Varios indicadores revelan que se pospondrá el próximo episodio de confrontación sobre el presupuesto federal de Estados Unidos, porque el gobierno está gastando menos y también está recibiendo mayores ingresos. Es decir, está disminuyendo la tinta roja en las cuentas del gobierno.
La expectativa era que ante la expiración del techo del endeudamiento, supuestamente para el 19 de mayo, el Congreso y la Casa Blanca se enfrascarían en otro episodio de intensas negociaciones, similares a lo que se conoció, hacia finales del año pasado, como el “precipicio fiscal”.
No obstante, el gobierno federal no necesita solicitarle autorización al Congreso para endeudarse más hasta el final del verano, o quizás hasta principios de octubre. La razón es que el gobierno está gastando menos en defensa y en programas domésticos, por los recortes del gasto que comenzaron en enero.
Además, en lo que va de este año, el ingreso del gobierno ha aumentado por las alzas de impuestos y los pagos que le están haciendo algunas entidades financieras que fueron rescatadas.
En febrero, la bipartidista Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que el déficit del presupuesto del gobierno federal este año llegará a $845,000 millones, menos que los $1,100,000 millones que alcanzó durante el año fiscal 2012. Este contexto hace menos urgente negociar un acuerdo presupuestario. Se ha desvanecido, por ahora, la amenaza de un cierre del gobierno federal.