El “Garrafazo Social”: subsidiar o no subsidiar, ésa es la cuestión

La modificación en la forma de subsidiar la compra de la llamada garrafa social por parte del Estado provocó una suba del 500 % en el precio de las garrafas. Hasta el 31 de marzo pasado, con el “Plan Garrafa para Todos”, la llamada “garrafa social”, por el que el Estado  subsidiaba a los productores, el precio de una garrafa de 10 kg era de 16 pesos. En tanto con el “Plan Hogar” que funciona desde el 1° de abril, y en el que el Estado subsidia directamente al consumidor,  el valor de la garrafa autorizado por el gobierno llega a los 97 pesos de los cuales el Estado subsidia a través de la Ansés 77 pesos a 1.500.000 personas de los 4 millones de personas que consumen garrafas en la Argentina.

Si bien esta semana los ministros Axel Kicillof y Julio De Vido negaron diferencias con respecto a la aplicación del Plan Hogar en una  conferencia de prensa, lo cierto es que los problemas persisten en cuanto al valor de los precios que en algunas provincias como Santa Fe y Entre Ríos llegan a superar los 120 pesos y además hay desabastecimiento. Kicillof y De Vido no explicaron por qué, a sólo tres semanas de anunciarlo, el gobierno modificó el “Plan Hogar”. Las quejas en el interior del país y la suba en los precios de las garrafas los llevaron a modificar el plan y aplicar un fuerte aumento en los subsidios a las garrafas hogares de la Patagonia en provincias como Santa Cruz, Río Negro y Tierra del Fuego. Continuar leyendo

Las N sombras de Kicillof

El sadomasoquismo es el hilo conductor de  la trilogía compuesta por Cincuenta sombras de Grey, Cincuenta sombras más oscuras y  Cincuenta sombras liberadas. Estas historias relatan la vida de Anastasia Steele, joven estudiante que es sometida por Christian Grey, un multimillonario cuyo pasado esconde una gran cantidad de sombras de las que Anastasia con amor tratará de liberarlo.

Por analogía, podemos decir que desde el 2007 la economía argentina ha sido sometida poco a poco a una suerte de “sadomasoquismo keynesiano estructural”, que se incrementó en los últimos años ensombreciendo cada vez más la política económica. La economía argentina está llena de sombras y la que más oscurece el futuro en vistas a su normalización es la inflación; sin bajar la inflación a un rango del 5 % anual no hay solución. Es necesario dejar claro que el precio del dólar sube porque aumenta la inflación y no al revés. Para que ésta se ubique en un valor que oscila entre el 25 % y el 30 % anual la economía ha sido maniatada a los únicos dos precios cuidados del gobierno: el dólar oficial de 8,75 pesos y las tarifas de servicios públicos privatizados congeladas. La otra sombra que se esconde detrás de esos dos precios cuidados es la del Estado. Este es el mayor demandante de divisas en ese mercado para poder pagar la energía que importa y la deuda renegociada. Estos dos ítems insumen más del 80 por ciento de los dólares que se venden en el mercado oficial de cambios. El resto son las compras de dólares ahorro y de dólar turista que desde enero del año pasado se llevaron mas de 4000 millones de dólares de las reservas del BCRA.

Aparece aquí otra sombra; la de un cepo y desdoblamiento cambiario de facto por el que el Estado y los particulares disfrutan y gozan comprando dólares baratos mientras se castiga a las empresas que no pueden comprar esos dólares al tipo de cambio oficial. El cepo junto al desdoblamiento han desnaturalizado varios mercados en la argentina como el financiero, el agropecuario, el inmobiliario y el automotriz. Las empresas no pueden comprar los dólares que necesitan en el mercado paralelo o ilegal como lo llama el gobierno para hacer frente a sus pagos en el exterior y aumentan su deuda con sus casas matrices como ocurre con la industria automotriz. No hay dólares para la producción, pero la AFIP autoriza compras de dólares para depositar ahorrar o viajar. Se castiga a la inversión y a la producción.

