Cuba, un tiempo que se repite

Hay quienes afirman que la historia no se repite; sin embargo, es fácil encontrar en su devenir analogías y similitudes, lo que confirma el aserto de que “hay que conocer la historia para no repetirla”. Por supuesto que los sucesos no se reproducen con exactitud, porque cada período tiene sus especificidades y sus personalidades; empero, hay elementos casi constantes que hacen evocar el pasado, así como una especie de espíritu de la época que se reedita y conserva valores fáciles de identificar en las vivencias de cada pueblo.

La historia de Cuba no es una excepción. En ella hay elementos constantes que conforman su quehacer nacional, a pesar de los nuevos escenarios y actores que se sucedan. Hay situaciones que parece que se reproyectan, como si se contemplara una película reconstruida sobre otro ambiente.

Hay una singularidad en el pueblo cubano de fácil verificación y es la capacidad que posee para involucrar en sus conflictos domésticos a países extranjeros, con independencia de la inclinación intervencionista o mediacionista que puedan tener esos Estados.

Los cubanos han sido hábiles en internacionalizar sus conflictos y el reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos lleva a evocar el Tratado de París, pero también la mediación de Sumner Welles en la crisis nacional de 1933. Continuar leyendo

Tolerancia o identidad

La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad.

Thomas Mann

 

Tolerar y respetar son fundamentales para la convivencia. No es racional aceptar la cohabitación con aquellos que quieren destruir los valores y las costumbres sobre los que se sostiene la sociedad que los acoge. Tal acción sería como abrir la espita del crematorio donde tendrá lugar la incineración de las convicciones de quien por propia voluntad dejó de ser libre y se convirtió en esclavo.

Una norma clave de la coexistencia es aceptar las diferencias que se puedan tener con otras personas, intentar superarlas y encontrar puntos comunes sobre los cuales se sostengan relaciones de mutuos beneficios con el fin de evitar conflictos y crispaciones que conduzcan a situaciones críticas.

Pero si lamentablemente las diferencias superan la voluntad de entendimiento, el primer deber del individuo es defender sus valores y sus costumbres; en caso contrario, parafraseando al prestigioso pensador alemán, la tolerancia conduce al suicidio. Continuar leyendo

El compromiso de elegir

En la acción de votar se conjugan elementos importantes como el deber, la obligación y el derecho. Hay que asumir que la opinión de cada uno cuenta y que las decisiones que se tomen podrían tener importantes consecuencias.

No votar significa dejar que otros decidan sobre nuestras vidas y la de nuestros hijos. Para bien o mal, ninguna persona se debe sustraer del ejercicio de sus derechos, máxime si es para seleccionar a quienes van a representarla en el servicio público.

Si la abstención es funesta para el fortalecimiento de la democracia, no es menos perjudicial que el elector favorezca a un candidato por amiguismo, simpatías, raza, nacionalidad, o por reflejo de lo que hacen y opinan los otros.

Una anomalía que afecta negativamente el desarrollo de una sociedad democrática es la baja participación del electorado en los comicios regionales. La abstención a quien más favorece es al político electo que ha hecho mal su trabajo o al por elegir que ha escogido la cosa pública como vía para su enriquecimiento personal.

Hay ciudadanos que opinan que las elecciones claves son aquellas en las que se selecciona al presidente y a los congresistas, una apreciación válida, pero insuficiente, porque el representante electo que más influirá en los intereses primarios será el concejal, el comisionado o el alcalde de la localidad. Continuar leyendo

“El tiburón se baña, pero salpica”

José Miguel Gómez

Presidente de Cuba, 1909-1913.

 

La corrupción no será el oficio más viejo del mundo, pero sí es una práctica que se remonta a tiempos inmemoriales, en la que siempre han jugado papeles determinantes el dinero, la política y lo que se deriva de ambas en variables proporciones, el poder.

La realidad es que no existe propuesta política que no haya tenido representantes vinculados con la corrupción en cualquiera de sus expresiones, particularmente la económica y el abuso de poder, otra forma de corrupción, al igual que el tráfico de influencias y el soborno.

La amenaza y la presencia de la corrupción son proporcionales a la respuesta de que es capaz la sociedad y su gobierno para erradicarla.

