Todas decisiones difíciles e impostergables, muchas de las cuales tendrán altos costos en términos políticos y sociales. El sombrío panorama en Brasil y China, los principales socios comerciales de la Argentina, agrega más incertidumbre al escenario.

Un segundo factor, estrechamente ligado a la situación económica, es cómo se reconfigurará el mapa sindical con el nuevo Gobierno. Hay sectores de la Confederación General del Trabajo (CGT) “oficialista” que preside Antonio Caló, partidarios de una reunificación con la CGT “opositora” de Hugo Moyano. El objetivo de los unionistas, por ahora minoritarios, es potenciar el poder de presión y negociación de sus sindicatos frente al complejo panorama que se avecina.

Reunificada o dividida, las tensiones con el sindicalismo van ser uno de los temas de agenda para el próximo Gobierno. Sobre todo en el caso de un no peronista como Mauricio Macri ocupando la Presidencia. Quizás lo positivo en este sentido es que los líderes sindicales descuentan que cualquiera de los presidenciables los tratará mejor que Cristina Kirchner.

Pero de ahí a que el próximo presidente logre amalgamar y alinear el complejo entramado de sectores sindicales en un contexto económico desfavorable, suena utópico. Más teniendo en cuenta la profunda crisis del modelo sindical vigente, cuestionado desde sus bases por ascendentes facciones combativas de izquierda.

¿Qué pasará con las organizaciones sociales? Sin dudas, será otro frente de tensiones, si es que el próximo Gobierno se propone abordar el problema. El kirchnerismo cooptó a muchas organizaciones y fomentó la creación de otras, dando lugar a verdaderos Estados paralelos, como el que comanda Milagro Sala en Jujuy y Salta.

Los grupos de vecinos autoconvocados son otro foco de conflicto en ascenso. Cada vez son más los ciudadanos comunes que salen a la calle espontáneamente a protestar ante un Estado cada vez más ineficiente para proveer servicios básicos como seguridad, electricidad y viviendas.

Según datos de Diagnóstico Político, en 2014 los vecinos fueron el segundo actor social que más piquetes realizó, detrás de los trabajadores estatales. Y en lo que va de 2015 se mantienen en el primer lugar. Sin dudas, rehabilitar esas funciones esenciales del Estado será otro de los desafíos ineludibles del próximo Gobierno.

Por último, pero no menos importante, el frente político. Quienquiera sea el próximo presidente, se avecina una dura interna por el liderazgo del peronismo. Toda vez que esto sucedió a lo largo de la historia, la Argentina transitó períodos de inestabilidad y turbulencias.

Si es electo Daniel Scioli, es muy probable que deba batallar para doblegar al núcleo duro del kirchnerismo, que seguirá reivindicando la jefatura de Cristina Kirchner. Si gana Macri, Sergio Massa podría lanzarse de lleno a la disputa de ese liderazgo, también contra los sectores kirchneristas. Y en el menos probable escenario de Massa presidente, se descuenta que el kirchnerismo residual adoptará una furibunda oposición contra Massa.

En definitiva, 2016 no será un año sencillo para el próximo presidente. Habrá que lidiar con un escenario económico complejo, plagado de tensiones políticas y sociales.

El acampe, la nueva cara de la cultura del piquete

La “cultura del piquete”, cada vez más extendida y consolidada en Argentina, ha evolucionado –o más bien mutado- hacia una metodología de protesta subsidiaria: el acampe. Dicha práctica puede definirse como la instalación temporaria de un grupo de manifestantes en la vía pública, alojándose generalmente en carpas.

Históricamente ha habido acampes en el marco de protestas sociales, los cuales se efectuaban principalmente en plazas o parques, sin ánimo de interrumpir la libre circulación. Tal es el caso de la recordada “carpa blanca” de los docentes, instalada durante más de dos años frente al Congreso Nacional, a fines de la década del ‘90, para reclamar un aumento en los recursos destinados a la educación.

Si bien son casos aislados, hoy persiste ese modo de acampe prolongado en espacios verdes, como por ejemplo el de los veteranos movilizados durante la Guerra de Malvinas, quienes acaban de cumplir seis años asentados en la Plaza de Mayo.

Sin embargo, el tipo de acampe que últimamente se ha popularizado es de menor duración pero mucho mayor impacto, ya que tiene como principal objetivo la obstrucción total de vías públicas durante lapsos que van desde unas pocas horas hasta varios días. Inclusive, hay acampes que llegan a extenderse durante semanas.

Los actores que más recurren a esta metodología son las organizaciones sociales, aunque también ha sido incorporada por otros sectores; como ser los grupos de aborígenes, ambientalistas y de derechos humanos. Por lo general, los manifestantes premeditan el asentamiento en arterias que son vitales para la circulación. Arriban al lugar con carpas, alimentos, bebidas y un grado de logística muy aceitado.

El trasfondo de la irrupción de los acampes en la vía pública es la pérdida de efectividad de los piquetes de corta duración. A raíz de su extensión y masificación -favorecida por la inacción de las autoridades estatales-, la ciudadanía ha ido aprendiendo a convivir con los bloqueos durante lapsos breves. Al mismo tiempo, los medios de comunicación tienden a centrar su cobertura sólo en los cortes prolongados que afectan rutas, autopistas o avenidas principales.

Las organizaciones sociales y otros grupos conflictivos han tomado debida nota de ello, advirtiendo que para concitar atención mediática y de las autoridades destinatarias del reclamo se hace cada vez más necesario extender los piquetes en el tiempo y, a su vez, realizarlos exclusivamente en puntos neurálgicos de tránsito.

La Capital Federal es el distrito que más sufre los acampes, principalmente por parte de organizaciones sociales que se trasladan desde el conurbano bonaerense. En el interior del país se observa una dinámica similar, siendo las rutas nacionales y provinciales las vías de circulación más afectadas por los acampes.

También en pos de lograr mayor impacto político y mediático, la mayoría de los piquetes y acampes ya no se preanuncian. Por lo general, son sorpresivos y organizados en varios puntos en simultáneo, buscando deliberadamente sitiar barrios y, en muchos casos, ciudades enteras. En ese sentido, son cada vez más habituales las acciones coordinadas de grupos piqueteros para bloquear la totalidad de los accesos a la Capital Federal.

En síntesis, el acampe se presenta en nuestro país como una preocupante nueva cara de la “cultura del piquete”. Habiéndose naturalizado el hábito social de cortar vías públicas para protestar, algunos actores han comenzando a asumir la necesidad de prologar los piquetes en el tiempo, básicamente para potenciar su capacidad de presión.

De cara al futuro, quedan planteados dos interrogantes acuciantes. El primero: ¿hasta qué punto pueden sostenerse, por un lado, la pasividad de las autoridades estatales y, por otro, la tolerancia de la ciudadanía frente a la expansión de la cultura del piquete? Y, segundo: ¿Qué nuevas metodologías de protesta nocivas para la vida democrática pueden surgir cuando los acampes pierdan su efectividad o simplemente pasen de moda?