El pasado miércoles, el jefe de Gabinete de Ministros de la Nación (JGM), dio su informe mensual sobre la marcha del gobierno previsto en el artículo 101 de la Constitución Nacional, que indica que el funcionario debe concurrir al Congreso al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para informar de la marcha del gobierno. En esta oportunidad asistió al Senado.
Jorge Capitanich es, hasta el momento, el jefe de Gabinete que más ha cumplido con el mandato constitucional de asistir al Congreso. El actual JGM tiene un cumplimiento del 86%, que supera a Eduardo Bauzá (83%), quien estuvo 6 meses en la función (entre julio de 1995 y marzo de 1996) y asistió a 5 a las reuniones informativas. Les siguen Jorge Rodríguez y Rodolfo Terragno, con el 74% y el 50% respectivamente.
Capitanich es, además, el único Jefe de Gabinete que cuenta con un plan de gestión concreto, explícito y a disposición del dominio público sobre el cuál informar tanto a diputados y senadores como a toda la sociedad. Es decir, el JGM cuenta con una base sólida de objetivos y metas de gobierno que son producto del acuerdo con 15 ministerios, 2 secretarías de Estado, 1 organismo autárquico y 1 organismo descentralizado.
Este plan de gestión, desarrollado a partir del trabajo de coordinación entre la JGM y los distintos ministerios nacionales, establece 204 objetivos y 272 metas para alcanzar durante 2014. El documento se llama Metas Estratégicas 2014 e incluye objetivos que buscan promover industrias, fortalecer el trabajo de determinados grupos sociales, reducir situaciones no deseadas como accidentes, diversificar la provisión de servicios, fortalecer la producción, aumentar variables macroeconómicas como el consumo y la inversión, e incrementar la cobertura de programas existentes, entre otros.
Los diversos objetivos se traducen en metas concretas, como la puesta en valor de edificios, la inversión en obras de infraestructura, el rediseño de un determinado porcentaje de sistemas de gestión, la reducción porcentual de situaciones no deseadas como accidentes viales, el reequipamiento de hospitales, un aumento en la cobertura de programas, la formación de un determinado número de docentes o el aumento porcentual en el rendimiento de alumnos.
Las metas funcionan como indicadores de cumplimiento y pueden ser asociadas al logro de actividades, productos, resultados de corto o mediano plazo o impactos. En este sentido, alcanzar metas vinculadas a indicadores de actividad o de producto da cuenta de que efectivamente se cumplió con realizar una actividad o con realizar un trabajo y la respectiva materialización del mismo. Así, ayudan a pensar y evaluar el desempeño organizacional y dicen mucho de la eficiencia y la eficacia de la implementación de una tarea.
Lamentablemente, las metas fijadas carecen en un 98% de los casos de líneas de base o punto de partida para la futura medición de avances. Es importante considerar la línea de base, porque marca un punto de partida que luego permite medir el progreso. En un análisis reciente de CIPPEC sobre las Metas Estratégicas 2014 se encontraron solo seis líneas de base para el total de metas, lo cual representa un 2,2% de metas con línea de base, según el documento presentado por la Jefatura de Gabinete de Ministros. Conocer la línea de base e información de diagnóstico que ayuda a delimitar los objetivos es de vital importancia para el posterior monitoreo y evaluación.
Por otro lado, ni los objetivos ni las metas son acompañados por indicadores de avance para medir su progreso. Los indicadores son valores indispensables para producir cortes de información durante el período de ejecución. Además, del plan de metas no se desprende una vinculación explícita de los objetivos y las metas con una asignación presupuestaria que haga posible su cumplimiento. Uno de los principales desafíos para orientar la gestión hacia la obtención de resultados es la articulación del presupuesto con la planificación. Esta vinculación es un instrumento que contribuye a mejorar la asignación de recursos, realizar su seguimiento y evaluar las políticas implementadas. La vinculación entre el presupuesto y la planificación no solo contribuye a mejorar la asignación de los recursos a través del seguimiento y la evaluación de las políticas públicas, sino que también permite coordinar las acciones de los distintos organismos y fortalecer las estrategias de gobierno en el largo plazo.
Hasta donde es de acceso público, las metas carecen de una estrategia de recolección de información. Estos elementos son necesarios para monitorear las metas durante el periodo de ejecución, analizar el desempeño de los distintos indicadores y realizar los ajustes necesarios durante la implementación. Además, son una referencia valiosa para una futura evaluación y comparación interanual con un nuevo plan de metas (por ejemplo, 2015).
Hasta el momento no hemos visto avances concretos sobre la marcha de este plan de gestión. Las metas estratégicas no se monitorean ni evalúan de manera que la información sobre su desempeño esté al alcance de la mano de los ciudadanos. Tanto el monitoreo como la evaluación de este plan de gestión requieren que la JGM instale capacidades institucionales y técnicas para producir información confiable en el cumplimiento de los objetivos y metas. En paralelo, es necesario optimizar las habilidades de seguimiento, compilación de datos y comunicación de los avances, para colaborar con la legitimidad, transparencia y comprensión de esta valiosa iniciativa.
Es indispensable establecer un proceso virtuoso que recopile datos sobre el cumplimiento de las metas, la sistematice y la presente a la comunidad de manera clara y efectiva. Esto colaborará con el sostenimiento de la iniciativa, la credibilidad de la gestión de gobierno y la rendición de cuentas.
En las democracias modernas, la rendición de cuentas es una manifestación del buen gobierno, porque apunta a informar a la ciudadanía sobre la marcha de las cuestiones de Estado. En general, su ejercicio involucra un alto grado de procesamiento de datos duros e información sobre avances y logros de las políticas públicas. El informe mensual del JGM al Congreso constituye una oportunidad inigualable para presentar los avances sobre este plan de gestión.