También aparece la sombra de la falta de competitividad en las economías regionales por mantener un dólar oficial de 8,75 para exportar mientras que los precios de sus insumos están fijados a un dólar de 13 pesos y el estado además les cobra retenciones por sus exportaciones. Se nota un atraso cambirio con respecto al dólar oficial. No se sabe si el valor de equilibrio del tipo de cambio son los 13,20 pesos que vale el dolar paralelo, los 12 pesos del dólar bolsa, los 11,80 del dólar tarjeta o los 11,90 del dólar ahorro con el agravante que todos los paises de la región devaluan sus monedas frente al dólar.

El oscuro mecanismo llamado Declaraciones Juradas de Anticipo de Importaciones (DJAIs) para frenar las importaciones y la salida de dólares es la sombra del comercio exterior. Frena las importaciones de insumos básicos pero además ahora debe haber operaciones calzadas para hacerse de dólares. Esto implica que las empresas deben ingresar dólares por el mismo monto que quieren comprar. Esto produce una caída en las importaciones que se traslada luego a una baja de las exportaciones y de la producción y la inversión.

La emisión de pesos del BCRA sin respaldo es otra de las sombras sobre la economía. Es para financiar el déficit fiscal del gobierno que en la actualidad llega a unos $ 250.000 millones, un 6 % del PBI, a su vez genera inflación. El aumento del déficit fiscal se debe en particular al incremento de los subsidios para mantener congeladas las tarifas de servicios públicos privatizados y para pagar la energía que se debe importar ante la caída en la producción de gas y petróleo pese a una presión tributaria elevada porque la mayoría de los trabajadores y jubilados que ganan mas de 15.000 pesos mensuales deben pagar el impuesto a las ganancias.

El déficit energético es una sombra que apareció desde el 2007 y castiga a la balanza comercial cuyo superávit podría evaporarse este año. A eso debe sumarse una balanza de capital deficitaria que contabiliza los servicios de la deuda y los ingresos de capitales. Los dólares que ingresan por el lado comercial no alcanzan para compensar a los que se van por el lado financiero. Allí aparece la sombra China donde los dólares solo llegan ahora a través de un Swap de monedas con China por unos 11.000 millones de dólares a cambio de firmar una gran cantidad de acuerdos comerciales puestos en duda. Este mecanismo es el que utiliza el gobierno para aumentar artificialmente las reservas internacionales del BCRA mientras duda si saldrá a buscar fondos a los mercados de capitales internacionales.

El problema con los holdouts, una sombra más. Por el momento se observa que Axel Kicillof intenta ganar tiempo para no pagar la sentencia definitiva del 2012 que dicto el juez Thomas Griesa por la que el gobierno debe pagar a valores de hoy unos 1600 millones de dólares. A esto se suman los probables juicios de quienes no entraron a los canjes I y II por unos 15.000 millones de dólares y quienes entraron a los canjes si el gobierno no puede pagarles por haber cambiado el lugar de pago y el agente fiduciario a través de una inconducente Ley de Pago Soberano.

Ya no es posible estimular la economía con un aumento en la emisión monetaria porque aumenta la inflación. Tampoco se puede bajar la tasa de interés para aumentar el nivel de actividad porque ese dinero de los bancos se puede ir a comprar dólares. No hay espacio para aumentar la demanda con una política fiscal expansiva ya que el gasto público está a niveles récord y la presión tributaria también. Las sombras son cada vez más grandes y la confianza en este modelo es cada vez menor.

Kicillof también se equivoca en los pronósticos

Como ya se ha hecho una costumbre, el ministro de Economía Axel Kicillof volvió a criticar a los economistas y consultoras económicas por sus proyecciones, esta vez en el lanzamiento de Precios Cuidados V. En este caso, Kicillof fue más allá y manifestó que se trata de pronósticos asquerosos desinformados. “Recuerdo que en enero, cuando se lanzó esto, los analistas decían que se disparaba la inflación, se disparaba el dólar, hablaron cualquier disparate y sin embargo las empresas firmaron igual. La clave del éxito es el poder popular del plan”, expresó .

Lo que olvida el ministro en su relato de las diversas disparadas es que varias de ellas se cumplieron y sus proyecciones, de acuerdo a lo observado en el Presupuesto 2014, también fueron “horribles”. Citaremos tres variables como la inflación, el tipo de cambio oficial y el resultado fiscal. En enero del año pasado el dólar oficial se disparó, tal como anticipaba la mayoría de los analistas económicos, y terminó el año en $8,50 frente a los $6,21 que proyectaba el Presupuesto 2014; la inflación en lugar de ser el 9% anual que se proyectaba fue de aproximadamente un 24 % de acuerdo a los datos del INDEC y del 35% según las consultoras privadas, y el déficit fiscal llegará a unos 250.000 millones de pesos frente al superávit fiscal de 8500 millones de pesos que se calculaban en ese presupuesto.

