Keynesianos y austeros

Isaac Cohen

Con una frase, en la declaración emitida después de su última reunión, la Reserva Federal reconoció que en Estados Unidos la política fiscal está “restringiendo el crecimiento económico”. En otras palabras, los recientes recortes del gasto federal y estatal, así como los aumentos de impuestos están teniendo un efecto negativo sobre la recuperación económica. Esta es la primera vez que el banco central se pronuncia sobre lo que hoy es el debate más enconado sobre la política económica.

Hasta ahora, la alternativa entre austeridad y estímulo ha enfrentado a republicanos y demócratas y a muchos académicos cercanos a ambos partidos. Los apodos también han florecido. Por ejemplo, la página editorial del Wall Street Journal, casi peyorativamente, llama “keynesianos” a los seguidores del economista británico J. M. Keynes, quien abogó por el aumento del gasto público para contrarrestar la Gran Depresión del siglo pasado. En su columna bisemanal en el New York Times, el ganador del Premio Nóbel Paul Krugman responde llamando “austeros” a quienes predican menos gasto público y rebajas de impuestos para reactivar la economía.

No obstante, cuando aparecen algunas consecuencias feas de los recortes del gasto público, “keynesianos” y “austeros” pueden ponerse de acuerdo. Recientemente, cuando el tráfico aéreo comenzó a retrasarse, porque los recortes presupuestarios estaban causando despidos temporales de los contralores de vuelos, de inmediato hubo  acuerdo bipartidista en el Congreso y con la Casa Blanca para resolver el problema.