Por: Karel Becerra
Cuando un amigo de la infancia o familiar me visita, uno de los pedidos urgentes es comer “de la que tranca”. Trancar en buen cubano significa encerrar, apresar o encarcelar.
Como bien es sabido, los artilugios que buscan los pueblos para comunicarse son inverosímiles. Cada cultura tiene su lenguaje, producto de las circunstancias. El uso del lenguaje a niveles crípticos se observa por naturaleza en las sociedades donde todo hay que ocultar, so pena de recibir una condena.
Pues “la que tranca” es la carne de res o ganado vacuno. Pero comencemos por el inicio.
A fines de los años 50, tomando los datos registrados en el Statistical Year Book de la ONU y el Ministerio de Hacienda de la República de Cuba, la isla figuraba en los primeros cinco lugares en cuanto a consumo calórico y de carne vacuna. Países como Argentina y Uruguay se disputaban los dos primeros lugares.
Con la llegada al poder en 1959 del voluntarismo revolucionario, esa capacidad de modificar la realidad sin tener en cuenta la realidad, uno de los ejes principales era la producción de alimentos.
La vaca fue elegida como el animal sagrado. Pero sagrado para “El Modelo” cubano significaba, bajo control absoluto de Fidel Castro y funcionarios del Ministerio de Agricultura. El fin, según el modelo, era proporcionar a toda la población de Cuba de “carne por toneladas”, así como también leche y sus derivados. Imagino cubanos de a pie, a inicios de la revolución, soñando con montañas de queso, lagunas de yogurt y cascadas que caían desde la Sierra Maestra trayendo leche en abundancia.
Un funcionario explicó que las vacas daban más leche en climas fríos, por lo que se adaptaría con idea revolucionaria expuesta por el comandante en jefe Fidel. Pondrían las vacas en establos con un agujero por donde colar su cabeza, y del otro lado, “aire acondicionado para que el animal sintiera el frío, y creyera que estaba en invierno”.
Fidel Castro: Sistema de Hipotálamo
El clímax de la relación entre el pueblo y su comandante llegó con “Ubre Blanca”, la vaca de Fidel, una vaca que rendía más de 100 litros de leche por día, sí, más de 100 litros. Fidel aparecía acompañado de Ubre Blanca en la televisión, explicando además sobre su Plan Lechero, las miles de Ubre Blanquitas que tendríamos cruzándola con un toro traído “del Canadá”.
Era yo muy pequeño cuando aquello, pero también quería para mi familia mi Ubre Blanca. Cuando iba por el campo, a visitar amigos de la familia, siempre preguntaba:
- ¿Cuántos litros da esa vaca?
- Diez o doce me respondían, pero debe ser que no la tengo en aire acondicionado. Así desde muy pequeño visualizaba que “algo andaba mal”
Como el plan no funcionó, aumentaron los controles, pues la culpa del desastre no era del líder, sino los humildes campesinos que “sacrificaban las vacas para comer”.
Entonces vino una nueva fase del “plan”, y esto fue registrar cada uno, sí: cada uno de los animales. Vacas, toros, bueyes y terneros tenían un número de DNI. Los ideólogos del modelo necesitaron para ello crear la “oficina o registro”, pues alguien debía controlar esos números. Luego aparecieron los inspectores, que visitaban los campos para saber “qué animales se tenían”.
A esa altura yo era un poco grandecito, y les preguntaba a mis amigos del campo:
- ¿Qué número tiene esa vaca?
- La T304343, pero yo le digo “Rosinea”.
Los defensores de animales, contentos, las vacas pasaron a tener nombres de pila y hasta cuentan algunos que celebraban su cumpleaños.
Los guajiros (campesinos) cubanos se las ingeniaron para seguir comiendo carne y venderla a escondidas. Como el juego del gato y el ratón, los funcionarios promulgaron, reforzaron y vociferaron “aprobada por unanimidad en el parlamento, en contra de la burguesía, la Ley de Hurto y Sacrificio de Ganado Mayor”.
En virtud de esa ley, era obligatorio registrar a los terneros, pero no nacidos, debías reportar cuando la vaca estaba “preñada” so pena de recibir duras multas. Algunos amigos escondían las vacas preñadas en el monte, con el fin de tener un ternero ilegal, y luego de alimentarlo también a escondidas en el monte, y luego sacrificarlo para comer.
Las penas fueron aumentando, un entrañable amigo de la infancia fue sentenciado a 4 años de prisión. También un vecino fue denunciado por el “Presidente del CDR” (Comité de Defensa de la Revolución), por posesión de carne vacuna. A fin de cumplir una pena más corta, llevo a los investigadores de la fiscalía al lugar donde había enterrado los huesos, y así demostrar que era un ternero de su propiedad, sin marca, criado clandestinamente en el monte.
Luego un médico, amigo de la familia, debía partir al África por 2 años a “cumplir misión internacionalista”. Tuvo la osadía de matar una vaca para dejar carne a su familia. Fue sentenciado a 5 años de prisión y prohibición de por vida de ejercer la profesión. El médico finalmente paso sus 5 años en prisión, dejando a su esposa y sus dos hijos sin la carne y sin el padre.
No obstante, el ingenio por sobrevivir de los individuos era superior a la burocracia de los funcionarios y el aparato del Estado Nacional, entonces algunos “mataban accidentalmente la vaca”. Uno de los métodos más elegidos era “un rayo por una tormenta”, o “colocarla en las vías del ferrocarril en coordinación con el maquinista del tren”.
El líder respondió: “hay que controlar más”. La ley se endureció, el máximo de la condena paso de 5 a 20 años, se prohibió terminantemente la venta de leche y sus derivados, se incluyeron penas para los dueños que sufren la perdida de un “animal registrado”. Si tenías una vaca, y te la han robado, pues tú debes pagar por no cuidarla y poner en riesgo la mismísima revolución. Así las cosas hoy.
De poder visitar a mis amigos en el campo les preguntaría:
- ¿Hoy con quien dormiste?
- Pues con “Rosinea”, no vaya a ser que me la roben.
Cuba hoy
- Desde 1959 hasta la fecha, la cantidad de cabezas de ganado ha disminuido 4 veces, llegando a los niveles de 1918. Mientras la población se ha duplicado.
- El precio relativo del kilo de carne en góndola al 1º de octubre de 2013 es del 50% del salario promedio mensual de médico.
- El Estado nacional vende a precios subsidiados la cantidad de ½ kg de carne de res anual.
Recomiendo escuchar este audio de la Defensoría del Pueblo de Cuba, donde se denuncia este tipo de atropellos hacia los campesinos.