No necesitamos saber cuántos grados hay para saber si hace frío o calor. Es una cuestión intuitiva. Acostumbrados a esperar mediciones duras y a basarnos en ellas, ignoramos muchas veces por completo nuestras sensaciones. Quienes estamos en el mundo de la gestión preferimos, y con razón, las mediciones concretas, pero hay momentos en que una sensación dice más que un número. Y el Gobierno, fiel a un estilo gerencial, evita prestar atención a las intuiciones.
Así que, como salgo a la calle y siento frío, también siento cierto cansancio con el Gobierno actual. Se respira en el aire, se escucha en cada comentario: la gente se está cansando. Es claro que la sensación se limita al ambiente en el que uno se mueve, pero casualmente ese ambiente, en mi caso, es el mismo que votó a este Gobierno.
Cada vez que un cartel desactualizado me recuerda a la dupla Daniel Scioli-Carlos Zannini respiro aliviado: estuvimos muy cerca del precipicio, pero nos detuvimos a tiempo. En aquella época en la que nos tocaba defender la República en las urnas, estábamos dispuestos a sacrificios, a cambios que nos resultaran incómodos, porque sólo queríamos que se terminara de una vez por todas esa década de degradación de las instituciones y de la libertad. Solucionado ese problema, ahora estamos poniendo los ojos en otro horizonte. Continuar leyendo