Es grato encontrarlo, querido amigo lector, después de un nuevo aniversario de esta fecha patria. Sin lugar a dudas distinta a las anteriores, pero igualita a las de antes de las anteriores. Hasta parece increíble: el Presidente, sus ministros, los granaderos, los patricios, el camino a la Catedral, el homenaje al libertador general San Martín, el tedeum y, por sobre todo, la exclusiva y excluyente referencia a lo que motiva este día, la recordación de los sucesos de aquel 25 de mayo de 1810.
En los últimos doce años habíamos perdido por completo la referencia histórica de este día. Primero, fue la toma del poder por parte del Él, luego, el constante recuerdo de la “refundación” de la Patria, la exaltación del modelo, la profundización del relato y la épica de la mentira sistemática traída de la mano de adherentes rentados, conveniente o compulsivamente trasladados a la misma plaza protagonista de hechos indudablemente mucho más dignos que los vividos en el pasado reciente.
Hoy los argentinos nos lanzamos, aún casi sin poder creerlo, a la revalorización de las tradiciones republicanas que son parte de nuestro acervo cultural. Volvimos a aprender que el himno se canta y no se baila, que el padre de la patria nació en Yapeyú y no en Río Gallegos, que sus restos son custodiados por un regimiento histórico del Ejército Argentino y no por una empresa de seguridad privada pagada por un señor que está preso en el penal de Ezeiza por ser sospechoso de haber saqueado a la república en concurso real, con buena parte de las anteriores autoridades nacionales. Continuar leyendo