Ley antidespidos: coyuntura contra estrategia

En los últimos días se ha instalado en la agenda política y social una discusión que no apunta a atender las causas profundas del desempleo, sino sus efectos coyunturales. La denominada “ley antidespidos”, cuyo objetivo es prohibir o al menos obstaculizar las cesantías de trabajadores, no resuelve en absoluto el problema que vive nuestro país en materia de producción y empleo.

Lejos de debatir y elaborar políticas a largo plazo que tiendan a mejorar la situación estructural del país, en los últimos años nos hemos acostumbrado a correr detrás de la coyuntura, a poner parches a las situaciones que iban tornándose incontenibles.

La iniciativa en cuestión lamentablemente responde a esa lógica. Con determinadas modificaciones es una propuesta válida, pero de nada servirá si no es acompañada por un proyecto bien definido de desarrollo sostenido, basado en la inversión y en la competitividad de nuestros sectores productivos, que son los verdaderos generadores de empleo genuino.

Hoy transitamos un escenario laboral complejo en el que hace ya casi cinco años que no se crea empleo privado en el país, mientras que el Gobierno anterior decidió generar más de un millón de empleos públicos para esconder el problema y al mismo tiempo garantizarse adhesiones políticas y partidarias. Continuar leyendo

La importancia del cambio

Durante los últimos años, he trabajando desde diferentes ámbitos para colaborar en la construcción de una alternativa a la política de la confrontación, del falso discurso y de la imposición a la que nos ha sometido el Gobierno que culmina en poco tiempo más.

Hemos sido parte de los “anticuerpos” a los que el mismo general Domingo Perón hacía referencia cuando el peronismo se veía socavado por algunas fuerzas que no nos representaban en nuestros valores y convicciones. Y ahora estamos frente a la gran oportunidad histórica de iniciar un nuevo camino en nuestro país; pero, para eso, es necesario que quienes encabecen esta gran cruzada sean acompañados por todos los que hemos hecho de la necesidad del cambio nuestra bandera al momento de defender las instituciones, la Justicia y el funcionamiento de la democracia.

Como diputado de la nación, he denunciado hasta el cansancio el envío y el tratamiento exprés de las leyes que han determinado el curso de la Argentina en el último tiempo, sin el debate suficiente ni la posibilidad de trabajar seriamente en cada uno de los temas. De la misma manera, hemos enfrentado la práctica de este Gobierno de ocultar, detrás de grandes banderas nacionales, intereses espurios que sólo colaboraron a engrandecer su poder. Continuar leyendo

Un desastre evitable que se repite año a año

Desde hace años, una de las principales cuestiones de las que me he ocupado en mi labor legislativa y política es la de exigir un mayor cumplimiento en las obras destinadas a controlar el problema de las inundaciones en diferentes zonas de la provincia de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense.

En este sentido, los últimos quince años de retraso, desmanejo y desfinanciamiento de la tarea de infraestructura, afectan no sólo a miles de productores agropecuarios sino también a los habitantes de dichas zonas, quienes han sufrido pérdidas incalculables. Ni qué decir de las víctimas de las inundaciones de varios distritos del conurbano que han visto en riesgo sus propias vidas y han perdido sus hogares debido a estos desastres perfectamente evitables.

Para empezar, podemos afirmar que el Gobierno no tiene un plan hídrico estratégico que permita superar el problema de las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Hay un plan maestro para la Cuenca del Salado, realizado en 1998, que debería estar terminado hace por lo menos dos años, pero sólo se concretó el 40% del mismo. De hecho, desde 2010 el tercer y cuarto tramo de las obras están paralizados.  Continuar leyendo

Año de cambios y nuevas oportunidades

Ha comenzado un año de cambios, desafíos y nuevas oportunidades. Durante 2015 los argentinos votarán un nuevo presidente, un tercio de la Cámara de Senadores y la mitad de la Cámara de Diputados; y por primera vez serán electos 46 parlamentarios que nos representarán en el Mercosur. Asimismo, 22 provincias elegirán gobernador, diputados y senadores provinciales, mientras que una gran cantidad de municipios renovarán sus autoridades. 2015 no es un año más.

