Reforma para estudiantes en EEUU

Sabina Covo

Mientras se sigue hablando de una muy posible reforma migratoria para este año 2013, hay miles de niños indocumentados en Estados Unidos que se gradúan de la secundaria y no pueden estudiar en la universidad. Y no pueden por dos razones, la primera porque sus padres no son residentes legales del estado en el que viven y no catalogan para los descuentos de ser residentes en las universidades públicas del país, y el segundo porque ellos mismos no catalogan para el descuento cuando no viven con sus padres. Esta política, después de que estos niños pudieron estudiar la primaria y la secundaria pública, es un tanto ridícula, sobre todo si en la mayoría de los casos sus padres pagaron impuestos.

Estoy segura de que uno de los factores que mejoraría la economía de cualquier lugar sería dejar que estos chicos estudien en la universidad. Entre más profesionales capacitados tenemos, más empresas son creadas, y más se mueve la economía. Ese es el sueño de cualquier país. Las condiciones varían según el estado, pero uno de los que más situaciones de este tipo presentan es la Florida por la gran cantidad de inmigrantes que el estado ha recibido.

El típico caso es el del joven que vino a Estados Unidos traído por sus padres cuando no sabía ni leer ni escribir, siendo un bebé. El único país que estos chicos conocen es Estados Unidos. Hablan un inglés perfecto, conocen la historia norteamericana, fueron criados aquí. ¿Uno es de donde nace o de donde lo crían? Es doloroso que sean considerados menos norteamericanos debido a los actos de sus padres, que en la mayoría de los casos lo único que buscaban era una vida mejor, precisamente para sus hijos.

En Estados Unidos la matrícula en una universidad pública oscila entre $1,500 y $3,500 por semestre si uno tiene el descuento de residente del estado. Si no lo tiene, paga desde $7,000 el semestre, en lo que se llama out of state tuition, o matrícula de fuera del estado. Usualmente estas matrículas son pagadas por estudiantes extranjeros pudientes que vienen a estudiar a Estados Unidos.

Una de las medidas que ha implementado el presidente Barack Obama es que de manera temporal los llamados Dreamers o Soñadores que cuenten con los requisitos, la edad y el tiempo de estudio en el país podrán estudiar y trabajar. El representante José Javier Rodríguez ha tratado esta semana de presentar en la Cámara de Representantes de la Florida una modesta enmienda a la ley que le hubiera otorgado potestad a las entidades para ofrecer programas asequibles de precio de matrícula de residente para los Dreamers del estado. Un programa que a mi parecer no hubiese ofendido a nadie, más bien hubiese solucionado muchos problemas. ¿Acaso no queremos más profesionales?

La mala noticia es que la enmienda ni siquiera fue discutida en la legislatura; el líder de la mayoría de la Cámara no autorizó su discusión. Me ha dicho el representante Rodríguez (es su primer año en la legislatura del estado), con un tono de voz que claramente expresaba su decepción, que no la podrá presentar nuevamente este año.

Esperemos que el año entrante ya halla reforma migratoria, pero es una lástima porque cuando un joven tiene ganas de superarse y estudiar lo más triste que hay es que algo le rompa sus sueños, sobre todo en el país que lo vio crecer.