Por: Eleonora Bruzual
La tercera semana de febrero se inició con el regreso de quien -por fuerza- hay que calificar como el Hombre Invisible, y de allí en adelante se llenó de patéticos actos de fe de una porción de pueblo que en Venezuela ha cambiado la idolatría a figuras del paganismo indo-negroide por la adoración de quien hábilmente los hizo sentirse reconocidos y luego supo seducirlos a veces con una pensión, otras con un electrodoméstico chino y la mayoría de las veces con el principio de toda lotería: dejo ganar a uno y el resto vive esperando que salga su número.
Hugo Chávez, ese histrión obsesivo que por más de 12 años saturó a un país con sus bravatas, su exposición perenne en los medios de comunicación y sus amenazas de eternizarse en el poder porque se creyó bendecido por la longevidad, es ahora una especie de clon de cualquier protagonista de novela o película cuya trama sea la invisibilidad… Esto, por supuesto, después de que la vida pareciera cobrarle sus pretensiones de no callar nunca, de irrespetar impunemente, de repartirse y repartir Venezuela con sus chulos, sus lugartenientes y todo vivaracho interesado en vaciar ese cuerno de la abundancia. De trastocar algo tan ruin como la traición en la transmutación de un Bolívar resucitado que vino para lograr al fin esa entelequia con perfecto nombre de burdel que ha resultado la “Patria grande”. Un Chávez/Bolívar cuyos edecanes y chambelanes son una banda delincuencial que arropados en un fulano Socialismo del Siglo XXI están desfalcando las arcas públicas con la misma voracidad que todo ladrón muestra frente al botín. Un Chávez/Bolívar que entrega la soberanía de una nación con historia a unos carcamales que por 54 años han logrado imponer a la pequeña isla del Caribe una tiranía siniestra y hambreadora obsesionada además con la pretensión imperial.
Así pues este Chávez incorpóreo, que nadie ve pero aseguran que sigue mandando, desata una nueva emoción en sus seguidores más primarios y en los calculadores la necesidad de ver cómo sujetan esa caja chica de donde vive la fulana Casa Grande y se enriquecen parroquianos que a ella se acercan. Por eso, ya vemos la insistencia roja en convencernos de que Chávez llegó caminando y eso simplemente nos asegura que al invisible lo trajeron en parihuela, porque si no ¿qué impide una fotografía cierta y no la trucada que sacaron horas antes del traslado del que está “Mejor que nunca” pero no aparece…?
Es tiempo por tanto de frenar esta burla que hasta pretende que un tweet sea “Fe de Vida”. Y debo admitir que los partes oficialistas dan risa en un primer momento y luego nos muestran el tamaño del irrespeto que sufre el venezolano, irrespeto que no sólo es chavista, también viene del liderazgo opositor errático, miedoso, resignado… Porque es un irrespeto brutal a esos más de 6 millones y medio de venezolanos que unas elecciones bien amañadas y manipuladas por el régimen contabilizaron que votaron en contra de Hugo Chávez y los Castro, la resignación canalla que muchos voceros de una disidencia demuestran. El dar tiempo al tiempo en un país donde la vida no vale nada, donde miles de seres son asesinados por el hampa entronizada que actúa amparada por la dádiva de la impunidad. Donde el ciudadano es agobiado con una devaluación terrible que además es el quinto ajuste cambiario en diez años; donde ya se anuncian impuestos, restricciones, nuevos acosos de unos forajidos que saben de permisibilidades en lo que respecta a sus acciones delictivas disfrazadas de ejercicio político.
La irresponsabilidad manifiesta de ese liderazgo opositor incapaz de asumir la necesidad de una revisión de su marcada incompetencia para entender y manejar un tiempo terrible y que obsesionados con salidas electorales olvidan previsiones que hay que tener al saber que tiranos, neotiranos ni afines salen fácilmente por votos luego de que la larga permanencia en el poder les permite el desmantelamiento del Estado y el secuestro de sus instituciones y poderes fundamentales y –en el caso venezolano- cuando el petróleo generador de apetencias y comprador de solidaridades ha hecho que la comunidad internacional haga subjetivo el mal, la violación de derechos h, la entrega de la soberanía y la utilización de la constitución y su norma como papel higiénico.
Liderazgo democrático que entienda y haga suya la premura de un pueblo en la búsqueda de reales acuerdos, de sinergia opositora verdadera, de asunción de una realidad que nos dice que aunque Chávez se apaga, ya hay toda una tramoya que montó escenarios donde el casting de segundones pretende seguir la tragicomedia que el gran histrión, el indiscutible líder que ha sido Chávez ha impuesto por casi tres lustros. Sinergia opositora que desmonte con inteligencia, con recursos de la modernidad, con honestidad y con desprendimiento este espanto que se nutre de perdedores y fracasados, que viste de rojo, escupe mentiras, odio, ruina y desesperado busca un mito que como tal, perfectamente no se vea, no se escuche, no se toque pero si se idolatre.
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