Por: Carlos Maslatón
El gobierno de Nicolás Maduro está decidido a quedarse en el poder. Veo mucha gente opositora al chavismo ilusionada con la resistencia pacífica y citan a Mahatma Ghandi y a Martin Luther King como modelos posibles de combate político exitoso para Venezuela. Estimo se equivocan gravemente si creen que se pueden repetir allí las reacciones contra los procesos coloniales o segregacionistas de gobiernos que eran opresores pero que tenían comportamientos políticos relativamente civilizados. Para que den resultado los métodos ghandianos se necesita que quienes lo sufran (los ingleses y similares) se sientan avergonzados con la protesta y teman matar a los opositores. En Venezuela no hay tropas de ocupación inglesas ni tampoco hay norteamericanos moralistas post-vietnamizados que se preocupen por los escraches televisivos o por YouTube o Twitter. Al chavismo, ser visto como violador de derechos humanos, podrá molestarle relativamente y por ahora, pero no va cesar por ello en la represión ni en la consolidación totalitaria y antidemocrática que viene construyendo año tras año desde 1999. Saben perfectamente, con los cubanos castristas, que o encarcelan y matan o se caen. Saben que no pueden ceder ni mostrar debilidad.
La movilización de la oposición venezolana sirvió en estos años para formar aparato político propio y para bajar línea antichavista con buenos resultados, también para ir a elecciones pero éstas demostraron ser todas fraudulentas y prueban cuán fuerte es la determinación de poder chavista eterno. Para no repetir el fenómeno social y político de los cubanos exiliados entre 1960 y 1963 tras la subida de Castro y Guevara, y fracasar así los venezolanos teniendo que refugiarse masivamente en Miami en pleno siglo XXI, los dirigentes del arco democrático deberán si no quieren ser derrotados asumir metodologías defensivas más violentas frente a la dictadura como ser: la huelga general argelina de 1957 por parte del Frente de Liberación Nacional, el sabotaje de los servicios públicos y de los bienes del estado chavista y la guerrilla urbana protectiva en todo el país atacando directamente a jerarcas del régimen en respuesta a las masacres que están sufriendo a manos de Maduro y que se irán incrementando semana a semana. Pueden esperar, si quieren, a sumar 500 muertos propios por razones de imagen y propaganda y para tener mejor justificación moral para la reacción, pero tarde o temprano deberán pelear porque por la línea actual el oficialismo no se rendirá ni, yo creo, tampoco se partirá en dos al estilo división del ejército en simulacro de guerra civil moderada.
Argentina está cinco pasos atrás de Venezuela en evolución de proceso político, con un kirchnerismo que todavía cuida la imagen, pero debe tenerse presente que es igual que el chavismo en determinación y que jamás se irá del poder pacíficamente y por las urnas, simplemente porque no habrá urnas limpias y libres en las instancias políticas decisivas.
Debe anularse también por completo toda ilusión de intervención libertaria norteamericana con desembarco de marines, esto no sucederá, no serviría si ocurriera y no tiene sentido pensar en estas posibilidades después del fracaso yankee en Vietnam y de las patinadas más recientes en Medio Oriente. Los pueblos que reconquistan la libertad deben hacerlo por sí mismos, la ayuda extranjera explícita sólo legitima al dictador, apenas la indirecta con fondos y armas es admisible. Es mi opinión y, sinceramente, desearía estar equivocado. La liberación de las dictaduras cuesta, siempre ha costado, mucha plata y muchas vidas. Es ley de la historia.