Diez años de peronismo al revés

Ricardo Romano

El de los Kirchner fue un Gobierno que hizo peronismo al revés: creyó que decir (relato) es mejor que hacer. Que invocar a los pobres equivalía a trabajar por ellos.

Se peleó con los números y no con los problemas. El combate contra la desigualdad, la inflación y la pobreza lo libró en el Indec.

Todo lo que incidió positivamente en la economía fue producto de las circunstancias. En lo que dependió de la acción de gobierno, en vez de una solución, tuvimos un problema. No fue una “década ganada” sino una “década desperdiciada”.

Los ministros fueron clandestinos respecto de sus responsabilidades. Frente a cada problema respondieron con una campaña.

Fue un Gobierno “estatista” que se desentendió de todas las funciones inherentes al Estado. “La inseguridad es una sensación“.

Para el kirchnerismo hubo una cartelización buena (los Báez ) y una cartelización mala (los comerciantes, a los que culparon de la inflación).

En su mundo binario, hubo superpoderes buenos y superpoderes malos. Protestas buenas y protestas malas. Reelecciones buenas y reelecciones malas. La buena fue la alternancia matrimonial en el ejercicio del poder.

El declamado “fortalecimiento del Estado Nacional” fue en realidad una constante degradación de las instituciones fundamentales y fundacionales del país.

La “reforma política” -¿se acuerdan?- fue: reeleccionismo, superpoderes y sometimiento del Congreso de la Nación a los dictados del Ejecutivo.

El federalismo, la extorsión a las provincias.

La “transversalidad”, borocotización. Y la concertación, compra de voluntades.

El capitalismo “competitivo”, una nueva versión de la patria contratista.

El “modelo productivo nacional”, inversión cero y crisis energética estructural.

La previsibilidad y la confiabilidad, el apriete a los empresarios.

La redistribución del ingreso, el clientelismo.

Las políticas activas, la consolidación de la pobreza y el empleo en negro.

La “transparencia”: el nepotismo, el favoritismo, los retornos y el enriquecimiento ilícito.

Los derechos humanos, la indefensión de los argentinos frente al flagelo de la criminalidad.

Memoria, Verdad y Justicia: olvido selectivo, hipocresía y desunión nacional.

El “antiimperialismo”, la integración con Irán.

Con Perón aspirábamos al liderazgo regional. Con los Kirchner, fuimos “punto” de Chávez.

Con la Ley de Medios se aspiró al monopolio de la opinión.

Y con la Reforma Judicial (si se aprueba), a la construcción del puente constitucional que transforme la democracia en dictadura civil.