Por: Victoria Donda Pérez
La forma en la que el ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación eligió presentar los logros de su gestión y el plan para el año próximo me genera una mezcla de indignación y asco. ¿Por qué? Porque la ex ESMA es, como muchos dijeron, un espacio donde se debe celebrar la vida. También ha sido, cada 24 de marzo, el lugar que se eligió desde distintas organizaciones de derechos humanos vinculadas al Gobierno Nacional y desde diferentes ámbitos del Poder Ejecutivo, para conmemorar, para recordar, para realizar actividades de las más diversas. Ninguna de estas actividades incluía un brindis con “asadito”. Cuando escuché la noticia primero pensé que era un error. Luego que lo verifiqué, no podía salir de la bronca, la indignación y finalmente la tristeza. Los compañeros que sobrevivieron, y que desfilan por los juicios como testigos desde hace muchísimos años, relataron infinidad de veces cómo los milicos, cuando alguien moría allí y faltaba para el día que se tiraban los cuerpos al mar, cremaban sus cuerpos en una parrilla y a ese rito lo llamaban “el asado”.
Por eso es que parece inverosímil que el ministro Alak haya convocado a un festejo justamente con un asado, es como si algún ministro alemán convoque a una barbacoa en Auswitch.
El hecho de que además, como denuncian los delegados de dicha cartera, hayan presionado a los empleados para que vayan sí o sí en sus micros, realmente me preocupó. No porque me sorprenda el nivel de autoritarismo, sino por que esa forma de ejercer el poder, ligado a la noción de que se puede hacer cualquier cosa, que toda barbaridad está permitida. Total, somos millones de argentinos idiotas que no queremos que se aplique la Ley de Medios o empleados de Magnetto. Esta es una práctica absolutamente peligrosa.
Por todo esto es repudiable ese festejo en ese lugar y con ese asado. La ex ESMA la concebimos, sin discusiones desde la mayoría de los sectores políticos del país, como insignia de lo que no queremos que suceda Nunca Más. Para eso entendemos que debemos educar a las actuales y futuras generaciones en el ejercicio de la Memoria como un derecho y un valor de la Democracia, que básicamente nos garantiza una vida digna a todas y todos. Lo que hace el gobierno con estos actos es frivolizar, usar y descartar y de ese modo insultar la memoria de quienes ahí murieron, quienes ahí sufrieron, quienes ahí nacimos y quienes lucharon incansablemente por buscar a sus seres queridos, enjuiciar a esos genocidas y dejar un mensaje verdad y justicia al resto del mundo.
Exigimos del ministro Alak sus disculpas y que renuncie ya, porque que es el encargado de planificar cómo se sostienen las políticas de memoria desde nuestro Estado para que quede como un principio valioso para toda la sociedad y no de desvirtuar un lugar tan simbólico de esos años de sangre como la ex ESMA y convertirlo en un festín.
Queremos que donde hubo muerte brille la vida, no la ausencia de principios, de sensibilidad y falta de respeto. Queremos que Nunca Más haya una dictadura. Queremos que la ex ESMA sea de la sociedad argentina. Y queremos un funcionario que se haga cargo de llevar adelante políticas en ese sentido.
Cori y Pato, ¡gracias por ser mis padres! Gracias por el amor con el que me engendraron y con el que Cori me parió en la ESMA. Sólo espero encontrarte, sé que no estás entre las cenizas de la parrilla.
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