A quienes no adherimos al falso relato del gobierno actual, a la corrupción y a los atropellos institucionales que hemos padecido durante los últimos doce años, y sobre todo al desaprovechamiento de la gran oportunidad que nos ha brindado el mundo gracias a la inmensa potencialidad de nuestros recursos, nos permitirá plantearle a la ciudadanía una transformación seria y responsable hacia el desarrollo productivo de nuestro país, con sustentabilidad y mayor distribución de la riqueza. Continuar leyendo

Un acuerdo que carece de estrategia a futuro

China es hoy potencia mundial en materia económica, y desde hace un tiempo ha comenzado a avanzar en su relación comercial con América latina, constituyéndose en uno de los mercados estratégicos más promisorios para la región y, por supuesto, para nuestro país.

Estoy convencido de que China, junto al resto de Asia pacífico, se puede convertir en nuestro presente y futuro comercial. Particularmente, la Argentina posee recursos claves para el desarrollo de estas naciones que juegan un rol creciente en el escenario internacional. Para tomar dimensión de ello, 20 millones de chinos se trasladan del campo a la ciudad por año, adquiriendo nuevos hábitos de consumo y alimentación, y sus tierras son insuficientes para acompañar este proceso. De modo que un territorio como el nuestro, que dispone de potencial para alimentar a 800 millones de habitantes, tiene mucho que negociar con estos actores. Pero para ello necesitamos una planificación estratégica que privilegie nuestras ventajas competitivas.

En este contexto, hoy será tratado en la Cámara de Diputados el proyecto de ley para aprobar el Convenio marco de cooperación en materia económica y de inversión entre la República Argentina y el gobierno de la República Popular China, el cual fue suscrito el 18 de julio de 2014 y ya cuenta con media sanción en el Senado.

Dicho convenio, que ya está siendo implementado por la Presidente mediante la firma de acuerdos específicos en Pekín, despierta fuertes controversias ya que, por ejemplo, en su artículo 5 permite que todas las inversiones que surjan del mismo se realicen sin licitación pública, es decir con contrataciones directas, a cambio de financiamiento chino. En este sentido, el grupo de los ocho ex Secretarios de Energía de la Nación ha advertido que este tipo de adjudicaciones son limitadas en su transparencia, constituyéndose en “fuente de sobreprecios, baja calidad de los suministros y excesivas comisiones en beneficio de los adjudicatarios y los intermediarios en las compras”, además de excluir la provisión de bienes y servicios locales.

Por otro lado, el convenio brinda la posibilidad de contratación de mano de obra de origen chino en la Argentina aplicando las leyes laborales chinas, sin pagar ningún tipo de impuesto o carga laboral al Estado nacional, lo que obstruye la generación de empleo para los trabajadores argentinos en un contexto de desocupación creciente; y a su vez, le otorga discrecionalidad al Ministerio de Economía para firmar convenios específicos entre entidades gubernamentales, sin la debida aprobación y control legislativo.

El desequilibrio en esta relación bilateral, donde nuestro país llegó a alcanzar un déficit de 6000 millones de dólares el año pasado, se observa desde hace varios años. Por ejemplo, en 2005, siendo presidente de la Comisión de Industria, yo mismo presenté un proyecto de resolución (2001-D-05) para defender los intereses de los sectores de la producción y del trabajo nacionales, particularmente las pymes industriales y agropecuarias, las economías regionales y los trabajadores, frente al avance de las importaciones chinas.

Entonces, ¿por qué pudiendo ser grandes colocadores de productos con valor agregado y trabajo argentino incorporado, exportamos cada vez menos a China e importamos cada vez más sus bienes industriales? ¿Por qué pudiendo tener saldos comerciales a favor de nuestro país por sus claras ventajas competitivas en temas agroalimentarios, cada vez son más deficitarios? ¿Por qué aprobaremos un convenio cuyas condiciones no nos ubican como socios estratégicos de China sino como una nueva zona donde ellos puedan realizar sus negocios?

Claramente, la respuesta la podemos hallar, una vez más, no en una planificación de infraestructura, autoabastecimiento energético e incremento de la productividad en el mediano y largo plazo; sino en la urgencia coyuntural del Gobierno por inyectar reservas a través de los recursos que los chinos proveen y mantener tranquila la cuenta capital de aquí a unos diez meses en que finaliza el mandato presidencial.

