Por: Sabina Covo
La revista Time ha publicado datos sorprendentes acerca de las diferencias entre los hombres y las mujeres en la sociedad estadounidense. En algunas otras columnas que he escrito mencioné diferencias pero algunas de las cifras concretas, no dejan de asombrarme. La portada trae a la exitosísima líder de Facebook, Sheryl Sandberg y la historia principal habla de su misión, y su libro, para revitalizar el feminismo. Porque entre otras cosas, a mi punto de vista, la palabra feminismo es a lo primero que debemos perderle el miedo las mujeres.
El feminismo es la doctrina social favorable a la mujer, que busca la igualdad entre los hombres y las mujeres. Menciono esto porque todas las que en algún momento hemos rechazado ya sea por medio de las letras, o con un comentario, o con una protesta algún caso de desigualdad, tenemos algo de feministas. Pero, ¿por qué el temor al término? Es sencillo, la ley no está con la igualdad a la mujer, y en muchas casos ser feministas es incómodo. Incómodo para la mujer, para su compañero, o para sus superiores o colegas. Y peor aún, hay mujeres que sienten que si son feministas deben perder cualquier colaboración de trabajo en equipo que merezcan de parte de sus parejas y hacerlo todo solas. No es así.
Hoy día hay muchas más mujeres en la fuerza laboral, y en la mayoría de los hogares la entrada de dinero es compartida, pero con todo y esto pedir igualdad continúa siendo tabú. Partamos del punto de que más mujeres que hombres en Estados Unidos se han graduado de la universidad (de acuerdo al último censo la cifra es de 37% entre las mujeres y 35 % entre los hombres), y hoy las mujeres conforman un 49 % de la fuerza laboral. Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, son cifras que reflejan la base para la igualdad. Es cierto que hay temas de hombres y temas de mujeres en casa, pero hoy día muchos hombres hacen cosas que se consideraban de mujeres y viceversa. Pedir los derechos a la igualdad que tenemos como mujeres en la sociedad no es una revolución feminista, debería ser una práctica habitual del año 2013.
La revista Time asegura que las compañías estadounidenses estructuran su día laboral alrededor de la expectativa de que alguien más cuida la casa. Asegura que tan sólo un 4 % de las compañías en la lista de Fortune 500 son lideradas por mujeres. Y si tenemos en cuenta que más mujeres se gradúan hoy de la universidad, algo anda mal. Empezando porque según el Centro para el Trabajo y la Familia del Boston College, solamente un 39 % de las mujeres regresan a trabajar tiempo completo después de que tienen chicos. Con más igualdad de salarios y condiciones en casa seguramente el porcentaje fuera mayor. Muchas mujeres no quieren dejar su profesión, y quieren mejorar. Pero de nuevo, temen decirlo. ¿Cuántas se quejan frente a un superior? Pocas. Y es entendible, hay muchas mujeres hoy cabeza de familia.
El Centro de Investigaciones Pew divulgó este pasado 14 de marzo, un informe que asegura que los hombres en la semana dedican un 37 % de su tiempo al trabajo, un 10 % a la casa y un 7 % al cuidado de los niños. Las mujeres, 21 % al trabajo, 18 % a la casa y 14 % a los niños. Las cifras lo dicen todo: hoy ser una mujer feminista, no es ser una mujer distinta, es entender que la mujer merece el mismo trato que el hombre en la fuerza laboral, y claro está, en casa. Sheryl Sandberg, de Facebook, con su iniciativa llamada “Lean In”, lo entiende bien. Para la mujer, sí es posible tenerlo todo.