Kicillof debería considerar que si un funcionario del Estado se equivoca en sus proyecciones o pronósticos es más grave que si lo hace un consultor privado. En el primer caso, el error lo paga la sociedad en su conjunto, mientras que en el segundo, si el consultor privado es responsable de un mal asesoramiento, la empresa que lo contrata decidiera seguir pagando o no su servicio.

En lo que respecta a la inflación para este año, todo indica que el Gobierno podría volver a fallar en sus proyecciones estimadas. En el Presupuesto 2015, la cifra del 14,5 % anual estimada por Kicillof para este año parece baja con respecto a la que calculan los “pronosticadores horribles”, al decir del ministro, que ven una inflación promedio del 25%. También parece muy optimista un dólar proyectado en 9,45 pesos para fin de año cuando la mayoría de los analistas lo ve en cerca de 10 pesos en la última etapa de un año electoral. En lo que respecta a los números fiscales, el Gobierno proyecta un déficit fiscal de $49.600 millones en el Presupuesto 2015 cuando este año terminará cerca de los 250,000 millones de pesos. Por lo tanto parece bastante difícil que el Gobierno reduzca el gasto o aumente tanto los ingresos para semejante reducción de déficit fiscal.

Kicillof afirmó que el éxito del programa Precios Cuidados es “una nueva refutación de los pronósticos asquerosos desinformados”. Pero debería reconocer también que los del Gobierno, elaborados por él y su equipo económico, fueron catastróficos a la hora de observar los resultados del 2014.

Economía ante el desafío de una nueva corrida

Causa cierta preocupación que el equipo económico que conduce Axel Kicillof en vez de intentar bajar la inflación, desarmar el cepo cambiario y proyectar un programa financiero coherente para este año tenga que salir a explicar por qué faltan tampones en la Argentina. Al gobierno le estalló a comienzos del verano un problema eminentemente doméstico como es la falta de un producto de higiene que, si bien no es estrictamente de primera necesidad, es de consumo tan difundido que casi lo parece.

Por culpa de una política errática de freno a las importaciones de productos e insumos para evitar una mayor salida de dólares, Axel  Kicillof y su equipo han provocado una nueva “corrida” en la Argentina: la de la gran cantidad de mujeres que buscan stockearse frente a la falta de ese producto crítico. Continuar leyendo

Kicillof y Vanoli ponen en funcionamiento una nueva bicicleta financiera

La reciente licitación del bono Bonad 18, un bono atado al dólar oficial para el cual el Gobierno esperaba mas ofertas que las concretadas, muestra que en la medida que se sigan lanzando esos títulos pero a plazos mas largos, la demanda de los inversores disminuirá. Este bono es emitido en pesos pero atado a la cotización del dólar oficial llamado “Dólar Linked” o “Dólar Seguro” porque incluye una especie de seguro de cambio para sus compradores. Esto demuestra que en la medida que el vencimiento sea más largo, el apetito por comprar esos bonos bajará y también la cotización del dólar oficial implícito. Pero este lanzamiento esconde ademas una especie de bicicleta financiera que utiliza el Gobierno y que ha servido como mecanismo para hacer bajar el valor del dólar en el  mercado paralelo o ilegal.

Al ver la evolución del Bonad 16, un bono de las mismas características emitido hace unos días con vencimiento en el 2016, se observa que ese título “dollar linked” ya subió desde los $ 855 en su lanzamiento hasta unos $ 875 pesos en la actualidad. Esto se debe a que su tasa de rendimiento anual cayó de un 1,75% anual al 0,45 %. No caben dudas que un título que este atado a la evolución de la cotización del dólar oficial resulta muy atractivo, pero en la medida que su vencimiento se alargue el interés por comprar ese bono será menor. Esto se debe a que el atractivo para el inversor es una especie de seguro de cambio ante una futura devaluación del peso frente al dólar y una eventual normalización y unificación del mercado cambiario.

