Por: Carlos De Angelis
El 25 de mayo se cumplió el 203° aniversario de la Revolución de Mayo. En el acto en la Plaza de Mayo, la Presidenta de la Nación realizó una férrea defensa de la política llevada a cabo en estos diez años y llamó al pueblo a organizarse para defender los logros de esas políticas. Entre sus conceptos, la presidenta llamó a revalorizar lo que se podría llamar frase de convocatoria al evento: “La patria es el otro”.
La idea de patria es muy interesante, pero sin embargo no es unívoca a lo largo de la historia. En efecto, existen varias versiones o interpretaciones de lo que es la patria o lo que debiera ser. En primera instancia hay una versión elitista de la patria, basada en que la revolución la realizaron los criollos comerciantes, que se reunían en tertulias para conspirar contra el decadente régimen colonial, con patriotas cuyos nombres hoy denominan las calles de Buenos Aires, en particular los barrios acomodados de Barrio Norte y Recoleta.
Otro tipo de patria sobrevino con Leopoldo Lugones, cuando encuentra en el gaucho, en la obra de Sarmiento y de José Hernández, el verdadero “espíritu nacional“, tendencia que lo inclinaría hacia el ideario nacionalista que confluye en su más famosa frase de 1924: “Ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada”, la cual fue un preanuncio de los golpes militares que sobrevendrían a lo largo del siglo XX.
Finalmente, existe otra versión de la patria que se vincula a los de “abajo”, a los sumergidos, a los olvidados, cuya expresión de rebeldía o de resistencia es “la patria sublevada”, operación política mediante en donde los subalternos lograrán ser reconocidos como parte de la nación. El yrigoyenismo y el peronismo encarnarían este interpretación.
La presidenta en su discurso recoge esta perspectiva, con la diferencia de que en su concepción la patria es el de al lado, no tanto el de abajo, pero desmarcándose de “la patria es uno mismo”, resaltando la solidaridad con los que menos tienen.
¿Cómo conciliar tantas patrias para un solo pueblo? En un viejo texto, el filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas discute si es posible establecer una idea racional de patria. Sin dudas está pensando en si es posible una alternativa a la exégesis irracional de la patria, étnica y de conquista, y que confluye en el genocidio nazi.
¿Será posible lograr una idea de patria compartida? La propuesta de Habermas es el patriotismo constitucional, basado en las leyes para superar las identidades particulares sin la imposición de valores de un sector sobre toda la sociedad. En su visión última está la construcción de una Europa abierta y universalista, pero la política le ha mostrado sus límites, con los rechazos de los franceses y holandeses a un texto constitucional para la Unión Europea, y en las tensiones actuales para obtener una salida a la crisis, cuyo modelo a imponer vuelve a ser… el alemán.
Tampoco el patriotismo constitucional tendría una fuerte acogida en la Argentina. La Carta Magna de 1853 se la ha tildado como ultraliberal, que habría refrendado el modelo político de Pavón y Caseros, es decir la derrota de Rosas. La constitución del Perón del ’49 centrada en los derechos de los trabajadores fue calificada por sus detractores como dictatorial por habilitar la reelección ilimitada del presidente, siendo eliminada de cuajo con la Revolución Libertadora llamando a una reforma en 1956, un año después del derrocamiento del líder peronista.
Finalmente, la reforma de 1994 incorpora muchos elementos interesantes, como los derechos de los consumidores, y el rango constitucional de los tratados internacionales. Sin embargo, también es cuestionada por el oportunismo de su realización, como una pantalla para habilitar la reelección de Carlos Menem, fruto del Pacto de Olivos.
Cuando la presidenta llama a defender los logros de la década da por supuesta que una derrota electoral significaría el reemplazo de varias de sus políticas por otras: ¿se anularía por ejemplo la asignación universal por hijo? ¿se eliminarían las paritarias en las discusiones salariales? ¿el Estado volvería a sobre endeudarse?
Es cierto que desde algunos medios se pronostica desde hacer años una debacle inminente que no se condice con la realidad palpable, también es verdad que desde ciertas esferas gubernamentales no se explicitan las dificultades que también se pueden observar a simple vista. Cualquier ciudadano de a pié pronosticaría que, como la patria, las dos realidades no pueden ser ciertas al mismo tiempo. Esto lleva a un juego de tensiones que esquivan discusiones de fondo, como por ejemplo cómo erradicar la pobreza, o cómo transformar la renta agrícola, especialmente la de la soja, en actividades productivas de generación de valor, empleo, tecnología, etcétera.
Seguramente la sociedad argentina debería que seguir el camino de Habermas y pensar un nuevo formato de patria que contemple diferentes puntos de vista pero con bases en común, que dé certidumbre al proyecto democrático y haga renacer el amor por lo nuestro.