El ensañamiento con los familiares de las víctimas de Once

Las horas siguientes al acto de Cristina Kirchner del pasado lunes en Villa Luro fueron muy duras para los familiares de la tragedia de Once. María Luján Rey sólo atinó a tuitear “PUAJ!”. Elisa Ojeda, tía de Carlos Garbuio, hacía lo imposible para que su hermana Zulma no se enterase del chistecito de la Presidenta. “Se pone muy mal”, dijo.

Otros familiares se preguntaban si la desafortunada frase de CFK (“Rápido, que si no, la próxima formación nos lleva puestos”) había sido adrede o simplemente se había querido hacer la graciosa ante la “militancia”. Más allá de estos dichos, la Presidenta presentó los nuevos vagones de la Línea Sarmiento de ferrocarriles ninguneando, como de costumbre, a las causas de su repentina “política de Estado” en la materia e insistió en que “los que quieran hacerse los valientes que vayan a otro lado” al referirse a los usuarios que abren las puertas de los vagones de un tren.

No es la primera vez que un funcionario del gobierno nacional hace referencia a Lucas Menghini, el hijo de María Luján Rey y Paolo Menghini, sin mencionarlo y justificando su muerte con la lógica de los tiempos dictatoriales: “Por algo será”. La primera de ellas fue la entonces ministra Nilda Garré cuando, pocas horas después del triste hallazgo del cuerpo de Lucas, merced a la insistencia en la búsqueda de sus padres, mencionó que el joven viajaba en un lugar no autorizado. En voz baja, otros funcionarios reprodujeron la desacertada frase e incluso un empleado de la AFIP atacó a su madre en las redes sociales de forma cobarde. Los Menghini no asistieron a Casa Rosada ni se dejaron seducir por la Presidenta de la Nación ni sus ministros.

El humor negro de la Presidenta provocó que, al día siguiente, 22 de julio y mes aniversario de la tragedia, hubiese más periodistas y medios de comunicación cubriendo las palabras de los familiares. “Es muy doloroso que la persona que dirige el país no se haga cargo de lo que sucedió” aseguró Ojeda a este medio. “Los ferrocarriles no eran una política de Estado hasta ese trágico día” -continuó indignada- y “nunca más pudimos volver a subir al Sarmiento, nos tiemblan las piernas”.

Otros familiares hablan de “ensañamiento” por parte de un gobierno que hizo lo imposible por cooptarlos, dividirlos y, tras el fracaso en sus gestiones, ningunearlos. Mientras que la Presidenta olvidó lo que es hacer un acto público sin el respaldo de La Cámpora ni su grupo de cortesanos, los familiares de la tragedia manifiestan sus críticas y reciben apoyo ciudadano en cualquier lugar del país en el que se presenten. “No somos un grupo de golpistas”, sentencia Elisa Ojeda mientras desconfía de las supuestas bondades de los nuevos trenes. Un experto en la materia asegura que no pasará mucho tiempo en que las puertas de los vagones vuelvan a abrirse con el tren en movimiento pues “por un problema de voltaje, los aires acondicionados no dan abasto y en verano se hace imposible viajar con las puertas cerradas”.

El gobierno culpa a los usuarios y a los grafiteros por el estado de los ferrocarriles pero se olvida que los fines de semana las boleterías y el interior de los vagones son tierra de nadie. Allí radica la irresponsabilidad de un Estado ausente. Una colega periodista viaja diariamente en el tren y ha vivido, en carne propia, la desidia que sienten los usuarios del Sarmiento. En los últimos meses le han robado el celular en dos oportunidades. Pero la semana pasada sintió miedo, bronca y asco cuando un hombre comenzó a masturbarse delante suyo. El vagón estaba repleto. Nadie le dijo nada. Los que advirtieron el hecho se alejaron unos centímetros del desaforado pasajero. Por las noches, el panorama es aún peor.

La solidaridad selectiva de la Presidenta provoca que Norma Barrientos no tenga dinero ni para asistir al juicio por la tragedia de Once en Comodoro Py ni para comer diariamente. En cambio, la hija de una de las víctimas fatales del 22 de febrero del 2012, se alegre de sacarse fotos con las figuras del seleccionado argentino de fútbol. Mariano Recalde, personalmente, gestionó su ingreso a Aerolíneas Argentinas. “Nos alegramos por ella pero no deja de sorprendernos cómo el gobierno se ocupa de unos y ataca a otros” asegura Ojeda. Todo hombre tiene su precio. El problema de Cristina y de su humor es que, a veces, la frase, no se cumple.