Por otra parte, la empresa privada tampoco está exenta de ese flagelo. Los gerentes de una corporación o el propietario de una barbería pueden fiscalizar mejor su negocio que un administrador público, sin embargo, el mal manejo de bienes y utilidades en cualquier instancia de una entidad es una posibilidad. Continuar leyendo

La guerra primero, la política después

En las propuestas y las operaciones políticas más tolerantes y plurales subyacen, en ocasiones explícitamente, ciertas expresiones de violencia que a veces se concretan y generan un ambiente de confrontación que puede derivar en cruentos conflictos, situación en la que es aplicable la expresión de Carl von Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”.

Por suerte, para beneficio del ciudadano y la comunidad, la mayoría de quienes incursionan en la gestión pública son partidarios del debate de ideas y propuestas. Rechazan cualquier manifestación de violencia, más allá de las pasiones que genera la controversia, y bregan por la conciliación por medio del diálogo y las negociaciones.

Sin embargo, no faltan quienes piensan de forma opuesta al filósofo militar alemán, al considerar que la política es una forma de hacer la guerra, en la que el vencedor tiene la potestad de imponer su voluntad y proceder de acuerdo con su exclusivo beneficio y el de sus partidarios.

En ocasiones, la porfía puede ser muy acre, amarga y punzante. Sin embargo, cuando termina la lid, las partes que participaron en la discusión tienden a buscar puntos de encuentros y conciliación, lo que algunos llaman cultura democrática. No obstante, esa convivencia puede resultar afectada, cuando los candidatos recurren a la violencia verbal, la descalificación y la amenaza a sus rivales. Continuar leyendo

No tengan miedo

Es una demanda que se escucha en Cuba desde hace décadas, pero que lamentablemente no ha sido atendida por la mayoría de los isleños que reclaman a Gobiernos extranjeros los derechos y las oportunidades que posiblemente no fueron capaces de exigir en su país.

Hay situaciones particularmente complejas para ser analizadas, máxime cuando están involucrados numerosos factores, intereses contrapuestos y valoraciones personales que pueden estar influenciados por la subjetividad.

No obstante, hay que soltar el demonio que acosa e inquieta, porque el primer deber de un observador es decir lo que cree, más allá de lo bueno, malo o feo que pueda resultar.

Antes que todo, es justo aseverar una y mil veces que la raíz de todos los problemas de Cuba y los cubanos son consecuencias de la dictadura que rige el país. La falta de derechos, las penurias económicas y la discriminación, así como el exilio y la emigración, son productos del sistema.

La otra realidad, dura y cruda, es que el régimen ha sobrevivido 57 años por su capacidad represiva, por su habilidad para dispensar garrote y zanahoria, más lo primero que lo último, pero también porque un sector del pueblo, a pesar de los esfuerzos y el sacrificio de otra parte de los nacidos en la isla, optó por la complicidad o la simulación, que, a fin de cuentas, como expresó José Martí: “El que vive de la infamia, o la codea en paz, es un infame. Abstenerse de ella no basta: se ha de pelear contra ella. Ver en calma un crimen es cometerlo”. Continuar leyendo

En memoria de los 9 mártires de la rastra de la muerte

Cuba, 22/4/61

En este aniversario número 55, más que la conmemoración de una acción militar contra una dictadura, se evoca la concreción de un compromiso de cientos de cubanos que abandonaron su país para enrolarse en una misión en la que arriesgaban la vida, con la sola ambición de derrocar un régimen contrario a las convicciones democráticas que los alentaban.

No buscaban una vida mejor, no ambicionaban mejoras económicas o el disfrute de libertades perdidas en suelo extranjero. Viajaron para prepararse militarmente, al igual que hicieron otros antes y después, que sólo abandonaron las costas cubanas para regresar a ellas combatiendo la dictadura.

De la Brigada se ha escrito mucho, se han hecho documentales y sesudos analistas de diferentes nacionalidades e ideas políticas han sacado sus conclusiones, pero esta nota sólo tiene un objetivo: destacar la valentía y el sentido del deber de los hombres que dejaron estudios, familia y trabajo para cumplir con sus obligaciones.

