Por: Luis Gasulla
El domingo por la tarde, tras 35 días de idas y vueltas en que el jefe de Gabinete de ministros prometió recibir a más de 100 integrantes de pueblos originarios de su provincia, el grupo liderado por el dirigente social Tito López regresó al norte argentino sin respuestas. Todo comenzó cuando el líder social, ex aliado del gobernador en uso de licencia, Jorge Milton Capitanich, me dijo en mi programa en FM Identidad que Joaquín “Chapo” Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa, habría pasado por su provincia y que el ex gobernador debería responder a esa pregunta: “Lo que sé es que la efedrina estuvo en Buenos Aires y acá, en el Chaco”.
La nota provocó el llamado inmediato del jefe de gabinete, que aseguraba, en sus tradicionales conferencias de prensa con escasas preguntas, de que la Argentina no era un país productor de drogas. El audio fue citado por el periodista Jorge Lanata en su exitosa columna en Clarín. A López lo llamaron para invitarlo a conocer la Casa Rosada y ofrecerle la reclama ayuda social. Pero el dirigente no vino solo sino con más de 100 aborígenes que acamparon en la Plaza de Mayo durante 35 días. Sólo un grupo de periodistas, varios de ellos europeos, se interesaron por el tema.
López fue uno de los dirigentes sociales que acompañó el proyecto Sueños Compartidos de construcción de viviendas e inclusión social en la provincia del Chaco de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Eran otros tiempos. Hoy está en la vereda de enfrente de Capitanich de quien dice que “traicionó al Chaco y traicionará al país”. Luego de mi participación en el programa de Juan Miceli de InfobaeTV, en el que el conductor y periodista me preguntó por la autoridad moral del jefe de gabinete, el entorno de Capitanich volvió a comunicarse con Tito López. En la última conversación, al dirigente le dijeron que regresase al Chaco y que debía levantar la huelga de hambre. López volvió el domingo a la noche con la promesa de que el gobernador Juan Carlos Bacileff Ivanoff y sus ministros lo recibirían en sus despachos. Pero, en vez de diálogo se encontró con las fuerzas policiales que les impidieron el paso.
Mientras Capitanich cuantifica su autoridad moral como si tuviese relación con los votos obtenidos en una elección -en ese sentido el hoy denostado Carlos Saúl Menem sería el rey de la moral e incluso Adolf Hitler en Alemania podría haber argumentado lo mismo-, Tito López volvió a hablar en radio y denunció a “Coqui”.
“Vinimos con confianza pero con miedo porque vemos que es una política nacional de represión. Si vos no sos K, no existis. Acá, en el Chaco o en Buenos Aires, no existís”. Tito López continuó e hizo referencia a La Cámpora: “Ellos creen que porque algunos pelotudos hablan de revolución, la están haciendo. Pero no tienen contacto ni con sus mamás y se están llenando los bolsillos con la plata nuestra”.
El dirigente social conocía a Hebe de Bonafini en los tiempos de Sueños Compartidos. Se la cruzó los últimos 3 jueves de marzo y abril de este año en sus tradicionales marchas en la Plaza de Mayo. Dijo que “a la Hebe le tenía gran respeto por la lucha social y los desaparecidos pero lo que está haciendo ahora, diciendo que los chaqueños necesitan agua pero que eso no les incumbe, no lo entiendo. Estuvimos 35 días en la plaza histórica de la Nación y no vino Hebe a decirnos qué pasaba. No nos pueden sacar nada porque ya nos sacaron todo. Nos sacaron la fe, la esperanza, nos llenaron de causas, los compañeros que mataron como Gringo Pintos.”
Gringo Pintos era compañero de López. Nunca se supo exactamente quién y por qué lo asesinaron. En los días previos a su muerte, Tito había hablado de la instalación del narcotráfico en su provincia.
“Vivo con miedo pero no por mí persona. Ya tengo 42 años, ya viví. No voy a vivir arrodillado. No me interesa porque soy consciente de que no tengo mi vida comprada. Antes de vivir sometido a lo que ellos quieren, prefiero morir por lo que yo pienso. Capitanich es responsable de la vida nuestra”.
¿Dirá algo Jorge Capitanich de Tito López?