Una vaquita para el Chino

El dirigente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro hablaba de la macroeconomía argentina, la grandeza del kirchnerismo, los fondos buitres, el Plan Procrear, los monopolios mediáticos y las debilidades de la oposición como de costumbre. Pero una inesperada pregunta en mi programa en FM Identidad lo descolocó: Cómo productor de Tochineki S.A. ¿cómo le fue con la película sobre Néstor Kirchner en un momento en que se han estrenado muchas películas argentinas pero el público, por lo general, termina eligiendo los tanques norteamericanos?

“…En términos económicos no nos fue bien pero nunca lo encaramos el proyecto pensando en ningún rédito económico. Era hacerle un homenaje a un presidente que fue un compañero, un militante, del cual yo me consideré su amigo. Así que el balance es positivo porque la película, luego de La historia oficial (SIC), perdón, de La República Perdida, el documental que se hizo en los últimos meses de la dictadura previos a la asunción de Alfonsín, es el documental que más gente vio. Estamos satisfechos, nos siguen invitando a festivales, se ve en locales, en plazas, los compañeros nos piden verla con un compañero y armar un debate, incluso tienen el CD. Incluso los manteros que venden películas ‘truchas’ la vendían”.

Más allá del sincericidio de hablar de “historia oficial”, Navarro demostró tener una gran memoria emocional pero no racional al no recordar, exactamente, cuánta plata perdió por el homenaje a Néstor Kirchner: “No recuerdo porque, en definitiva, hicimos dos películas y no tenemos el balance cerrado pero no ganamos dinero. Igual no soy yo el que me encargo de eso”

Extrañamente, según los documentos oficiales recapitulados en el blog Eliminando Variables, sólo 40 días Fernando Navarro perteneció a Tochineki S.A. Tras su ida, sólo quedó la otra parte del proyecto ideado, originalmente, para recapitular material para realizar una película homenaje al ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner. La respuesta del dirigente del Movimiento Evita genera dudas sobre quién pasó a cobrar por las ventanillas de Telam, desde el 2009 al primer semestre del 2013, la millonaria suma de $1.331.000 en concepto de pauta publicitaria en afiches en vía pública: él o Jorge Héctor “El topo” Devoto, su socio creador desde el 27 de enero del 2011. Pero, como informaron en su momento, los periodistas Ignacio Montes de Oca y José Stella, el 11 de marzo de ese año, ambos dejaron sus lugares, en la presidencia de la empresa, para ser reemplazados por Rodolfo Atilio Pereyra y Héctor Alberto Fuente Buena. A propósito, los periodistas consultados aseguran que sus fuentes no son Buena, sino buenísimas, pues adjuntaron los papeles correspondientes.

Pereyra es empleado de la cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, cargo que ocupa tras su paso, por la municipalidad de Quilmes, distrito del que realizó su carrera política Navarro. Pereyra se inscribió en la AFIP pocos días antes de asumir como Presidente de Tochineki -siglas de Topo-Chino-Néstor-Kirchner por si le queda alguna duda al lector-. Fuente Buena fue candidato a concejal acompañando al Chino en las elecciones de octubre del 2013.

Si, a pesar de los cuantiosos fondos en pauta publicitaria más el subsidio del INCAA (su ex directora, Liliana Mazure, es la ex mujer de Devoto), la película fue un mal negocio económico, Navarro se debería agarrar la cabeza al contabilizar la cantidad de proyectos que encaró con “Néstor Para Todos”. Realizó una muestra itinerante, recapituló fotografías por todo el país, recibió material de alta calidad, a través de TELAM, a cambio de que figurase el isologo de la agencia de noticias -según publicó Eliminando Variables- y terminó en el Museo del Bicentenario. Es posible que los 968 mil pesos que le entregó el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, a los directivos de Tochineki en concepto de traslado y montaje de la muestra, no le haya alcanzado al Chino para llegar a fin de mes. El 6 de septiembre del 2012, fueron adquiridos 300 ejemplares del libro homónimo del film por el Congreso de la Nación, una ayudita que no todos los escritores ni historiadores lograron conseguir. Pero fueron sólo 90 mil pesitos. Timmerman no quería pasar por la librería y compró, para la Cancillería, unos cuántos ejemplares más por 49.800 pesos. Una ganga.

