En las últimas semanas, se informó que nuestro país pondrá en órbita, a mediados del año próximo, el primer satélite de telecomunicaciones de industria nacional “Ar-Sat 1”, desarrollado por la empresa estatal INVAP. El aeroespacial no es precisamente un sector relevante en términos de divisas o incidencia en el PBI, por lo que cualquier avance en la materia es muy probable que cuente con poca prensa. Sin embargo, revela la potencialidad que tiene el Estado argentino en encaminar un proceso de desarrollo económico en base al fomento de industrias no tradicionales.
En ese sentido, INVAP tiene una preponderancia muy importante tanto en lo simbólico como en lo concreto para la concreción de tal objetivo. Desde lo simbólico, estamos hablando de una de las tantas empresas públicas creadas o revitalizadas desde el 2003, al calor de la revalorización de lo público y el nuevo rol del Estado, emponderado en sus capacidades luego de años de hegemonía del mercado. Sin embargo, se conoce muy poco qué es el INVAP y qué hace.
El origen de “INVAP Sociedad del Estado” data de la década de 1970, a partir de un convenio firmado entre la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA) y el Gobierno de la Provincia de Río Negro. Desde entonces, la empresa diseña y construye equipos, dispositivos y plantas en áreas como energía nuclear, tecnología espacial e industrial, así como equipamiento médico y científico.
Además, el INVAP tiene relación con distintos organismos científicos, ya sea nacionales como internacionales. Con respecto al ámbito local, mantiene una fuerte relación con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) -entidad “madre”- y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), instituciones con las que ha llevado a término proyectos de gran envergadura, como por ejemplo satélites que miden la salinidad de los océanos, y permitirá la obtención datos sobre pesquerías marítimas, aguas subterráneas, estimaciones sobre las cosechas, monitoreo de desastres ambientales, detección de incendios y contaminación aérea y acuática, entre muchísimas. A nivel internacional, la empresa se relaciona con numerosas organizaciones, entre las que se destacan la agencia espacial norteamericana NASA, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la Organización Australiana de Ciencia y Tecnología Nuclear (ANSTO) y la Autoridad de Energía Atómica de Egipto (AEA), entre otras. Esto último significó que la empresa estatal se convierta en una pieza elemental para el desarrollo autónomo del país, contribuyendo a la proyección comercial y geopolítica de la Argentina.
En base a lo anterior, y a los distintos logros obtenidos en toda su historia, en los últimos diez años INVAP tuvo un salto cualitativo en su apuesta por la industria nacional, fruto de la realización de varios proyectos. Dentro del rubro “Nuclear” podemos mencionar la puesta en marcha de reactores de investigación, plantas de producción de combustibles o servicios a plantas núcleo-eléctricas. Con respecto al segmento “Aeroespacial y Gobierno”, el INVAP tiene a su cargo el desarrollo del ciclo completo de varios satélites (diseño, fabricación, montaje, integración y ensayos) y la fabricación de radares, tantos aéreos como terrestres. En tanto, en el segmento “Industrial y energías alternativas”, se ha fomentado el desarrollo de energías alternativas (eólica, hidrocinética, etcétera) y la fabricación de robots y máquinas especiales. Como resultado, entre 2003 y 2013, la cantidad de radares, satélites y reactores se incrementó notablemente con respecto a las décadas pasadas: mientras que entre en el actual período se fabricaron catorce radares, seis satélites y un reactor, en el lapso anterior fue mínimo (entre 1976 y 2003, se construyeron dos reactores, dos radares y tres satélites). Además, en el mismo lapso, la facturación de la empresa estatal casi se sextuplicó (creció 5,6 veces), pasando de 30 millones de pesos en el año 2003 a 200 millones este año. Por otro lado, la planta de trabajadores siguió el mismo sendero de crecimiento (170%), pasando de 354 a 1035 empleados, en el cual el 85% son profesionales y técnicos, lo que muestra el fuerte crecimiento y desarrollo que ha tenido la empresa estatal durante la última década.
Todo esto forma parte de una decisión política por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en ponderar el desarrollo científico y tecnológico como política de Estado. En virtud de ello, en el año 2007 se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, cuyos objetivos son la innovación tecnológica e inclusiva, articulación con el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y su fortalecimiento, federalización y divulgación de la actividad científica nacional, entre muchas otras. Sin lugar a dudas, y en base a lo desarrollado anteriormente, el INVAP tiene un rol importantísimo en el desarrollo científico-tecnológico dentro de un objetivo del Gobierno Nacional de fortalecer a la Ciencia y Tecnología como soporte del proceso de desarrollo económico con inclusión social.