Por: Adrián Ravier
Lo que mucha gente percibe como la crisis del capitalismo, otros lo percibimos como el fracaso del Estado de Bienestar. Me propongo en este artículo analizar el caso de España y proponer una solución.
La crisis del Estado de Bienestar español
Con matices, el caso de España se puede resumir en unos pocos párrafos. España ingresó a la Unión Europea en 1993 y desde entonces se esforzó por equilibrar sus cuentas y cumplir con el Tratado de Maaestricht. Este tratado imponía a los países miembros cierta disciplina fiscal, limitando el déficit público y los niveles de endeudamiento.
España no lo hizo mal en un comienzo. Sus cuentas estaban prácticamente equilibradas. Pero la burbuja inmobiliaria llegó, y muy pocos analistas comprendieron su naturaleza. Zapatero se encontró entonces con elevados niveles de recaudación tributaria, que a su vez crecían cada año, y decidió entonces elevar los niveles de gasto que el pueblo siempre demanda. El Estado de Bienestar encontró en Zapatero su máxima expresión. Pero la burbuja inmobiliaria se desinfló y con ello la recaudación tributaria cayó en picada. Ante la atenta mirada de Zapatero y el pueblo español lo que era una “economía sana y equilibrada” se convirtió en una “economía deficitaria”.
El gobierno de Zapatero comenzó un tibio ajuste, pero la situación lo desbordó y el pueblo lo castigó en las elecciones. Llegó Rajoy prometiendo más ajuste y la gente avaló su propuesta. Pero al llegar al gobierno, no tuvo el coraje para avanzar lo necesario. Distintos analistas muestran que no hubo ajuste, graficando que el gasto y el déficit no ceden.
Cada discurso del nuevo Presidente transmite aún más dudas, y la actividad económica se resiente, continuando con la baja en la recaudación fiscal. El déficit permanece. “Indignado” el pueblo sale a la calle, pero nadie comprende el mensaje, porque la solicitud es tan heterogénea como los individuos que gritan “basta”.
El fin del Estado de Bienestar y el Presupuesto Base Cero
España no puede sostener hoy el Estado de Bienestar desarrollado por Zapatero. Alemania “ayuda” en una transición hacia la normalización de las cuentas, pero sin ajuste, el objetivo no se alcanza. El desempleo sigue aumentando, y por ello muchos españoles hacen sus valijas y abandonan su tierra, migrando hacia América y otros destinos, tal como ocurrió hace alrededor de un siglo.
Pero hay una gran diferencia. Hoy no hay guerra. Hoy sólo hay un ilusorio Estado de Bienestar que pide a gritos ser corregido. Se necesita para ello una reforma integral del Estado que permita ordenar las finanzas públicas y terminar con los desequilibrios.
Está claro que el ajuste es doloroso, pero la fiesta de gasto no puede continuar. Es por ello que propongo que volvamos sobre una herramienta poco estudiada, aun por los economistas. Se trata del “Presupuesto Base Cero” o el “Zero Based Budgeting” (ZBB).
El presupuesto base cero tiene su origen en el mundo de la empresa, específicamente en 1970, cuando Peter Pyhrr, su creador, lo introdujo en la empresa americana Texas Instruments. El caso fue exitoso, y poco a poco se extrapoló a otras empresas, hasta que en 1971, Jimmy Carter contrató a su creador para aplicar la herramienta a la administración estatal. Primero como gobernador del Estado de Georgia, luego como Presidente de los Estados Unidos, Carter utilizó esta herramienta para enfrentar el proceso inflacionario de los años 1970.
Con el tiempo la práctica se extendió exitosamente al Reino Unido, Singapur, Nueva Zelanda y algunos otros estados de Norteamérica. La mayor ventaja de este sistema, es que ignora la práctica habitual de considerar el gasto del año anterior y sumar algo más de dinero a cada partida. En este caso, se ignora la historia presupuestaria del gobierno municipal, provincial o nacional, y se reconsidera, o reevalúa, la necesidad de cada partida, tanto histórica como nueva. En otras palabras, se busca que se vuelva a justificar cada una de las partidas del nuevo presupuesto.
Algunos analistas insisten en que esta propuesta requiere de mucho tiempo, puesto que se debe reelaborar todo el presupuesto, o más bien, volver a discutir cada función del estado. Mi impresión es que esta herramienta debieran utilizarla todos los gobiernos, al menos una vez cada década, justamente para mejorar la calidad del Estado, pero especialmente en casos de crisis fiscales como la del Estado de Bienestar Europeo de hoy.
Ya es demasiado tarde para reelaborar el presupuesto 2013. Pero existe la oportunidad de empezar a debatir el cambio que España necesita para el presupuesto 2014. Rajoy tiene en sus manos la posibilidad de pasar a la historia como el Presidente que resolvió la crisis, o bien, si mira para otro lado, observar como España abandona la Unión Europea y vuelve a los procesos inflacionarios que la han caracterizado durante gran parte de su historia.