Maduro el guerrero

Eleonora Bruzual

Este pasado lunes 30 de septiembre, en horas de la tarde Nicolás Maduro, presente en la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Bárbula (estado Falcón), informó que decidió expulsar de Venezuela a tres funcionarios de la embajada de Estados Unidos.

Bastante descompuesto gritaba: “¡Yankees go home! ¡Fuera de Venezuela! ¡Fuera de aquí! No me importan las acciones que tome el gobierno de Barack Obama”…

Y es que definitivamente Nicolás Maduro apela al manoseado recurso de echarle las culpas de sus fracasos y desaciertos a otro. De anunciar supuestas invasiones, desestabilizaciones, atentados… Por eso sus gritos e histerias lo presentaron fuera de sí. “No les tenemos miedo señores imperialistas, los enfrentaremos en todos los planos”. Esto, buscando como hacía también su antecesor (Hugo Chávez) -del que el pobre Maduro está a años luz de su histrionismo- conectar una querella con el gobierno norteamericano y directamente con el presidente Obama.

Treta conocida ésta, por lo que para nada sorprende que Nicolás Maduro diga asumir “toda la responsabilidad por las acciones que tomó y que tomará en lo sucesivo”.

Ya son semanas las que lleva el “Guerrero” Maduro con la cantaleta de un “plan desestabilizador”, de investigaciones, de detenciones… No encuentra cómo lograr desviar la atención de su estrepitoso fracaso, de la escasez pavorosa que vivimos los venezolanos. Tampoco encuentra de qué manera tapar el escándalo de las treinta y tantas maletas que contenían entre todas más de una tonelada de cocaína interceptada en Francia y cargada en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía bajo la mirada complaciente de la Guardia Nacional Bolivariana. A Maduro desesperado lo acosan las barbaridades que suceden en la Venezuela roja, en Cubazuela. La mortandad en las calles, las sangrientas carnicerías en los penales. Por todo eso los invasores castrocomunistas le escriben una historia sobre  ese “plan desestabilizador” que incluye a funcionarios estadounidenses y sectores de la oposición venezolana.

Maduro no se convence ni a sí mismo cuando repite y repite “Hemos detectado y le hemos hecho seguimiento durante varios meses a un grupo de funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Venezuela, que se dedican a reunirse con la extrema derecha, a financiarlos y a alentarlos a acciones para sabotear el sistema eléctrico y la economía venezolana. Tengo pruebas aquí en mis manos”. Esto dicho moviendo iracundo sus manos vacías.

Anuncia que expulsó a Kelly Keiderlang, encargada de Negocios de la embajada norteamericana, y junto a ella, a Elizabeth Hussmann y David Mout. Chilla: ¡tienen 48 horas para salir del país; el canciller Elías Jaua será el encargado de supervisar y ejecutar la medida! Y complementa su perorata informando que la actitud de los diplomáticos es “hostil, ilegal e intervencionista y viola las leyes internacionales”.

Por cierto nada extraña si lo que desató la ira de Maduro es que la señora Kelly Keirderling declaró recientemente que la democracia norteamericana es fuerte por tener prensa libre. Y eso es como nombrar soga en casa de ahorcado, justo cuando los venezolanos seguimos padeciendo el cierre de medios de comunicación, periodistas presos o desterrados, las amenazas más absurdas contra los opositores y la acusación justo hace dos días de que somos los periodistas los que ocasionamos la escasez.

Nicolás Maduro, el hombre puesto por los tiranos Castro para hacer aún más cerrado el control de Venezuela, asegura: “Yo asumo la responsabilidad, como Jefe de Estado, no lo voy a aceptar. A nombre de la dignidad de este pueblo que está de pie, yo pido el apoyo completo para este combate contra el intervencionismo y para preservar la paz de la República”.

Lo dice quien compra pollos a Dominica, huevos a Nicaragua, granos a Bolivia, carne a Argentina, Brasil y Uruguay. Papel toillette a quien se compadezca de tan comprometedora carestía  y por supuesto a Colombia lo que gusten vendernos porque aquí, en resumen de cuentas, no hay un carrizo.

Lo dice el títere de Raúl Castro, en subalterno de Ramiro Valdés. Lo dice el ilegitimo, Lo dice Maduro “El guerrero”, ese que ni siquiera puede mostrarnos su partida de nacimiento y acabar con esas acusaciones que lo señalan como nacido en Cúcuta, Colombia.

 

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