Parecía igual a tantas cadenas nacionales, pero era distinta. La oradora era la misma y la platea también, pero el escenario había cambiado: los tribunales de la avenida Comodoro Py, en el barrio de Retiro.
El acto de Cristina Kirchner resultó, también, una muestra irrefutable de que ya no tiene el enorme poder político de otros tiempos, al punto de que su regreso a Buenos Aires se debió a la citación del juez federal Claudio Bonadio para indagarla por el presunto delito de defraudación al Estado con abuso de autoridad.
De presidenta todopoderosa a indagada en una de las causas de corrupción en la que se la menciona. Ese giro ocurrió en apenas cuatro meses. Vivimos un tiempo muy interesante, uno de esos raros momentos en que ninguna fuerza tiene demasiado poder como para orientar o conducir este vendaval de investigaciones judiciales sobre la corrupción durante el ciclo kirchnerista. Continuar leyendo