Una medida de esta magnitud podría hacer desaparecer o reducir la brecha cambiaria entre el dólar oficial de 8,57 pesos contra el dólar ilegal paralelo blue o “dólar allanado”, como lo llama ahora el mercado financiero por debajo de los 13 pesos en función de las acciones de amedrentamiento que producen en conjunto el BCRA, la PROCELAC y la AFIP en sus constantes inspecciones a entidades financieras y que han paralizado prácticamente las operaciones del dólar contado con liqui cercana a los 12 pesos. Este es el verdadero termómetro para seguir la evolución de un dólar creíble en el mercado financiero

El problema es que en la medida que se estira el vencimiento de un bono del 2016 a otro del 2018 las expectativas de devaluación de uno y otro son diferentes. En particular porque es más probable que el mercado se pueda unificar antes del 2016, con la llegada de un nuevo gobierno luego de las elecciones de fines de 2015, por lo tanto la ganancia mayor será para quien compró de vencimiento más corto que el más largo. La expectativa de los inversores que compraron el Bonad 16 es que luego de la asunción de otra administración desaparezca el cepo cambiario o por lo menos se unifique el mercado y no haya mas brecha entre el ese “dólar asegurado” hoy de 8,75 implícito ya en la cotización del bono atado al dólar y el “dólar allanado” de 13,50.

Si el mercado se unifica, quien compró los bonos atados al dólar oficial se beneficiará ya que este pasaría a cotizar mas cerca del “dólar allanado”que del dólar asegurado, obteniendo una fuerte ganancia en dólares de casi un 40 % con esta especie de nueva bicicleta financiera. Si el plazo de vencimiento de esos bonos se alarga las expectativas de devaluación son más bajas. El Bonad 18, es a 40 meses de plazo y a una tasa del 2,40% anual. También aparece el interrogante si conviene comprar un bono dollar linked o un título nominado en dólares que además se cobrará en dólares a su vencimiento y no en pesos como los recientes títulos emitidos.

Para frenar la suba del dólar en el mercado libre e imponer esta especie de “dólar allanado” sancionado a operadores y casas de bolsa la dupla Kicillof- Vanoli ha vuelto a poner en funcionamiento una nueva bicicleta  financiera para favorecer a las empresas y a  los bancos. Es que para bajar la presión sobre el dólar blue o ilegal y reducir las tensiones en el mercado en lugar de comprar el dólar bolsa a $ 13,50, los bancos y las empresas optan por un título en pesos actualizado al valor del “dólar asegurado”. Pero con esto el Gobierno no resuelve la causa del problema, que son los desajustes macroeconómicos que provocan la suba de la inflación, la falta de dólares  y el déficit fiscal que provoca una fuerte emisión de pesos para financiar el gasto público

Vanoli lo hizo, ¿Fábrega no podía o no lo dejaban?

Uno de los interrogantes que plantea hasta el presente la gestión de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en su tarea de bajar el valor del dólar en el mercado blue, paralelo o ilegal es si le han dejado hacer más cosas que las que podía hacer su antecesor Juan Carlos Fábrega o si Vanoli ha adoptado medidas que Fábrega no quería aplicar o si Axel Kicillof no se lo permitía. Continuar leyendo

Un error de diagnóstico que provocará más inflación

Una de las grandes preguntas que se hace el mercado financiero es cómo hará en el futuro el presidente del BCRA Alejandro Vanoli para emitir entre 100.000 y 120.000 millones de pesos y evitar otra devaluación del peso en caso de que el gobierno no no logre sacar a la economía de la recesión, no reduzca la tasa de inflación ni el déficit fiscal, se mantenga la actual brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar paralelo y no  haya un arreglo con los holdouts. En recientes reuniones con banqueros Vanoli reiteró que “no debe esperarse una devaluación y que se proyecta un escenario favorable para sostener el nivel de actividad y preservar el nivel de empleo”.

