La nota publicada días atrás en Infobae, referida al Plan FinEs, que desde el mismo título sugiere que el gobierno quiere generar un ejército de analfabetos funcionales, es ofensiva, miente en cuanto las intenciones, y preanuncia el desdén que en todo su desarrollo manifestará.
Se desconoce el mandato de la Ley de Educación Nacional (LEN) 26.206, a partir de la cual la sociedad argentina se autoimpuso la obligatoriedad del Nivel Medio. Ante tal desafío -y en el marco de las distintas acciones destinadas a garantizar el derecho a la educación a todos los jóvenes y adultos que no habían iniciado o completado sus estudios-, desde el Estado nacional decidimos generar el Plan FinEs, con posibilidades educativas diferenciadas, creativas e inclusivas. Puntualmente responde al artículo 138 de esa ley, referido a la finalización de estudios primarios y medios.
Desde su puesta en marcha, en 2008, se han inscripto 1.789.600 alumnos adultos para todas sus modalidades. Originalmente nació para dar respuesta a aquellos que no habían podido obtener el título secundario y por eso se aplicó, en principio, a los que sólo debían algunas materias.
No es una vía “express” como se dice para descalificar. El 90% de los egresados adeudaban entre 1 y 3 asignaturas. La fortaleza de la propuesta ha sido lograr que los alumnos que terminaron de cursar la secundaria sin obtener el título, porque adeudaban algunas materias, puedan acceder a un sistema de tutorías personalizadas para llegar a ese objetivo.
Los que ingresan deben ser mayores de 18 años, tener aprobada la educación primaria y presentar el certificado de la escuela donde finalizaron ese nivel educativo, y se les ofrecen estrategias pedagógicas adecuadas.
Eso no implica que estudien menos o sigan una trayectoria educativa de baja calidad. Por el contrario, el Plan de Estudios es que rige en cada una de las provincias para el Nivel Secundario de Adultos, porque son las provincias quienes implementan esta alternativa, de acuerdo con sus normas vigentes.
El Consejo Federal de Educación estableció para la Educación de Jóvenes y Adultos una carga horaria mínima para todas las provincias de 1.600 horas para el nivel primario y 3.000 para el nivel secundario. Por lo tanto, los planes de estudios que se cursan a través del Plan FinEs tienen como mínimo esta carga horaria aprobada por todos los ministros de Educación del país. (Resolución 118/10 CFE)
La nota desconoce que la Educación de Jóvenes y Adultos, cuyo encuadre legal es la Ley 26206, tiene entre sus principios una organización adecuada a la población destinataria, sea ésta Especial, Rural, Hospitalaria, etc. Se trabaja con tutorías, clases intensivas y materiales de apoyo. Con mala intención se sugiere que tutor no es lo mismo que docente, y que una sede no es una escuela, como si se tratara de categorías devaluadas.
Reitero que se implementa con las normas de cada provincia, por ende, todos los educadores del FinEs deben poseer título docente habilitante o supletorio, y deben cumplir los requisitos estipulados para ejercer esa función. Nunca desde el Estado nacional hemos alentado a que se incorporaran a través de otros mecanismos.
Desde nuestro Ministerio sostenemos una política educativa para jóvenes y adultos que reconoce que todo proceso formativo debe asumir como punto de partida la heterogeneidad de los sujetos a quienes va dirigida. Estamos convencidos de haberles hecho el tránsito más amable a quienes tenían algunas materias pendientes para llegar a obtener el título y no podían destrabar ese obstáculo. No se trata de un hecho de demagogia ni de facilismo, sino ofrecer una alternativa diferente al adulto, que sigue los preceptos originarios de la Educación de Adultos.
Nada saben de Educación de Adultos -cuyos fundamentos fueron construidos en base a la pedagogía de Paulo Freire y otros, hace más de 50 años-, quienes creen que por tomar clases en un club, una iglesia o un sindicato o contar con horarios adecuados a la vida laboral y familiar de un adulto, educamos peor o con menos exigencias.
Resulta un acto de soberbia afirmar “que cualquier sede funciona como espacio educativo”. Sí, absolutamente sí, los espacios no tradicionales pueden funcionar como espacios escolares. Digo más, quizás no haya fin más noble para un local de una agrupación política -sobre todo si tiene arraigo en nuestra tradición nacional y popular- que brindar entre sus diversas actividades la posibilidad de que personas jóvenes y adultas accedan al derecho a la educación. Los portavoces de la tesis del “adoctrinamiento” son los mismos que permanecieron en silencio en la más larga noche del terror de la última dictadura militar.
Muchos argentinos y argentinas adultos no llegan a las escuelas; ese camino lo perdieron por diversas razones; por eso hay que ir a buscarlos adonde están, tenderles puentes, abrirles puertas, contribuir a que pierdan el miedo al fracaso, que ya tuvieron.
Hace 40 años comencé mi tarea educativa en Centros secundarios de Adultos, esa es mi formación originaria, y desde ese tiempo, sostenemos los mismos objetivos. Di clases en sindicatos, en talleres de empresas del Estado, en sitios de una gran potencia simbólica, donde circulaba la educación en su más profunda hondura, la enseñanza y el aprendizaje, el respeto y la dignidad.
Los cursantes son compatriotas que no piden que el Estado les regale nada; solicitan que se les de una posibilidad, y eso hacemos. Por eso, reivindicamos la inmensa potencialidad de la semi – presencialidad como una estrategia educativa adecuada para esa población joven y adulta.
Tampoco es cierto que el Plan tenga la intención de destruir el subsistema de educación de adultos. Las escuelas de adultos, primarias y secundarias tienen su propia población, y nuestro ministerio tiene políticas para esas instituciones.
Estamos en democracia y pedimos un mínimo de respeto. La nota, con gran ligereza, habla de “bastardear una bandera”, habla de “espíritu clientelar y de fraude”. Falso, mentiroso, inexacto, ofensivo. Coincidimos en que nadie puede llevarse un título en 6 meses; ya expresamos que cerca del 90% de los egresados solo adeudaban materias. Ayer en reunión del Consejo Federal de Educación planteamos el tema, y el pleno de los Ministros ratificó la importancia del Plan y necesidad de desarrollar -como en toda acción- una evaluación permanente de su implementación.
Los más de 500.000 argentinos y argentinas que han accedido a un umbral de mayor dignidad a partir de lograr su título secundario son los destinatarios principales de esta política pública. La patria es el otro, dijo para siempre nuestra Presidenta; sobre todo aquellos “otros” que durante tanto tiempo fueron las mayores víctimas de la ausencia del Estado.