Por: Adrián Ravier
Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri coincidieron en La Pampa para contribuir a las campañas políticas de Fabián Bruna como candidato a gobernador y Javier Mac Allister como candidato a senador por la provincia.
Ambos expusieron en La Pampa sus formas de hacer política: Ni Macri se hubiera sentido cómodo ante 3000 personas de La Cámpora en el Club Estudiantes (ubicado en el centro de Santa Rosa), ni la presidente Fernández de Kirchner hubiera aceptado una conferencia de prensa para responder preguntas de los medios no oficialistas.
Antes del discurso de la Presidente por cadena nacional, el actual gobernador de la provincia de La Pampa, Mario Jorge, expuso un emotivo -y quizás exagerado- agradecimiento a la Presidente por el apoyo financiero a varios proyectos en la provincia durante la última década. Apoyó su gestión en todo el país y enfatizó particularmente sus negociaciones por el río Atuel, los avances de industrialización de La Pampa, la diversificación en la producción y el valor agregado en varias industrias, como la porcina y la bovina.
No está de más decir que los pampeanos esperaban más bien un reclamo por el río Atuel y los fallos incumplidos de parte de la provincia de Mendoza. Tampoco está de sobra señalar la indignación de los pampeanos al notar que la industrialización y la diversificación en la producción son solo un párrafo más en el relato oficialista. En estos doce años ha habido muchos ganadores, pero ni la industria, ni la producción bovina y porcina representan precisamente a los sectores beneficiados por el modelo.
A continuación la Presidente ofreció un discurso para “sus soldados” -esas fueron sus palabras- en cadena nacional y en teleconferencia a otras provincias, lo que permitió que se desviara de la olvidada provincia de La Pampa y enfatizara un salpicado de inversiones en diversas zonas geográficas tomadas de manera arbitraria, pero ignorara los 22 meses consecutivos que lleva en caída la industria nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
En su discurso hizo hincapié en el federalismo de su gestión, olvidando que nunca los recursos estuvieron tan concentrados en el gobierno nacional como durante sus dos mandatos, lo que se utilizó para tener de rodillas a los gobernadores de todo el país, así como también a los miembros del Congreso, los intendentes y todo el resto de los actores políticos.
Solo al cerrar su discurso la Presidente pareció recordar el motivo de su visita a la provincia: apoyó a Mario Jorge en su decisión de candidatearse a intendente para fortalecer las chances de Bruna como gobernador, y dedicó un párrafo a la importancia de conseguir alternancia en el poder -quizás el único aspecto que comparto en su discurso-, pero pareció olvidar nuevamente su fallido interés en “eternizarse” en el poder nacional, al suceder a su marido, el fallecido Néstor Kirchner.
Mauricio Macri, por el contrario, tuvo un perfil bajo en su visita a La Pampa. Se reunió con vecinos que habían solicitado conversar con él y apenas ofreció una conferencia de prensa en el hotel La Campiña para un puñado de medios locales. Acompañado por Javier Mac Allister, lo primero que tuvo que responder fue al ataque de la Presidente a las formas de la campaña del PRO, quien había enfatizado en que “no se gobierna el país con chamuyo y globito”. Macri sonrió y respondió: “Tiene razón. Por eso vamos a gobernar después del 10 de diciembre.”
Macri señaló que el país necesita un proceso de normalización y se preguntó por qué se sigue mintiendo con la inflación, con los datos de pobreza y en general con las estadísticas del INDEC.
Respondió preguntas abiertas de los medios acerca del rol de la mujer, de las elecciones de Santa Fe, de las inversiones en infraestructura y demás. No hubo sorpresas respecto a lo que la opinión pública ya conoce de este candidato.
Quizás corresponde cerrar esta breve nota con una mención al otro candidato presidencial, Daniel Scioli. Llegó a La Pampa con la delegación que acompañó a la Presidente, pero resulta extraño que solo ofreció silencio.