Por: Sabina Covo
Una nueva encuesta de la NBC junto con el Wall Street Journal asegura que el 49% de los encuestados está en desacuerdo con la nueva ley de salud a pocos meses de que se haga efectiva. Muchos piensan que sus familias estarían mejor sin dicha ley y solo un 37 % de los encuestados opinan que es una buena idea. Un golpe fuerte para el presidente Obama, pero sobre todo para los demócratas moderados. Recordemos que el ala más liberal del Partido Demócrata estuvo escéptica con la reforma a la salud porque para ellos un país como Estados Unidos, con un sector de salud pública que tiene y gasta tanto dinero, debería estar a la altura de muchas otras potencias con un sistema de salud pública universal que sirva a toda la población. Yo estoy completamente de acuerdo. Es inaceptable que en Estados Unidos haya tantas personas sin seguro médico pero apoyo la reforma de salud porque es un primer paso a un mejor sistema, sobre todo cuando me entero de casos como el de un bebé llamado Nixon, que por el maltrato de una compañía de seguro médico podría quedarse sordo de por vida.
El caso de Nixon es muy particular porque él sí tiene seguro médico, pero la compañía no cubre el procedimiento, dejándolo así en un limbo en el que no puede recibir ayuda gubernamental por estar asegurado, pero mal asegurado, y no puede cambiarse de plan por una condición preexistente. Estos son los casos típicos que la reforma de salud debería poder evitar. Nixon es un angelito que nació con las plaquetas bajas, y que tiene una pérdida auditiva profunda. United Healthcare, la aseguradora, le ha negado la cobertura a un procedimiento que podría ayudarlo a oír. Más del 90% de las aseguradoras del país, según cuenta el padre de Nixon en la página change.org, cubrirían este procedimiento. Ellos han empezado una petición pública para presionar a la compañía a que los trate de manera justa.
La nueva reforma de la salud que entrará en vigor en el 2014 establece que todos los estadounidenses deben tener seguro por ley. Los que no tengan el dinero para comprar el seguro médico recibirán subsidios gubernamentales, mientras que los más pobres continuarán con el seguro del gobierno, Medicad, y el Medicare para los ancianos seguirá intacto. Se estima, según el último censo, que más de 50 millones de personas en Estados Unidos no tienen seguro médico, una cifra alarmante y costosa al sistema, porque cuando estas personas se enferman de urgencia tienen que ir a la sala de emergencia y quedan con cuentas impagables de miles y miles de dólares.
Recientemente se publicó un informe federal que muestra que el costo de la medicina privada no está regulado y un procedimiento que cuesta US$ 8.000 en un hospital puede costar US$ 38.000 en otro sin ningún problema. Entre otros beneficios la reforma de la salud asegurará que las compañías de seguro privadas no podrán negar servicios por condiciones preexistentes. Este punto es importantísimo porque ayudará a niños como Nixon y muchos otros a conseguir cobertura de salud.
Es doloroso que salvar y mejorar vidas sea un negocio de tal magnitud. A la reforma de salud, por falta de apoyo en el Congreso, le faltó tocar muchos temas que mejorarían las vidas de todos. Pero es un paso. Por esto no deja de alarmarme que en muchos casos, por falta de información, por desconocimiento o por hacer la vista gorda a los problemas sociales, muchas personas pasan por alto casos como el de Nixon.