Arribaron a Estados Unidos por diferentes vías y momentos. Estaban dispuestos a cumplir la asignación que fuera más útil para la causa que enarbolaban y todos, más allá de antiguas militancias políticas, aceptaron el reto de unirse en la acción para ser más efectivos en el combate. Continuar leyendo

Cuba: el séptimo cuento

El totalitarismo castrista se apresta para el Congreso del Partido sin que se aprecie disposición por parte de la nomenclatura de hacer cambios fundamentales en la estructura económica, y menos reformas jurídicas sustanciales que permitan avizorar un mejor futuro en relación con los derechos de los ciudadanos.

La fecha está repleta de simbolismo. El 16 de abril de 1961, aniversario número cincuenta y cinco de la proclamación del socialismo en la isla y víspera del desembarco de los expedicionarios de la Brigada 2506, operación que financió el Gobierno de Estados Unidos.

El evento se efectúa en un contexto sin precedentes. Restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana y la reciente visita de Barack Obama, un panorama en el que la nomenclatura se congregará para interpretar la voluntad de los jerarcas de la dictadura más longeva del continente.

Las condiciones del país se mantienen inalterables. Los ciudadanos continúan sin disfrutar de sus derechos y las alternativas ideológicas y políticas al oficialismo siguen penadas por la ley, lo que debe inspirar a los más optimistas a releer el capítulo V de la Constitución que Fidel y Raúl Castro hicieron a su medida. Continuar leyendo

Gobernar, el gran tesoro

En una conocida serie de televisión, el personaje principal, Francis Underwood, un político ambicioso y sin escrúpulos, hace un comentario sobre el poder y la riqueza en el que afirma que es más importante tener poder que poseer una gran fortuna, una condición que caracteriza a muchas personas, particularmente a los políticos, que consideran la autoridad como el componente más importante de su existencia.

Esto demuestra que la ambición de poder y de procurar por todos los medios perpetuarse en él no es potestativo de los caudillos latinoamericanos, aunque contamos en este hemisferio con el dictador que por más años ha gobernado en todo el orbe en los tiempos modernos, Fidel Castro. Pero ni Castro ni Augusto Pinochet ni Rafael Leónidas Trujillo, algunos de sus émulos más notorios, son objetos de esta columna.

El propósito es presentar a los líderes políticos que utilizan los mecanismos democráticos para acceder al gobierno y, cuando lo asumen, procuran legitimar la extensión de sus mandatos cambiando y reformando, según el caso, las cartas magnas de sus respectivos países.

El ejemplo más próximo en el tiempo es la intentona frustrada de Evo Morales de eternizarse en la Presidencia de Bolivia. Electo en el 2005, volvió a postularse en el 2009 en el marco del concepto de refundación nacional. En el 2015 repitió y ganó, pero, no satisfecha su ambición continuista, intentó este año una reforma constitucional con vistas a un cuarto mandato, en el que cosechó un rotundo fracaso. Continuar leyendo

Sin novedad en el frente

Así podría escribir un cronista sobre el inmovilismo de la dictadura ante los esfuerzos del presidente Barack Obama de flexibilizar las sanciones vigentes en contra del régimen insular, en la confianza de que el Gobierno de los hermanos Castro dispondrá medidas que promuevan el establecimiento de una sociedad democrática y con respeto a los derechos ciudadanos.

Una apretada síntesis de las disposiciones del Gobierno de Estados Unidos que benefician a la dictadura va desde la excarcelación de tres espías convictos, uno de ellos por conspiración de asesinato, la eliminación de Cuba de la lista de países terroristas, la supresión de medidas que restringían el comercio y la ampliación de las relaciones económicas, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y un viaje presidencial que el Gobierno interpreta, así lo informó el diario Granma, como una victoria de la “revolución en el poder, encabezada por su liderazgo histórico”.

La dictadura pretende que Estados Unidos resuelva los graves problemas económicos que enfrenta sin reformas estructurales que pongan en peligro el poder que detenta y menos aún aperturas políticas que quebrarían un régimen agotado, que sólo sobrevive por la represión y la desesperanza de la población. Continuar leyendo