Por: Christian Joanidis
El cambio no es trivial: de hecho se trata de todo un tema dentro de lo que es el estudio de las organizaciones. Las personas tenemos la capacidad de adaptarnos a los cambios, incluso a los más dolorosos, como la muerte de un familiar cercano. Las organizaciones, es decir, las empresas, los Gobiernos, las fuerzas de seguridad, son como las personas: ante los cambios se adaptan.
Sin embargo, adaptarse a los cambios puede ser doloroso o incluso imposible para algunos. En el caso de las personas, ante una novedad importante en su vida pueden necesitar la ayuda de un amigo, una pareja o incluso un sicólogo. En algunos casos, ni siquiera logran adaptarse y sufren mucho. Con las organizaciones pasa algo similar: ante transformaciones muy grandes recurren a quienes nos dedicamos al análisis organizacional, porque sin nuestro apoyo el cambio es muy traumático y hasta puede traer la destrucción de la organización.
En lo que es la gestión del cambio organizacional también nos encontramos con un fenómeno muy estudiado: la resistencia. Uno puede planificar el cambio, pero si todas las personas se resisten, nunca sucederá. Otro fenómeno muy estudiado es el de la integración, es decir la unión o la fusión de dos organizaciones distintas. Los procesos de integración son extremadamente complejos y requieren de un apoyo importante de parte de especialistas en organización y gestión del cambio. De lo contrario, en lugar de lograr que las dos organizaciones se integren en un sentido, se tendrá un proceso caótico que terminará creando una suerte de Frankenstein desarticulado.
En el recientemente celebrado traspaso de la Policía Federal a la órbita de la ciudad nos encontramos con todos los flancos de la gestión del cambio que revisé hasta aquí. Surgen por lo tanto una serie de preguntas que necesitamos contestar si es que queremos tener una policía que funcione.
Yo no conozco cómo se planificó este traspaso, por eso es que nada de lo que diga es una aseveración, sino más bien un interrogante e indicaciones generales que deben ser tenidas en cuenta en este proceso. Está en manos de los responsables de esta integración poner sus energías para ir resolviendo las dificultades que surgirán en el camino, atendiendo a todas estas cuestiones, sin dejar de lado tampoco muchas otras de índole operativa.
El primer punto es que la Policía Federal que se transfiere a la ciudad es infinitamente más numerosa que la Policía Metropolitana. Esto significa que el más grande suele devorarse al más pequeño en lo que se refiere a la integración de dos organizaciones. El mayor riesgo es que de esta forma se pierda todo lo que se ha hecho de particular con la Policía Metropolitana. Se trata de una fuerza que fue diseñada sobre conceptos más modernos que otras policías y que además se pensó exclusivamente para la ciudad de Buenos Aires. Sería una lástima que durante la integración se terminen esfumando estos cuidados detalles.
Otro problema será la integración de las culturas organizacionales. Cada fuerza tiene una forma particular de hacer las cosas y sin hacer un juicio de valor sobre cuál es mejor o peor, lo cierto es que al integrar dos organizaciones existen contradicciones entre una cultura y otra. Si no se planifica con cuidado esta integración de las culturas, sucederá que la organización más grande transmitirá su impronta a la más pequeña. Y así, esta forma de hacer las cosas que hoy tiene la Metropolitana va a desaparecer. La idea es analizar ambas culturas y lograr una fusión de los aspectos más positivos.
Ambas policías tienen conceptos de entrenamiento muy distintos. Esto está vinculado con la concepción que existe detrás de cada fuerza. En particular creo que el de la Metropolitana se adapta mejor al trabajo que tiene que hacer una fuerza de seguridad en la ciudad. Es cierto que aquí no soy objetivo, porque justamente trabajo en la preparación de los oficiales en la Tecnicatura en Seguridad Pública, pero si no fuera esta mi convicción, no podría seguir siendo profesor en el instituto de la Metropolitana. Quien esté a cargo de la integración también tendrá que analizar este punto con mucho cuidado, porque en el fondo es el corazón de la fuerza: si se elige bien a los aspirantes a ingresar y se los capacita apropiadamente, entonces la Policía Metropolitana seguirá siendo una de las mejores policías del país.
En cada párrafo hice alusión, aunque de forma indirecta, al hecho de que hay toda una estructura detrás de la integración, porque lo cierto es que en una operación de esta magnitud debería haber también un grupo de personas dedicado pura y exclusivamente a pensar en estos y en otros temas. En cualquier fusión de dos empresas se ensambla un equipo de consultores externos y personas que ya están dentro de ambas organizaciones para llevar adelante la integración. Es mi mayor deseo que el equipo que está hoy detrás de esta titánica tarea de integrar a estas dos fuerzas de seguridad cuente no sólo con todas las personas idóneas que necesita, sino también que tenga los recursos materiales y políticos para hacer su tarea. En gran medida de este equipo depende la calidad de la fuerza de seguridad que trabajará en la ciudad de Buenos Aires.