Por: Carlos De Angelis
Como escalador de la cara más oculta de la montaña viene lentamente subiendo en las encuestas Florencio Randazzo.
¿Existe el espacio para la incorporación de un cuarto candidato, en el ya fragmentado proceso preelectoral? Los votantes parecen obligados a optar sí o sí, entre los tres contendientes principales: Scioli, Macri y Massa. Desde aquí, muchos ciudadanos muestran el desaliento por una oferta electoral constreñida a este triángulo equilátero, cuyos lados se identifican más por sus parecidos que por sus diferencias.
Florencio Randazzo, que debe su nombre de pila a la gratitud familiar al doctor Florencio Escardó, se va posicionando, como les gusta decir a los expertos en marketing, mediante una estrategia muy particular: el cuidado de los trenes. Es desde 2007 Ministro de Interior de Cristina F. de Kirchner. Esa cartera es la sombra gris de lo que supo ser, el “ministerio político”, y que fuera desplazado como centro de poder desde la creación de la Jefatura de Gabinete pos reforma de la Constitución en 1994.
La tragedia de Once, ocurrida en febrero de 2012, donde el tren Sarmiento embistió a la estación muriendo más de 50 personas provocó un sismo político. El resultado político es que a mediados de ese año, el gobierno transfiere la Secretaría de Transporte al Ministerio del Interior, quitándola del organigrama al cuestionado Ministerio de Planificación. Desde ese momento, lo que parecía ser un salvavidas de plomo, tener a cargo un sistema de transporte raleado, en pésimas condiciones y de alta peligrosidad, Randazzo lo vio como una oportunidad para reconstruir, aunque sea parcialmente la red de trenes.
Existe una vieja historia sobre dos aspectos que siempre fueron considerados estratégicos y caros al sentimiento nacional: ferrocarriles y petróleo. Menem logró, como hacían los protagonistas de la película Hombres de Negro, borrar de la memoria de los argentinos el valor de esos activos en manos del Estado. De esta forma pudo vender YPF casi sin cuestionamientos y logró al ritmo de “ramal que para, ramal que cierra”, desguazar la estructura ferroviaria de pasajeros, que en algún momento estuvo entre las más extensas del mundo. Cabe señalar, un hecho pocas veces conectado a esto, el desmembramiento del sistema de trenes se correlaciona con el ascenso de los camioneros y su dirigente más característico: Hugo Moyano.
En una sociedad que comienza a hacer un novedoso y saludable reclamo por “la gestión”, es decir la solución de los “pequeños” problemas, “el hombre de los trenes” se muestra como activo gestor en la recuperación de la red ferroviaria. Esto le otorga una ventaja estratégica por sobre sus competidores, puede mostrar “gestión nacional”, sin tener que hacer la comparación forzada de Macri en el slogan “si lo hicimos en la ciudad, lo podemos hacer en el país”.
¿Cómo impacta esto en la interna del Frente Para la Victoria? Mucho. Dentro de una larga lista de dirigentes con expectativas nacionales, pero que no mueven la aguja del amperímetro, comienza a surgir uno, que empieza a disputarle en el “mano a mano” distritos en el interior de la provincia, en el Gran Buenos Aires e incluso en la ciudad de Buenos Aires. Scioli y equipo que pensaban pasar por un armado tenso de listas, pero unas PASO tranquilas, se verán obligados a un replanteo de estrategia si el oriundo de Chivilcoy sigue en su lento y ascendente posicionamiento.
¿Cuáles son las debilidades de Randazzo? Como en las parábolas orientales su propia fortaleza es la fuente de su debilidad. Es miembro de un gabinete donde es muy difícil brillar con luz propia por decisión de la Presidenta, y eso lo deja muy dependiente de variables y decisiones que no controla. Además requiere de ingentes recursos económicos en una campaña que promete ser millonaria, debe desplegarse en un interior del país que no lo identifica y plantear propuestas que no se le conoce en el desierto de las plataformas electorales.
El proceso de las elecciones nacionales de 2015 todavía esconde algunas sorpresas, ¿será esta una de ellas?