No se puede dejar de mencionar en este contexto otra de las concesiones realizadas por parte del Gobierno a China en el mes de agosto del año pasado, cuando se votó en el Congreso la “inviolabilidad de los depósitos de los bancos extranjeros”. En aquel momento fuimos solamente ocho los diputados que votamos en contra, argumentando que aquello estaba manifiestamente dirigido a beneficiar a la República de China y que se trataba de la antesala de la falta de un acuerdo comercial estratégico que nos causaría graves daños.

Y basta con mirar a Brasil para darnos cuenta de que la Argentina está desaprovechando la gran oportunidad que nos presenta este inmenso mercado. A diferencia nuestra, el país vecino estableció un plan decenal de cooperación basado en un fuerte debate punto por punto y en una acción conjunta guiada por las características y necesidades de ambos países; las estrategias de desarrollo y leyes de las dos naciones; y los principios de beneficio mutuo, desarrollo común, viabilidad y eficiencia.

Por todo ello, vuelvo a insistir en que no perdamos como prioridad los intereses de nuestro futuro; no nos reduzcamos a la emergencia de la coyuntura actual para lograr cualquier tipo de acuerdo internacional. El resto de los países cuidan sus intereses y estructuras y van a sacar el mayor provecho de los límites que nosotros no establezcamos. En definitiva, seamos partícipes y no miremos desde afuera el modo en que se está reacomodando el mundo.

Sobre la degradación institucional

El nivel de degradación institucional en que ha caído la Argentina quedó expuesto, a partir de la muerte del fiscal de la Nación Alberto Nisman, en su más cruda dimensión.

Sin entrar en consideraciones sobre la investigación judicial en proceso, ni tampoco en las derivaciones de la denuncia que efectuara pocos días antes en el marco de su investigación sobre el atentado de la AMIA, este hecho de gravedad inusitada desnuda la pauperización de las instituciones de la vida republicana, entre ellas la de la propia investidura presidencial. Continuar leyendo

La razón de un voto negativo

En la sesión especial de la Cámara de Diputados del pasado 6 de agosto, expresé mi voto negativo ante el Proyecto de ley que otorga inmunidad de jurisdicción y de ejecución a los bancos centrales extranjeros ante los tribunales argentinos.
 
Previamente, fundamenté mi decisión en que hoy en día no tenemos una política clara de exportación de nuestros productos con valor agregado y favorecemos a países con políticas exportadoras agresivas que terminarán por imponernos sus productos, perjudicando seriamente a todo nuestro sector productivo. ¿Cómo se vincula esto con el proyecto en cuestión? Es que, si bien no se encuentra explicitado, esta medida está claramente dirigida a beneficiar a la República Popular China.

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Operaciones espurias

En los últimos días hemos recibido, con mucha preocupación, información acerca de una serie de operaciones de exportación de materia prima sin elaboración con destino a Venezuela con significativos sobreprecios por parte de una empresa totalmente ajena al conglomerado arrocero, lo cual trae aparejado un fuerte impacto negativo en toda esa cadena productiva.

Algunas entidades vinculadas al sector revelaron que el contrato que tenían para exportar un gran volumen de arroz cáscara a ese país durante este año -al igual que ya lo habían hecho en años anteriores- se ha visto desplazado por la empresa Bioart S.A. de la ciudad de Rosario, la cual pertenece a empresarios santafesinos con ligazón al Ministro de Planificación, Julio De Vido.

De acuerdo a la Cámara de Industriales Arroceros de Entre Ríos (CIAER), dicha operatoria se ha venido intensificando durante los últimos meses y Bioart S.A. ya habría colocado 37.700 toneladas de arroz a 606,5 dólares por tonelada, mientras que el valor real del mercado oscila entre los 350 y 380 dólares. Y todo esto a pesar de las reiteradas denuncias que se presentaron ante altos funcionarios del gobierno nacional.

Esta situación, por cierto, conlleva graves consecuencias para el sector, entre ellas el encarecimiento de la materia prima –y con ello del precio en góndola-; la pérdida de mercados de exportación de arroz elaborado; e incluso grandes riesgos en la continuidad laboral de muchos trabajadores de esta importante actividad.

La industria arrocera, que emplea a más de 4000 personas en Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Chaco, Formosa y Misiones, procesa en sus molinos el arroz que recibe del campo, entregando el producto listo para el consumo interno y a la vez exportando productos elaborados a diversos países, que valoran la calidad del arroz de nuestro país. La exportación de arroz representa aproximadamente el 70 por ciento de la producción nacional.

