
La semana pasada, en Washington DC, se efectuaron conversaciones entre el nuevo primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presidente Barack Obama. La mayor parte de la agenda estuvo enfocada en el fortalecimiento de la alianza entre Estados Unidos y Japón, especialmente en el campo de seguridad.
Además, el primer ministro Abe expresó interés en participar en las negociaciones en curso para establecer una zona de libre comercio, conocida como la Asociación Trans-Pacífica. La inclusión de Japón, por tratarse de la tercera economía mundial, realzaría la significación de dichas negociaciones, iniciadas en marzo de 2010 originalmente entre 8 gobiernos y Estados Unidos. Hasta ahora, se han efectuado quince rondas de negociación entre las delegaciones de Australia, Brunei, Chile, Estados Unidos, Malasia, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam. En diciembre pasado, se unieron a las negociaciones las delegaciones de Canadá y México.
Ante la amplitud y la profundidad de las relaciones comerciales entre Japón y Estados Unidos, ambos gobiernos confrontan resistencia doméstica en distintos sectores a la liberalización comercial. Al concluir la visita a Washington del primer ministro Abe, la semana pasada, se emitió una declaración afirmando que no se requerirá la eliminación unilateral de aranceles para participar en las negociaciones trans-pacíficas. Esta declaración se interpretó como destinada a disminuir las preocupaciones que existen respecto a las negociaciones comerciales entre los agricultores japoneses. En Estados Unidos, la inclusión de Japón en las negociaciones causó preocupación dentro del Partido Demócrata, sobre todo en las poderosas federaciones sindicales, especialmente en la industria automovilística.