Hacia el primer ballottage de la historia electoral

Para seguir la economía nacional es clave seguir la política. El escenario político se encuentra en un momento particular ya que estamos ante un virtual empate técnico entre los tres candidatos que mejor miden faltando 10 meses para las PASO. Todavía es mucho tiempo por delante, sin embargo no ha habido mayores cambios a lo largo del año salvo el repunte de Macri y la dispersión de UNEN bajo el fantasma de la Alianza.

¿Qué vemos en la campaña? En general seguidores de encuestas.

No parece que haya propuestas novedosas con creatividad en los diferentes espacios políticos. Consideramos que la política es bastante vacía de contenidos y repetitiva. Insaurralde es la expresión más acabada de la telepolítica. Avanza en su popularidad a base de apariciones mediáticas. Es una persona atractiva en la televisión pero desconocemos su capacidad efectiva de gestión. Hay versiones incluso de que podría pasar a las filas de Massa.

Las PASO son, en principio, elecciones primarias, pero no vemos un enfrentamiento claro en una elección interna justicialista entre Massa y Scioli. No se reedita la interna Menem-Cafiero de 1988. Es casi seguro que vamos después de octubre al primer ballottage de la historia electoral.  Continuar leyendo

Mercado cambiario en calma transitoria

Los primeros días de marzo de 2014 estuvieron marcados por la “paz cambiaria”. El gobierno tomó varias medidas para contener las presiones al alza en el precio de moneda extranjera que se venían acentuando en los últimos meses y que se materializaban en una importante caída de Reservas del Banco Central. Esta política apuntaba a contener el tipo de cambio nominal.

Como se preveía antes de las elecciones, era esperable que luego de los comicios algo se hiciera para combatir la pérdida de reservas mediante una política que favoreciera una mayor depreciación del peso. En efecto, se combinó un menú de medidas que pretendieron alimentar la oferta interna de divisas y limitar la demanda. Fue el “efecto Fábrega” con relativo éxito en la plaza, al menos hasta ahora.

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En el 2015 se gana con la economía o se pierde…

Se está preparando a fuego lento la estrategia electoral mediante la cual este gobierno aspira a perpetuarse. La Presidenta, hoy con pocas chances, quiere plantear la elección como un plebiscito de su gestión para que refuerce una legitimidad deteriorada. En abril de 2003 Kirchner sólo obtuvo el 22% de los votos. Si bien Cristina posee índices de popularidad relativamente favorables, aunque en descenso, aspira a una reafirmación de poder en estos dos años que quedan. Procura una base electoral representativa para la conformación de una fuerza política de alcance nacional en 2015. Este posicionamiento le permitiría además aspirar a liderar el justicialismo después de los cuatro principales referentes que lo han conducido desde mediados de los ’80: Cafiero, Menem, Duhalde y Néstor Kirchner. 

Para la economía siempre un proceso electoral es relevante por las presiones naturales que emergen sobre el gasto público y por la influencia del resultado electoral sobre indicadores vinculados al bienestar: PIB, desempleo, inflación, clima de confianza de los consumidores, clima empresarial de negocios. La de 2015 es una de esas típicas elecciones donde se puede ganar con la macroeconomía. Al tratarse de una elección presidencial su relevancia es sin duda mayor. Podríamos recordar antecedentes de elecciones con fuerte impacto en la economía y en la política como la del 6 de septiembre de 1987, cuando el justicialismo reconquistó la provincia de Buenos Aires y ganó prácticamente en todo el país. Alfonsín perdió virtualmente el poder ese domingo negro. La economía, al derrumbarse la confianza en el liderazgo político de Alfonsín, se fue enrareciendo hasta llegar, año y medio después, a la primer hiper de nuestra historia. Veamos un segundo ejemplo: las elecciones de octubre de 2001. Con un fuerte cuestionamiento al sistema político, supusieron en los hechos (votos) un claro respaldo a Duhalde, resultado electoral que dos meses después derivó en su llegada al poder después del caos de diciembre.

¿Habrá exceso de gasto público en estos dos años motivado por las elecciones? Seguramente sí. En cuanto al gasto público sabemos que su crecimiento fue muy importante en la última década. Existe una estructura creciente de subsidios para que no afecten a nivel consumidor las tarifas realistas. Pueden incrementarse otros subsidios sociales tanto a nivel federal como provincial. Es sabido que existen un conjunto de gastos que están asociados a corregir distorsiones en los ingresos reales. Si se reunieran en un paquete se los puede interpretar como de gasto electoralista tendiente al  incremento en el ingreso de bolsillo.

No fue el propósito de estas líneas realizar un análisis político a fondo sino esbozar algunas repercusiones de las futuras elecciones en la marcha de la economía y en particular reflexionar sobre el gasto público. En el análisis macro es un clásico relacionar el ciclo de naturaleza económica con el ciclo de raíz política. Esta futura elección es muy apropiada para pensar sobre esta  interacción.

Así como en la época de Menem hubo mucho voto en su momento asociado a la permanencia de la convertibilidad, en este caso qué duda cabe que la evolución del empleo va a influir en el resultado electoral. Por eso es clave que la recesión que está a las puertas no deteriore el mercado laboral.