Pero como el proyecto de Adrián Caetano no gustó, el Chino y Devoto terminaron eligiendo a la directora Paula de Luque, casualmente, ex mujer del secretario de Cultura, el nominado al Martín Fierro por su programa cultural en Televisión y fanático de la muestra fotográfica de Kirchner diseñada junto a la otra promesa del cine argentino: Florencia Kirchner. Pero el film de Caetano terminó saliendo al aire en el canal Telefé, promediando los 8 puntos de rating. La emisora de Constitución no suele emitir documentales ni cine argentino pero, vaya a saber por qué, hizo una excepción en esta ocasión.

Es un misterio cuáles serán los próximos proyectos cinematográficos, televisivos, fotográficos y editoriales de Tochineki. Según la respuesta de su creador, Fernando “Chino” Navarro necesitará de otra pequeña ayuda de sus amigos, como cantaba Ringo Star, para no tener que pasar hambre. Raro no? Formalmente ni Devoto ni Navarro tienen relación con Tochineki pero siguen preocupándose por la empresa como si fuese propia.

Sin respuestas de Capitanich

El domingo por la tarde, tras 35 días de idas y vueltas en que el jefe de Gabinete de ministros prometió recibir a más de 100 integrantes de pueblos originarios de su provincia, el grupo liderado por el dirigente social Tito López regresó al norte argentino sin respuestas. Todo comenzó cuando el líder social, ex aliado del gobernador en uso de licencia, Jorge Milton Capitanich, me dijo en mi programa en FM Identidad que Joaquín “Chapo” Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa, habría pasado por su provincia y que el ex gobernador debería responder a esa pregunta: “Lo que sé es que la efedrina estuvo en Buenos Aires y acá, en el Chaco”.

La nota provocó el llamado inmediato del jefe de gabinete, que aseguraba, en sus tradicionales conferencias de prensa con escasas preguntas, de que la Argentina no era un país productor de drogas. El audio fue citado por el periodista Jorge Lanata en su exitosa columna en Clarín. A López lo llamaron para invitarlo a conocer la Casa Rosada y ofrecerle la reclama ayuda social. Pero el dirigente no vino solo sino con más de 100 aborígenes que acamparon en la Plaza de Mayo durante 35 días. Sólo un grupo de periodistas, varios de ellos europeos, se interesaron por el tema.

López fue uno de los dirigentes sociales que acompañó el proyecto Sueños Compartidos de construcción de viviendas e inclusión social en la provincia del Chaco de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Eran otros tiempos. Hoy está en la vereda de enfrente de Capitanich de quien dice que “traicionó al Chaco y traicionará al país”. Luego de mi participación en el programa de Juan Miceli de InfobaeTV, en el que el conductor y periodista me preguntó por la autoridad moral del jefe de gabinete, el entorno de Capitanich volvió a comunicarse con Tito López. En la última conversación, al dirigente le dijeron que regresase al Chaco y que debía levantar la huelga de hambre. López volvió el domingo a la noche con la promesa de que el gobernador Juan Carlos Bacileff Ivanoff y sus ministros lo recibirían en sus despachos. Pero, en vez de diálogo se encontró con las fuerzas policiales que les impidieron el paso. 

Mientras Capitanich cuantifica su autoridad moral como si tuviese relación con los votos obtenidos en una elección -en ese sentido el hoy denostado Carlos Saúl Menem sería el rey de la moral e incluso Adolf Hitler en Alemania podría haber argumentado lo mismo-, Tito López volvió a hablar en radio y denunció a “Coqui”.

“Vinimos con confianza pero con miedo porque vemos que es una política nacional de represión. Si vos no sos K, no existis. Acá, en el Chaco o en Buenos Aires, no existís”. Tito López continuó e hizo referencia a La Cámpora: “Ellos creen que porque algunos pelotudos hablan de revolución, la están haciendo. Pero no tienen contacto ni con sus mamás y se están llenando los bolsillos con la plata nuestra”.

