Por: Margarita Stolbizer
No había terminado de escurrir el agua de las calles, ni habían cerrado las heridas del alma que produjeron las inundaciones -y que pusieron en evidencia la falta de previsión de un gobierno que definió sus prioridades a contramano de las necesidades de los más humildes-, cuando se desató el vendaval de esta semana que no podrán olvidar tan pronto como quisieran.
Dicen que la semana comienza los domingos -con este día colocado a la izquierda del almanaque-. No pudo haber sido peor: el cachetazo dejó marcas visibles y duraderas en la cara del poder cristinista: la propia Jefa del Estado. Porque la denuncia de corrupción presentada de manera documentada en el programa de Jorge Lanata, impacta en lo más alto del poder. “El robo para la Corona” de los 90 parece una propina frente a lo que han juntado los que están, tan mezclado con la frivolidad farandulera y las valijas sin nombre como en aquellos tiempos. La caricatura es demasiado parecida.
Sin embargo, avanzaron con paso firme para aprobar en el Congreso un paquete de proyectos para una reforma judicial profunda, audaz y, claramente, inconstitucional. Errores y atropellos que expresan el “vamos por todo”. Van, pero se deshilachan en el camino, aunque parezca no importarles, y acortan la distancia hacia la plena desnudez en que, inevitablemente, más temprano que tarde, irán llegando.
Notables esfuerzos para disimular las evidencias que producen en su cuerpo esos actos de autoflagelación. En ese contexto de crispación y debate, la agredida Justicia dio a conocer otro fallo -un tiro al corazón de un Gobierno jugado a imponer una cláusula para que Clarín se desprenda de lo que ellos mismos le habían concedido-. Algunos artículos de la Ley de Medios fueron declarados inconstitucionales.
Mientras, Argentina no le encuentra el piso al desplome de las inversiones; y ahora las reservas también han perforado su piso, como el correlato lógico de tanta incertidumbre, corridas, especulaciones generadas por una economía golpeada por los mismos que deberían preservarla. La escalada de la brecha entre el dólar oficial y el de color azul -que ellos mismos inventaron- y el precio de las naftas por las nubes, completan el paisaje cuando apenas pasaba la mitad de la semana.
Para quienes creemos en la participación y las expresiones populares como el elemento principal de una democracia en serio, la movilización replicada en toda la Nación cuando caía la noche del jueves fue un arrullo aliviador. Porque aquí radica la esperanza de un cambio no lejano. La Presidenta no tuvo igual lectura y escondió sus broncas en el teclado a través del cual envió 60 twits, mostrando que aquello no le importaba. Nuevo golpe y tal vez el peor error de la semana que, ahora sí, empezaba su cierre, mientras ella cruzaba los cielos de la América Latina.
El otoño hace caer las hojas de los árboles y también derrumba pedestales, en los más caros edificios de Puerto Madero, allí donde se exhibe impúdica la riqueza y el poder del kirchnerismo. Allanaron dos veces la financiera de las operaciones de lavado de dinero que tanto salpica al matrimonio. Y desde el mismo barrio, como una contradicción que no es tal, también cayeron los responsables de la muerte de Mariano Ferreyra, la mafia de funcionarios, empresarios y sindicalistas enriquecidos ilegalmente en la misma proporción en que condenaron a los trabajadores a la pérdida de sus derechos y sus sueños. Como los que tenía “la locomotora Olivera”, que, en medio de su triunfo, tuvo que sufrir la rechifla del público por la remera de Unidos y Organizados.
La semana se termina y estamos más cerca. Aquí nomás, a la vuelta de la esquina, viene asomando el sol de la mañana que alumbra el nuevo tiempo.