La presidenta es un animal político y por lo tanto no hay evento más importante que las elecciones de 2015. Tenemos una interna entre dos proyectos antagónicos. Un peronismo más tradicional, encarnado aparentemente hoy por Sergio Massa, frente a otro oficialista que se vuelve más competitivo si presenta a Scioli como candidato. El oficialismo no ha logrado renovar la forma de hacer política. Lo que más le juega en contra al kirchnerismo son dos años de virtual estanflación que tenemos por delante. Se extrañan las prácticas más transparentes, de mayor democracia del sistema y con una propuesta de renovación de dirigentes con un nuevo estilo de hacer gestión pública para todos.

A 30 años de la primavera democrática y todavía con sabor a poco

El país está para más, a 30 años de la primavera democrática. Se han generado avances notables en el terreno de derechos humanos pero deterioro en las instituciones. Estuvimos cerca de un tercer mandato consecutivo de Menem y Cristina, y la división de poderes ha funcionado de modo imperfecto. Todo un síntoma de adolescencia republicana.

Tenemos un sistema educativo público y privado muy deficiente. Existe una polarización social importante entre ricos y pobres, mitigada en el kirchnerismo por las políticas populistas de inclusión. Más countries y más villas en una dinámica urbana del tipo feudal. Durante la democracia, no por culpa de ella, ha crecido de la mano de este conflicto distributivo el delito hasta converger hacia valores propios de América latina.

No existe, salvo expresiones parciales, renovación en la política. Otros países como Chile, Uruguay o Perú, con sus deficiencias, están progresando más en la política que el nuestro, con sistemas de partidos más balanceados y armónicos.

El régimen democrático para algunos es una modalidad política que ha funcionado relativamente bien en algunos países anglosajones en 200 de los últimos 5000 años.  Para otros es condición necesaria para el progreso pero no suficiente. Creo en el sueño de Alfonsín, Illia y Frondizi. Pero no cabe una efusión de sentimientos sin agenda en estos días de recuerdo. La sociedad exige más a los dirigentes de la democracia y como decía el General: “Los dirigentes a la cabeza o la cabeza de los dirigentes…” 

La democracia está para más

Es tiempo de un balance inevitable en estos días de aniversario del regreso de la democracia. El recuerdo de aquellos días gloriosos de octubre del ’83 está vivo. En mi caso tenía 24 años, ya afiliado a la UCR, que era el partido que más representaba, en la figura de Alfonsín, la aspiración de superar largos años de involución institucional. La campaña de Alfonsín fue electrizante: Ferro, Avellaneda, Luna Park y 9 de Julio. El preámbulo que él recitaba al final de los actos nos hizo vibrar y alentar tantas ilusiones. Hagamos un repaso a toda velocidad de estas tres décadas. Los ’80, con muchos logros en el plano de los derechos humanos y desaciertos crecientes en economía.

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Reflexiones sobre los holdouts

En 2005 se inicia el primer canje de deuda después del default del 2001. La deuda elegible fue de 81.800 millones de dólares, la quita (datos oficiales) del 65% y la aceptación del 76%. Ante un escenario internacional oportuno, y como había un 24% todavía de deuda en default, se decide reabrir el canje en 2010. El resultado fue que se incrementó el nivel de aceptación total al 93% dejando afuera sólo al 7% de los acreedores.

Muchos de estos acreedores que quedaron al margen de los canjes decidieron resguardarse en las vías legales. El año pasado algunos fondos tenedores de bonos en default lograron retener la fragata Libertad en el puerto de Ghana, y en el transcurso de los últimos meses tuvieron fallos favorables para que se les integre el 100% en efectivo del capital más los intereses en cesación de pagos.

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¿Chevron traerá un carnaval de actividad petrolera?

Como señala Nicolás Gadano, experto en la historia del petróleo de Argentina, hay tres momentos no exentos de polémica en nuestra historia económica reciente: Perón y la California, los contratos de Frondizi y la privatización de YPF con Menem. El acuerdo con Chevron pretende impulsar el desarrollo de Vaca Muerta, el tercer yacimiento de shale gas y shale oil del mundo, puede ser un cuarto evento histórico.

La situación del sector energético continúa crítica, con importaciones aproximadas para 2013 de 14.000 millones de dólares cuando eran sólo 4.000 millones en 2010. La producción de crudo cayó 4% en 2012, la de gas 6%. En ese mismo año las reservas de crudo descendieron 10%. Con la aparición de Vaca Muerta, las reservas, que todavía hay que probar, pueden multiplicarse por 10.

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La economía termina un semestre de estancamiento

Estamos ante un mundo complejo que suma para nosotros y que ofrece niveles de liquidez destacables que no estamos aprovechando. Esto explica por qué Bolivia tomó un crédito largo a muy baja tasa de interés, Uruguay por su parte cerró a 30 años al 4% y Brasil al 2,7%. Si bien existe dificultad para el comercio de bienes a la vez hay flexibilidad para el financiamiento vía mercado de capitales.

Lo positivo en nuestro país es que se espera una cosecha récord para el maíz (25 millones de toneladas) con un buen desempeño de la producción de soja aunque la protesta del campo sigue planteando las distorsiones al sector.

El sector pecuario es de los más preocupantes por su deterioro relativo. Con respecto a las exportaciones de carne, Paraguay exporta más de este producto que Argentina y Brasil es el segundo exportador mundial después de Australia, cuando era importador neto en la década del 90. Lo positivo para la Argentina de 2014 en adelante es que no parece que los commodities vayan a caer de precio lo que es muy relevante para el sostenimiento del modelo económico, si es que todavía se puede hablar de modelo en nuestro país.

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