El dirigente social conocía a Hebe de Bonafini en los tiempos de Sueños Compartidos. Se la cruzó los últimos 3 jueves de marzo y abril de este año en sus tradicionales marchas en la Plaza de Mayo. Dijo que “a la Hebe le tenía gran respeto por la lucha social y los desaparecidos pero lo que está haciendo ahora, diciendo que los chaqueños necesitan agua pero que eso no les incumbe, no lo entiendo. Estuvimos 35 días en la plaza histórica de la Nación y no vino Hebe a decirnos qué pasaba. No nos pueden sacar nada porque ya nos sacaron todo. Nos sacaron la fe, la esperanza, nos llenaron de causas, los compañeros que mataron como Gringo Pintos.”

Gringo Pintos era compañero de López. Nunca se supo exactamente quién y por qué lo asesinaron. En los días previos a su muerte, Tito había hablado de la instalación del narcotráfico en su provincia. 

“Vivo con miedo pero no por mí persona. Ya tengo 42 años, ya viví. No voy a vivir arrodillado. No me interesa porque soy consciente de que no tengo mi vida comprada. Antes de vivir sometido a lo que ellos quieren, prefiero morir por lo que yo pienso. Capitanich es responsable de la vida nuestra”.

¿Dirá algo Jorge Capitanich de Tito López?

¿Cómo se produce una cortina de humo?

En el film Mentiras que matan, Robert De Niro es un asesor de la Casa Blanca que contrata a un excéntrico productor de Hollywood -Dustin Hoffman- para “inventar” una guerra de su país con Albania. El “relato” del conflicto bélico es transmitido por televisión mientras el público norteamericano olvida el escándalo sexual que involucraba al presidente de Estados Unidos y que amenazaba con acabar con su credibilidad. La “cortina de humo” es exitosa para el gobierno norteamericano pero le termina costando la vida al productor televisivo que no se conformaba con ser sólo un genio en las sombras.

La película, basada en una novela de Larry Beinhart, apareció en carteleras a mediados de los noventa, coincidiendo con el punto más álgido del recordado “caso Lewinsky“, la becaria de la Casa Blanca que había tenido relaciones sexuales con el, por entonces, presidente Bill Clinton a pesar de que él lo negó públicamente.

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Lo que Capitanich no puede explicar de Sueños Compartidos

En junio del 2011, pocas semanas después de que estallase el escándalo Schoklender, viajé a Resistencia, Chaco, a conocer las obras de Sueños Compartidos, el programa de construcción de viviendas e inclusión social, que dirigió la Fundación Madres de Plaza de Mayo con fondos públicos, nacionales y provinciales. “Pero claro que hubo choreo, acá lo hubo, íbamos mitá y mitá“, me confesó con honestidad brutal el alto funcionario del entonces gobernador chaqueño, Jorge Milton Capitanich. En una entrevista personal para mi libro, El negocio de los derechos humanos, el “Coqui”, en cambio, explicaba el desfalco porque “Sergio Schoklender era un loco, estaba enviciado”. Así justificaba el desvío de fondos públicos por la supuesta obsesión al juego del ex apoderado de la Fundación. Pero el hijo putativo de Hebe de Bonafini se alojaba en el hotel más caro y prestigioso de Resistencia, Amerian, pero jamás nadie lo vio jugando a las fichitas en su casino.

En noviembre del 2012, una semana antes de la publicación de mi libro, Sergio Schoklender se ofuscó cuando le pregunté por las tasas de retorno que se pagaban a funcionarios nacionales y provinciales para realizar las obras y esquivar los controles correspondientes. “No le saqué un peso a nadie” me dijo en la puerta del juzgado de Norberto Oyarbide, en la época en que el polémico juez estaba a cargo de la investigación. La información fue chequeada por dos fuentes dentro de la Fundación, por un arquitecto que se desempeñaba en el Chaco y, meses después, por uno de los implicados que me contó, con lujo de detalles, cómo era el manejo de dinero. Desde ya, Hebe de Bonafini autorizaba los pagos, Sergio “arreglaba” y los funcionarios recibían. Sueños Compartidos era una pantalla ideal para publicitar la gestión del gobierno nacional. Todos ganaban. Cristina construía casas con las Madres de Plaza de Mayo, símbolo de la resistencia a la última dictadura militar y al menemismo. Bonafini sentía que influía en el poder y Sergio Schoklender hacía sus propios negocios privados a través de su empresa constructora Meldorek. Los gobernadores e intendentes como Sergio Massa, Alejandro Granados y Darío Giustozzi, recibían a la Fundación con los brazos abiertos. Tenían la prensa asegurada a través de la consultora de Doris Capurro, otra socia clave en la ensalada de fondos públicos manejados como si fuesen privados. Jorge Milton Capitanich fue más allá y firmó más convenios que ningún otro gobernador para estar bien con la Casa Rosada. Los empresarios constructores chaqueños denunciaron que la competencia era desleal y que no había controles. Las advertencias fueron desoídas.

