Por: Eduardo Amadeo
La diputada Diana Conti es un tipo de personaje que cumple un rol muy importante en los gobiernos totalitarios : expresa el sentir de eternidad del monarca y su círculo íntimo. De esa manera no sólo asegura su propia supervivencia, sino que además hace pensar al monarca que existe un clamor que ella y su mensaje están interpretando… Es la voz que traspasa las rejas y los muros del Palacio, que están cerrados a cualquier voz que no sea amable para con la Corte.
Los autócratas necesitan rodearse de silencio, salvo el de adulones y aplaudidores; y a medida que las cosas van peor, y que los ruidos de la protesta crecen, el cerco de silencio debe ser cada vez mayor. El mundo de afuera debe cerrarse para que el monarca gobierne tranquilo.
Por eso tratan de quedarse con todos los medios, silenciar la Justicia, comprar cualquier voluntad.
Y por eso la re-reelección debe permanecer viva en el imaginario del palacio para que CFK siga pensando que hay posibilidades y alimente de tal manera la energía que le da el sueño de la eternidad.
Pero esta disquisición nacida de la lectura de la historia política de la humanidad y la Argentina, no es una teoría. Porque si algo ha demostrado el kirchnerismo es que tiene capacidad para proyectarse al futuro, más allá de sus errores . Pura voluntad, que es uno de los ejes básicos del mantenimiento del Poder.
El sueño K es ahora muy simple: como se viene una elección difícil, hay que preparar el campo para la negociación. Pero no una negociación para sacar lo bueno que puedan aportar los adversarios victoriosos, sino para intentar atraparlos en las redes del poder y acordar con ellos como juntarse para continuar hacia la eternidad.
Éste es el peor peligro de lo que viene: la posibilidad de compartir el poder entre vencedores y vencidos; de un contubernio nacido al aroma del común interés que da el “imperium”.
Para quienes hemos mantenido una posición sostenida de oposición, este peligro no es una alternativa lejana. Basta ver el “récord” de los votos de algunos criticones circunstanciales, para entender con que facilidad cambian los vientos para ellos.
Los votos en YPF y Ciccone; la pasividad en denunciar la corrupción crónica; el silencio frente a brutalidades diversas, son antecedentes que hoy deben ser mirados con lupa para saber adonde se pondrán algunos cuando suene la música de la sirena y los invite a pasar.
Diana Conti pasará en ese momento de vocera de los sueños a gentil portera del Salón Dorado.