En este contexto, las secuelas de este tipo de operaciones espurias, sospechadas de gozar de cierta connivencia por parte de funcionarios del gobierno, son absolutamente negativas y graves para nuestro país, ya que ponen en riesgo la continuidad de una importante economía regional, cuya prioridad siempre ha sido agregar valor a la materia prima argentina, ofrecer trabajo digno y mantener precios razonables en ambos mercados.

Es así que, atento a la enorme gravedad de la situación descrita y ante la falta de respuesta por parte de los funcionarios nacionales competentes, con un conjunto de diputados hemos decidido solicitar a la Secretaría de Comercio, dependiente del Ministerio de Economía, información precisa al respecto para promover oportunamente desde el ámbito legislativo acciones tendientes a preservar la industria arrocera, fuente esencial de trabajo y alimentos para todos los argentinos.

La industria automotriz sufre los grandes desaciertos políticos

Es innegable que en sus inicios la industria automotriz generó una gran expectativa de desarrollo en las áreas tecnológica y metalmecánica de nuestro país; sin embargo, esta tendencia se fue revirtiendo en función de las condiciones económicas internas y externas, derivando en una preocupante crisis en el sector.

A partir de enero de este año, se produjo una fuerte suba de los precios de los automotores, como consecuencia de diversos factores confluentes, tales como la última devaluación; el alza de los impuestos para un segmento de estos bienes; el aumento de las tasas de interés, que encareció el financiamiento; las trabas a las importaciones; y la incertidumbre producto de una inflación desmedida y de un tipo de cambio inestable.

Para 2014 los especialistas advierten una fuerte caída de las ventas internas y de las exportaciones a Brasil –país que concentra el 88% del total de las exportaciones-, lo que se traducirá desde luego en una disminución en la producción. Según la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), las cifras de marzo de este año, comparadas con las del mismo mes del año anterior, confirman esta hipótesis: la producción se derrumbó un 26,2%; las exportaciones sufrieron una baja del 30,8%; y las ventas a concesionarios se redujeron un 35,5%.

Asimismo, el gran desplome de los patentamientos en el mes de marzo deja en evidencia que esto ocurre en todas las categorías de vehículos: automóviles, -37,5%; comerciales livianos, -23,8%; y comerciales pesados, -14,3%.

La grave situación que aqueja al sector automotor afecta a sus grandes proveedores, como empresas autopartistas y terminales; y, a su vez, a otros segmentos industriales vinculados, como la siderurgia, la producción de plástico, caucho y vidrio, la metalmecánica y algunos rubros textiles, entre otras actividades relacionadas a la fabricación de un vehículo.

No obstante ello, continúa vigente la dependencia de las autopartes importadas en la producción de automotores de nuestro país, lo que registró un saldo negativo de 8135 millones de dólares en el sector durante 2013. De este modo, de acuerdo a un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), el complejo automotriz se ha constituido como uno de los rubros más deficitarios en el intercambio comercial de la economía argentina, junto al de medios de producción y al energético.

Por último, la contracción de esta importante actividad económica afecta fuertemente al eslabón más frágil de la cadena, que son los trabajadores. Esta situación produjo en lo que va del año un importante crecimiento en la cantidad de despidos y suspensiones de empleados pertenecientes al sector.

Sólo para mencionar algunos casos, en enero Peugeot Citroën suspendió a 300 obreros en Villa Bosch argumentando que el conflicto en Valeo, empresa de autopartes que se encontraba tomada, llevaría al desabastecimiento de piezas. En febrero, Fiat suspendió a 1500 empleados en Córdoba y Renault a 600, por supuestos retrasos en la entrega de autopartes desde el exterior. En marzo, Volkswagen suspendió por cuatro días a parte de sus 5500 operarios en Pacheco por presuntas tareas de mantenimiento y actualmente está evaluando la jubilación anticipada de 700 empleados para reducir personal. Esto se repitió en diferentes empresas terminales y proveedoras de la industria automotriz por conflictos sindicales y problemas financieros.

Por tal motivo, he decidido presentar en la Cámara de Diputados, con el acompañamiento de diversos bloques opositores, un pedido de informe al Poder Ejecutivo para que brinde información detallada sobre la crítica situación del sector automotor, particularmente en relación a la problemática laboral.

No podemos permitir que el mercado automotor y sus trabajadores sufran las consecuencias de políticas desacertadas, promovidas despreocupadamente por un gobierno que no ha sido capaz de aprovechar el gran potencial de esta importante área productiva y económica de nuestro país.