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Menos códigos que Al Capone

La Argentina no da tregua. El 2014 comenzó con cortes de luz y con Hebe de Bonafini criticando a los vecinos que se quejaban por “tener el freezer lleno de comida”. Ante la soledad y el desamparo de miles de vecinos que no encontraban respuestas en sus gobernantes ni en las empresas proveedoras de energía eléctrica, la Presidenta mantuvo su silencio. Días después, reapareció con toda la furia para atacar a sindicalistas, empresarios, ahorristas, la clase media y, como de costumbre, a los periodistas. Antes, el país devaluó su moneda en un 20% y abrió, apenitas, el grifo del cepo al dólar. La inflación sigue su espiral hasta vaya a saber dónde.

En medio de la tragedia, el escándalo con el vicepresidente Amado Boudou y nuevos cortocircuitos políticos entre parte del peronismo y Casa Rosada, Jorge Capitanich instaló un tema de agenda por varios días: el cambio en las transmisiones de Fútbol Para Todos. Los que secuestraron los goles, volverían a relatarlos, comentarlos y producirlos. Víctor Hugo Morales se comía un sapo y el relato de la maravillosa juventud camporista, crujía. El jueves por la noche, en una entrevista radial por FM Identidad, Alejandro Apo no se daba por muerto. La tarde de ese 6 de febrero, Hebe de Bonafini, le había marcado la cancha a Marcelo Hugo Tinelli: el fútbol es para hacer política, no plata. Según la Madre así les había enseñado el ex presidente, Néstor Kirchner. No tengo dudas que así era. Sólo los estúpidos, los inocentes y los cooptados –económica o simbólicamente- podían creer que el gobierno cambiaría. La bajada de línea política partidaria debía continuar y los periodistas “militantes” tenían que permanecer. Cristina levantó un teléfono, el segundo del día pues antes había llamado a una mujer que se quejaba de los aumentos de precios, y dio la orden. Chau cabezón.

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La intolerancia no es sólo kirchnerista

A 30 años del regreso de la democracia, el ataúd prendido fuego, con el símbolo radical, del sindicalista y ex intendente de Avellaneda, el pejotista Herminio Iglesias, parece cosa de niños. Desde el conflicto con los sectores rurales que el gobierno encaró a todo o nada, el kirchnerismo llevó a la sociedad a una crispación sin antecedentes en la vida democrática. Cinco años después, los ciudadanos nos hemos acostumbrado a la intolerancia gobernante, al fanatismo de los seguidores del “modelo” y nos fuimos convirtiendo en parte de lo que criticamos. Casi sin darnos cuenta, analizamos los discursos, no por sus contenidos, sino por quién lo dice. Para los periodistas, artistas y músicos afines al gobierno nacional, la única corrupción posible fue la menemista. En cambio, para los antikirchneristas acérrimos, si Mauricio Macri -líder del PRO- condona la multimillonaria deuda del empresario Cristóbal López que tiene con la ciudad de Buenos Aires, no se trata de una contradicción y denunciarlo, es hacerle el juego al gobierno.

La intolerancia se observa en la calle, en el tránsito y en las endiosadas redes sociales. La vida se ha convertido en blanca o negra. No hay matices. Hace poco volví a hablar con un ex compañero del colegio secundario que me recordaba por mi adoración adolescente por la figura del Che Guevara. Rápidamente me preguntó si era o no K. Ante mi crítica al gobierno nacional repreguntó si simpatizaba por el PRO y cómo explicaba mi simpatía por ideas “de izquierda” siendo crítico del kirchnerismo. La semana pasada presencié los festejos de la diputada de UNEN Elisa Carrió por los diez años de la creación del Instituto de Formación Política Hannah Arendt en su hall central, al día siguiente de la fiesta en que asistieron Jorge Lanata y Mirtha Legrand, entre otros. La nota, publicada en Perfil.com, relataba los chistes de la líder de la Coalición Cívica, sus humoradas, pasos de baile y el fanatismo que provocaba entre sus seguidores. Para algunos de ellos se trató de una herejía, pues “Fontevecchia siempre trata mal a Lilita”. No sólo los kirchneristas suponen que a los periodistas les dictan, supuestamente, cada línea de sus notas los dueños de los medios. La propia Carrió se rió de la nota.

