Por: Nito Artaza
Uno se pregunta para quiénes estamos modificando el Código Civil. ¿Cómo no sustraerse de la presión de los lobbies empresariales, políticos, económicos y religiosos?
Por eso, cuando uno ocupa una banca en el Senado, debe pensar para quiénes está legislando. ¿Vamos a hacer un Código solamente para los grandes lobbies, para los grandes estudios de abogados, para los empresarios, para los industriales o para los religiosos?
No podemos legislar solamente para los que nos han dado lobby.
El proyecto presentado por el oficialismo, y cuya media sanción sólo fue posible por la mayoría que tienen en la Cámara alta, pone de manifiesto concesiones a corporaciones como por ejemplo las mineras que tantos estragos causan. Yo lamento que en este Código no podamos incluir a todos los sectores sociales.
Tengo la convicción de que quienes legislamos debemos pensar, fundamentalmente, en los sectores más vulnerables, algo que no está abordando este Código. Porque no estamos implementando los mecanismos necesarios para la función social de la propiedad. Es por eso que pienso que este Código está dejando de lado a los sectores más vulnerables.
Y esto me parece grave porque uno de los problemas sociales más candentes que tiene la Argentina es la vivienda. Una vivienda para cada argentino. Una vivienda que es el primer ordenador social.
Estamos contemplando cómo serán las edificaciones en los countries, en las propiedades y hasta en los cementerios. Pero ¿qué ocurre con los sectores más vulnerables? ¿Y los jóvenes inquilinos que hoy no tienen cómo acceder a una vivienda? ¿Y los sectores que hoy viven de manera informal en los asentamientos de emergencia? Esos sectores no están contemplados ni siquiera en el acceso al agua que tanto discutimos con relación al artículo 241.
Pertenezco a una provincia con un déficit habitacional de 40.000 familias. Sin embargo, el primer ordenador social, la vivienda, no está siendo contemplado en este Código.
Otros aspectos que deberíamos haber contemplado es el acceso de los habitantes de asentamientos informales a los servicios del agua, saneamiento y electricidad. Y reclamar la regulación para que el Estado recupere inmuebles abandonados por sus dueños, necesarios para concretar políticas públicas de vivienda social.
Es por esto que estamos dando un paso atrás. Es un paso atrás para el pensamiento progresista, nacional y popular que deberíamos expresar desde el Congreso de la Nación como representante de todos los argentinos.
Soy optimista porque estamos en democracia y también tenemos diputados, pero hubiera querido que en el Senado no se tratase a libro cerrado un proyecto tan importante y trascendental como la reforma y unificación del Código Civil y Comercial.
Y hubiera querido, sobre todo, que en el Senado no ignoremos la función social de la propiedad que es uno de los problemas más dramáticos que tiene hoy nuestro país.