Tiempo de dar explicaciones

La pérdida de 10 millones de cabezas de ganado; el cierre de 130 frigoríficos, con la consecuente baja de 15.600 puestos de trabajo; la caída del 75% en las exportaciones; el aumento del precio al público en un 200%; y la disminución en un 20% del consumo per cápita, son los efectos directos de años de erráticas restricciones a la comercialización en la industria frigorífica, lo cual ha generado disrupciones en los mercados y destrucción de las señales-precio necesarias para orientar (e incentivar) la capacidad productiva, a lo que se le agrega la falta de una política ganadera de mediano y largo plazo.

Particularmente alarmante resulta la situación de los frigoríficos registrada en los últimos años, con declinantes niveles de faena por insuficiencia de materia prima, lo cual implica costo creciente de producción por kilo de carne. Y, si a ello le sumamos una menor demanda de subproductos como cueros y cebo, queda configurada una situación de colapso sin precedentes en el sector. En efecto, especialmente durante el último bienio, han cerrado 130 de las 400 plantas frigoríficas que existían en el país, en su mayoría dedicadas a la exportación. Para tomar una dimensión del asunto, por las restricciones vigentes las exportaciones argentinas de carne bovina cayeron en 2012 a apenas 217.000 toneladas, cifra comparable a la de 2001, año de la aftosa.

Por supuesto, la caída de las exportaciones no sólo afecta a los frigoríficos sino también al productor ganadero. La menor demanda generada de animales en pie mantiene el precio del ganado a valores nominales casi constantes con costos crecientes, que debe absorber el productor, limitando el incentivo para invertir y aumentar la producción. Esta crítica situación impacta fuertemente en nuestras economías regionales, marginando de manera directa e indirecta a miles de trabajadores, con consecuencias sociales graves que no podemos ignorar.

Por su parte, como suele ocurrir en toda crisis, el segmento pyme es el primero en quedar fuera del negocio, dado que no cuenta con la capacidad de las grandes empresas para integrar la comercialización y la distribución y proveerse la hacienda. Esto no hace más que profundizar el proceso de concentración evidenciado particularmente durante los últimos años, con progresiva participación de capital extranjero.

A dicha concentración, ha contribuido significativamente la poco transparente administración de la “cuota Hilton” de exportación, principal negocio de la industria frigorífica, que representa ingresos potenciales por 480 millones de dólares. En 2014 se incumplirá por séptimo año consecutivo con dicha cuota, lo que significa una pérdida de 134,26 millones de dólares según estimaciones privadas, siendo el principal factor de desincentivación la discresionalidad en su asignación. Se han reducido tanto las empresas frigoríficas beneficiarias –de las 65 que participaban hace seis años, hoy hay 27, concentrándose en las 11 primeras el 70% del total a asignar-, como las asociaciones de productores participantes –las 40 del ciclo 2007/2008 se redujeron a 27 en 2013/2014.

Cabe señalar que la desviación en el enfoque del problema que experimentan muchos funcionarios del gobierno nacional responde a una concepción de la política completamente vetusta, a través de la cual se coloca en la vereda de enfrente a los productores, enfatizando la dicotomía mercado interno/exportación, algo absolutamente falso ya que el potencial productivo del sector es suficiente para abastecer a ambos mercados.
La actividad cárnica se trata de un proceso productivo en el que se articulan múltiples y diversos actores. En sus distintos eslabones, incorpora tecnología y agrega valor. Es por ello que merece desarrollar todo su potencial, con el acompañamiento de políticas estratégicas basadas en datos de la realidad y no en un concepto perimido de la política, para contribuir con la generación de ingresos y empleo genuino para todo el país.

En este sentido, con el acompañamiento de los diputados Francisco De Narváez (Unión Celeste y Blanco), Cornelia Schmidt Liermann, Patricia Bullrich y Pablo Tonelli (Unión-PRO), hemos decidido solicitar al Subsecretario de Ganadería de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, Dr. Jorge Horacio Dillon, que brinde ante la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados un informe verbal acerca del cuadro de situación productiva, laboral, comercial y regulatoria a lo largo de la cadena de valor de la carne vacuna, a fines de promover eventualmente desde el ámbito legislativo acciones que garanticen la preservación de esta actividad primordial para el desarrollo de la Argentina.