El 8 de diciembre del 2013 una joven militante de la Tendencia Piquetera Revolucionaria, alejada por divergencias internas del Frente de Izquierda fue agredida en los bosques de Palermo junto con otros cuatro compañeros. Cuando los militantes del Partido Obrero descubrieron que la joven los estaba filmando con su celular intentaron arrebatárselo mientras la insultaban y la echaban con golpes de puño. “Fue una represión avalada por los dirigentes políticos pues ningún referente condenó el hecho“, aseguró para Infobae.com la mujer quien teme perder su trabajo si se conoce su militancia en un partido de izquierda. Para ella, “la actividad más revolucionaria del Frente de Izquierda sería una disculpa“. Por ahora, sólo encontró el silencio.

El fanatismo ha aumentado en el último lustro. El kirchnerismo fogoneó actitudes de esta naturaleza pero no es el único responsable. El fanático no piensa. Equipara a sus ideas con el dogma, como si fuese una cuestión de fe. El dogma no se discute, la política sí. 30 años después del regreso de la democracia, el autoritarismo está a flor de piel.

Para el gobierno nacional, Córdoba queda en Marte

Los diciembres en la Argentina son extraños. En diciembre del 2012, la sociedad en general conoció al intendente de Bariloche Omar Goye, quien denunció un intento de golpe institucional encubierto en medio de los saqueos. En Junín se comprobó la presencia de militantes de La Cámpora durante los disturbios. Rosario fue un caos y el gobierno nacional no se inmutó. En San Fernando se produjeron saqueos a un hipermercado y noviembre del 2013 terminó con un intento de robo generalizado en la misma localidad.

El mes terminó con un extraño incidente, otra vez en Rosario, en el que se habló de bandas narcos. Tan similar a las conjeturas previas esbozadas por Sergio Schoklender y parte del gobierno nacional en diciembre del 2010 cuando miles de personas tomaron el Parque Indoamericano. El ministro que manejaba la Policía Federal, Aníbal Fernández, fue eyectado del cargo horas después. Su reemplazante inauguró la era del “garantismo militante“, que concluyó en la OEA. Garré a la embajada, Berni al poder. Esta semana asumió otra militante, María Cecilia Rodríguez, experta en crisis, al frente del polémico Ministerio de Seguridad. Hasta ahora no se le conoce la voz. El único funcionario nacional que habló de los históricos saqueos en Córdoba fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Hasta sus defensores del establishment comunicacional se sorprendieron cuando el licenciado gobernador del Chaco se excusó, recordó que Argentina es una República, dio clases de civismo a los movileros que se están hartando de las falsas conferencias de prensa a las corridas del ex marido de Sandra Mendoza, y se fue porque lo esperaba un encuentro de salud en Asunción, Paraguay. Capitanich recordó que José Manuel de la Sota, gobernador cordobés, estaba fuera del país cuando estalló el conflicto con la policía de su provincia pero no se puso colorado para informar que se iba, él también, del país. La solidaridad selectiva es una regla no escrita del gobierno nacional. Lo que rige es la discrecionalidad y la falta de criterio para enviar a Gendarmería Nacional al interior del país.

Pero la virulencia con que los delincuentes tomaron una de las ciudades más importantes del país desde el martes 3 de diciembre y la insensibilidad de los funcionarios nacionales no tienen precedentes. En Córdoba, el kirchnerismo obtuvo menos votos que en ningún otro distrito. De la Sota también fue duramente cuestionado. La anomia es total. El acuartelamiento policial escondería motivos no expresados por sus referentes. ¿Cuánto menos gana un policía cordobés que su par de la provincia de Buenos Aires? Nada. No existe la diferencia. La intransigencia de los uniformados recuerda a los estudiantes de la ciudad de Buenos Aires tomando las escuelas contra la reforma educativa del PRO mientras que en Formosa o Jujuy, los chicos no tienen una ventilador para sobrevivir las altas temperaturas en el aula. Capitanich nada dijo de lo que está sucediendo en estas horas en su propio territorio como relaté en mi artículo “¿Caos social o interna del peronismo chaqueño?“.