Pero el error de diagnostico del equipo económico que comanda Axel Kicillof, de creer que el aumento de la inflación es producido por un aumento de la demanda de bienes y servicios superior a la oferta de los mismos o culpa de empresarios inescrupulosos que aumentan los precios, le juega en contra. El problema es que la inflación se debe a un fenómeno monetario. Un proceso de emisión de pesos nunca visto desde los 90 a la fecha para financiar el déficit fiscal, agravado ahora por una caída en la demanda de dinero de los agentes económicos que se desprenden de los pesos para comprar bienes o dólares legales, ilegales o los que consiga. Continuar leyendo

La salida de “El Garante” abre la compuerta

Con la salida de “El Garante” se abre la compuerta para que aumente aun más la inflación y siga subiendo el dólar paralelo. Pero el problema es la suba del la inflación y del dólar y no el presidente del BCRA.

En la medida en que el Gobierno no reconozca el principal problema que tiene es bajar la inflación, es probable que Juan Carlos Fábrega no sea el último presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) que echa la presidente Cristina Fernández de Kirchner con el acuerdo del ministro de Economía Axel Kicillof. Además Fábrega era reconocido tanto en el ambiente empresarial como en el sistema financiero como una especie de “Garante” que frenaba a Kicillof en su intento por aumentar la emisión monetaria, reducir las tasas de interés y no devaluar el peso. Continuar leyendo

Las tres brechas que ponen en jaque a Kicillof

La actual brecha cambiaria entre un dólar blue por encima de los 15 pesos y un dólar oficial a 8,44 pesos que ya supera el 75%, sumada a la reciente disparada de las otras versiones del paralelo como el dólar contado con liqui, acosan el ya de por sí endeble futuro del ministro de Economia Axel Kicillof.  Como cualquiera puede deducir, estas brechas generan mayores expectativas de devaluación del dólar oficial en la medida que el valor del blue en sus distintas versiones siga subiendo. El Banco Central de la República Argentina podría detener esta suba devaluando el peso en el mercado oficial, subiendo las tasas de interés y aumentando los encajes de los bancos para sacar pesos de circulación en un mercado donde sobran pesos y faltan dólares.

Este fenómeno de brecha cambiaria no es una novedad y es una concecuencia del cepo cambiario instrumentado a partir de noviembre de 2011. Lo que sí es original es que se sumen dos brechas más, agravando todavía más la situación. La brecha de precios, del 80%, que surge de la diferencia en las estimaciones de inflación entre la consultoras privadas que calculan un 40 % para este año mientras el INDEC proyecta un 25 % de aumento, distorsiona el calculo del retraso del tipo de cambio para las proyecciones de la macroeconomía.

Además, se suma la brecha energética del 150 % entre el costo que el Estado se paga por importar gas a 17,50 dólares el millón de BTU y el costo de venderlo en el país a 7 dólares para subsidiar la energía, lo que provoca una demanda adicional de dólares por parte del Gobierno que compra los dólares en el mercado oficial y un déficit de la balanza energética de unos USD 8000 millones.

El crecimiento de esas importaciones hace que la administración kirchnerista gaste cada vez mas reservas internacionales, lo que a su vez genera una mayor emisión de pesos sin respaldo para que el Gobierno compre los dólares oficiales baratos que necesita para pagar esa energía. Estas importaciones avanzan a tanta velocidad que se llevan cada año una porción mayor de los dólares que ingresan al país por la soja. Estas brechas nunca estuvieron presentes en las mega devaluaciones históricas que tuvo la Argentina, convirtiendo al problema en más espinoso que en anteriores ocasiones.

El dólar blue no sube, como afirma Kicillof, por un supuesto “plan de cinco puntos los fondos buitre”; lo hace porque el Gobierno no hace nada para que baje. ¿La razón? No le interesa ese mercado. Grave error.

Un trabajo del economista del IEERAL, Gustavo Reyes, señala que “la brecha cambiaria tradicionalmente ha aparecido en Argentina debido a la tentación de los distintos gobiernos de mitigar los procesos inflacionarios retrasando el tipo de cambio real con devaluaciones inferiores al ritmo de crecimiento de los precios y anclando el valor del dólar. Tarde o temprano, esta política termina generando pérdidas en las reservas internacionales del Banco Central y cuando ésta dinámica comienza a ser importante, en numerosas veces las autoridades monetarias han decidido restringir la venta de divisas sin permitir que el tipo de cambio oficial flote hacia su  nivel de equilibrio por temores inflacionarios”.