¿Cómo seguirá esta historia? Escenario 1) El gobierno nacional desembarcará en Córdoba con un Sergio Berni exultante y el caos terminará abruptamente, 2) los saqueos se reproducirán en otros distritos del país, 3) el final es incierto o 4) 1 y 2 irán de la mano. En todo caso, para Capitanich y el gobierno nacional, hoy por hoy, Córdoba es una provincia de Marte.

El “kirchnerista-cura”

No es un error. El padre Juan Carlos Molina, flamante titular de la Sedronar, es más kirchnerista que sacerdote. Su fanatismo por el proyecto político, más que en Dios, lo demuestra en sus mensajes vía Twitter y en su trayectoria. Su designación va de la mano del avance del jefe de gabinete, Jorge Capitanich, en la toma de las decisiones más trascendentes del gobierno nacional como así también de Alicia Kirchner. ¿Por qué?

Viejos conocidos

El “kirchnerista-cura” suele estar en el momento justo y en el lugar indicado. Según OPI Santa Cruz, Juan Carlos Molina estaba presente en el restaurante Rocco la tarde del 2007 en que a la hermana del ex presidente Néstor Kirchner fue escrachada por docentes que le arrojaron harina, huevos y le tiraron del pelo. En aquel entonces, su hija, Romina Mercado, pidió que se destituya del cargo de conjuez a Dino Zaffrani basándose en el testimonio de su hermana, Natalia, quien estaba presente junto con Molina en el momento en que Alicia la pasaba mal. Al conjuez lo acusaban de haber sido uno de los instigadores del escrache. Zaffrani argumentaba que estaba presente como abogado de Ibáñez, uno de los empleados municipales reprimidos por la policía, y que se había acercado al restaurante a recordarle a la ministra que la crisis era producto de las políticas sociales tomadas por su hermano presidente. Natalia Mercado es fiscal de la provincia y ha intervenido en investigaciones judiciales contra su propia familia. Molina trabajaba como asesor ad honorem del Ministerio de Desarrollo Social, brazo político desde el que se financian organizaciones sociales como Kolina, liderado por la propia Alicia Kirchner, y una de las agrupaciones más importantes de Unidos y Organizados como también de la Fundación “Pibes de la Patagonia” del propio Molina. Uno de los 42 maestros que se desempeñaban en esa fundación era el hermano del “kirchnerista-cura”, Marcos. La fundación recibía importantes aportes de YPF en tiempos en que la familia Eskenazi y los españoles de Repsol eran grandes amigos del gobierno nacional.

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El sueño de Capitanich

La flamante designación del gobernador del Chaco, Jorge Milton Capitanich, como jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, abre varios interrogantes. ¿Quién es realmente el hombre que supo ocupar ese mismo cargo durante el momento más difícil de la presidencia de Eduardo Duhalde? ¿Cómo hará Cristina para vender entre sus fieles, que el Coqui es un revolucionario nac & pop siendo un político del ala más conservadora del peronismo? La respuesta está clara: una infinidad de recursos económicos, la versatilidad del “pensamiento nacional” y el antecedente de Amado Boudou. ¿Alcanzará? Por ahora, Jorge Capitanich sueña con ser el heredero natural de CFK.

En las últimas elecciones, Jorge Capitanich pudo entregarle una de las pocas buenas noticias a la presidenta, a quien conoce desde sus tiempos en el Senado de la Nación, donde los dos trabajaban en conjunto en sus respectivas bancas. En octubre, en el Chaco, el Frente para la Victoria, superó el 60% de los votos. A fines de los noventa, ella y él afianzaron una relación muy cercana. Padre de dos hijas, junto con su ex mujer, la ex ministra de Salud de su gobierno, Sandra Mendoza, el Coqui había llegado a la gobernación en el 2007, tras un reñido escrutinio con el radicalismo. Pocos recuerdan su pasado como jefe de Gabinete duhaldista durante la devaluación asimétrica y sus anteriores relaciones con el menemismo en la extraña privatización del banco de Formosa.

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