Esta menor venta de dólares del BCRA, sumada a una mayor demanda de la divisa de los particulares, empresas que consideran que valor del tipo de cambio es“barato” y la falta de ajuste en el tipo de cambio “oficial”, genera automáticamente la aparición de un tipo de cambio marginal, pero ahora el escenario es más preocupante.

En los últimos 70 años, la Argentina ha soportado fenómenos como el de la brecha cambiaria que inevitablemente finalizaron luego en abruptas devaluaciones del peso frente al dólar. El último ejemplo de una situación similar a la actual fue el final de la Convertibilidad. La Argentina no está lejos de un proceso semejante y hasta podría ser peor. Con esta dinámica, la devaluación del 25 % de enero pasado podría ser solo una anécdota si el Gobierno no reacciona.

A las puertas de una maxi devaluación del peso

La fuerte suba que ha experimentado el valor del dólar paralelo en sus diversas versiones -y el pequeño aumento del dólar oficial, que ha llevado la brecha cambiaria a casi un 70%- , sumado a la caída de reservas internacionales observada desde el 30 de junio pasado, cuando la Argentina no pudo cumplir con el pago de la deuda pública, ha dejado al gobierno de Cristina Kirchner en una débil posición. En la medida que se profundice esta caída de reservas, aumente esa brecha y se reduzcan las liquidaciones de exportaciones por parte del complejo agroexportador, el Ejecutivo no tendrá otra opción que subir fuertemente las tasas de interés o devaluar el peso frente al dólar en el mercado oficial en forma muy similar a la devaluación de enero  pasado, que llegó a un 25 %.

El problema es que ahora, a diferencia de ese momento, la situación es más grave. Como era de esperarse, este principio de default -que será defualt definitivo cuando los acreedores finalmente lo declaren- ha puesto a la Argentina en una situación mucho mas complicada que la de fines del año pasado. Los medios oficialistas le han puesto a esta situación el ingenioso nombre de ”Griefault”, aunque es más bien un “Kicifault”, considerando que fue el ministro Axel Kicillof el encargado de cumplir la orden presidencial de no pagar la sentencia definitiva que beneficiaba a un minoritario grupo de bonistas. Desconocer el pago del fallo del Juez Thomas Griesa por unos 1350 millones de dólares es probable que le cueste muy caro a este Gobierno, mas allá de las alternativas que busque para no pagar, como por ejemplo el cambio de jurisdicción de los bonos que pretende el oficialismo y el desplazamiento del banco BONY como agente pagador.

El Gobierno se ha quedado entrampado entre el Griefault o el Kicifualt, que implica por el momento no pagar la deuda a quienes entraron en los canjes I y II. Por lo tanto, no se debe descartar una fuerte caída del peso parecida a la de enero, cuando se produjo una devaluación que llevó a la cotización de la monda nacional de 6,50 a 8 por dólar. Hoy, si el BCRA sube mucho las tasas de interés provocará más recesión y, si las baja, tendrá mas pérdida de reservas. La suba del dólar oficial es una de las pocas salidas que tienen en un contexto de alta inflación y récord de emisión de pesos para financiar el déficit fiscal.

Agravando la situación, en medio de una importante corrida cambiaria que comienza a drenar al BCRA luego de unos meses de tranquilidad, los funcionarios se encuentran más preocupados en modificar un ley vieja y mala como la Ley de Abastecimiento, y en aprobar la Ley Soberana de Pago de Deuda Exterior, que podría provocar el fin de un exitoso proceso de restructuración y desendeudamiento que llevó a la Argentina a mostrar una de las reducciones mas importantes de la deuda pública interna y externa de los últimos 50 años.

El principio de default -o Kicifault- en el que entró la Argentina desde el 30 de junio ha frenado el magro ingreso de capitales, proveniente de la entrada de dólares genuinos y por liquidación de exportaciones del  comercio exterior. A esto se ha sumado una fuerte caída en el precio internacional de la soja, que en la actualidad se ubica en valores cercanos a los de setiembre de 2010. De no modificarse este contexto, esto derivará en un estrangulamiento del sector externo y un stress financiero en el país, que probablemente deberá obligar al Gobierno a realizar una nueva devaluación del peso. Analizados todos los frentes, todos los caminos parecen llevar al mismo -y conocido- final.